Ya han llegado las vacaciones de los niños y son muchas las familias que nos demandan juguetes, actividades o materiales para trabajar con ellos durante el verano. Sin embargo, no es necesario comprar muchos juegos o juguetes para estimular el lenguaje de los más pequeños: las rutinas diarias son nuestras mejores aliadas.

Es muy importante sacar un período de tiempo de nuestro día a día para centrarnos exclusivamente en el niño y dedicarle tiempo de calidad, sin ninguna distracción (sin ruido ambiental, sin pantallas) simplemente jugar y disfrutar con él.

El mejor ámbito para el aprendizaje son nuestras rutinas diarias, en el contexto natural de cada niño. Podemos crear situaciones comunicativas en las cuales estimular el lenguaje de los más pequeños, y potenciar la comunicación. 

Algunos ejemplos de situaciones comunicativas pueden ser:

  • Utilizar el momento de las comidas para trabajar las peticiones:
    • No quiero / quiero.
    • Quiero más / no quiero más.
    • No me gusta/ me gusta.
  • La hora del baño para:
    • Identificar y reconocer las partes del cuerpo.
    • Aprender nuevos adjetivos: frío / caliente, mojado/seco.
    • Aprender nuevos verbos: abrir / cerrar, llenar / vaciar.
    • Las secuencias 1,2 y…3 ¡al agua!.
    • Jugar a sus juguetes preferidos (medios de transporte, animales…) y crear historias.
  • La hora de vestirse o desvestirse para:
    • Identificar y reconocer las prendas de vestir.
  • La hora de la piscina o playa para:
    • Peticiones: “dame la pala”, “quiero más”.
    • Vocabulario nuevo: castillo, arena, toalla, flotador, sombrilla, bañador.
    • Las onomatopeyas: “glu-glu, xof-xof”.
    • Estructuración de frases: “Los niños están jugando”.
    • Interacción social con otros niños: saludos (hola/adiós), la espera y el respeto de turnos.
    • La comprensión y el seguimiento de órdenes: “ves allí y coge la pala”.

¿Qué técnicas podemos usar para estimular el lenguaje de los más pequeños?

  • Expansión: consiste en devolver el enunciado de nuestro hijo mejorando y ampliando su estructura.  Por ejemplo, si el niño dice: <<mamá come>>, podría responderle <<Mamá está comiendo la manzana>>.
  • Extensión: la extensión consiste en un comentario relacionado sobre el tema que ha determinado el niño. Por ejemplo, si el niño dice «gato come», podría responderle «El gato tiene hambre>>.
  • Preguntas de alternativa forzada: preguntas que ofrecen al niño dos posibilidades de contestación, una de las cuales es la correcta. Se le da el modelo correcto de la emisión que queremos lograr.
  • Corrección indirecta: el adulto responde a la emisión del niño con un comentario que corrige su enunciado. Le da un modelo adecuado. Si el niño se autocorrige se le refuerza positivamente.
    • Evitar la corrección directa («así no se dice”, “dilo como tú sabes”, etc.). Utiliza estrategias que favorecen la autocorrección por parte del niño.
  • Recuerda adaptar tu lenguaje al niño:  habla claro y despacio, utiliza un vocabulario sencillo y enfatiza en lo que estés haciendo. 
  • Evita forzar a tu hijo a que hable o a que te repita, simplemente disfruta del momento que habéis creado y… ¡métete en tu niño interior!

Marta Queralt, es logopeda en Red Cenit Valencia

En Red Cenit, disponemos que logopedas especializadas que pueden estudiar cada caso en particular. ¡Pregúntanos! MAIL: SECRETARIA@REDCENIT.COM); TELEFÓNOS: 96 360 16 16 – 609 759 016; VEN A VERNOS (C/ GUARDIA CIVIL, 23 – VALENCIA)