En la actualidad es muy frecuente escuchar hablar de la neuropsicología y de la importancia del cerebro en nuestro día a día, ya que participa en todo aquello que llevamos a cabo tanto a nivel conductual, como cognitivo y emocional.

Es por esto que cuando se realiza una evaluación neuropsicológica, se observan las funciones ejecutivas, que son habilidades cognitivas propias de la corteza prefrontal que permiten:

  • Establecer metas.
  • Diseñar planes.
  • Seguir secuencias.
  • Seleccionar las conductas apropiadas e iniciar las actividades.
  • Autorregular el comportamiento.
  • Controlar las tareas.
  • Seleccionar los comportamientos.
  • Tener flexibilidad en el trabajo cognoscitivo.
  • Organización de la tarea propuesta en el tiempo y en el espacio.

Además, inhiben información irrelevante y ponen en funcionamiento tanto el sistema de atención sostenida, selectiva, como también la memoria de trabajo verbal y no verbal, antes, durante y después de la toma de una decisión.

Debido a la relevancia de dichas funciones, cabe destacar cuán importante es realizar una correcta evaluación.

¿En qué consiste una evaluación neuropsicológica?

La evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas en niños o evaluación de las funciones cerebrales superiores, consiste en la detección y cuantificación de la disfunción intelectual, conductual y/o emocional causada por anormalidades en la estructura o la función cerebral de una persona, pudiendo evaluarse en los casos necesarios los posibles cambios afectivos, conductuales y de personalidad.

Para ello se aplican diferentes métodos de evaluación neuropsicológica que, en conjunto, permiten establecer el perfil de rendimiento cognitivo destacando sus puntos fuertes y débiles.

Etapas fundamentales de una evaluación neuropsicológica

  1. Observación clínica del niño durante el proceso de la evaluación.
  2. Entrevista a la familia donde se recoge la historia clínica y los aspecto más relevantes del desarrollo.
  3. Cuestionarios que han de ser rellenados tanto por la familia como por el colegio o instituto, con el fin de tener información multicontextual.
  4. Evaluación mediante diferentes pruebas estandarizadas de lápiz y papel, las cuales son realizadas por el propio paciente.
  5. Batería de pruebas computarizadas que ofrecen datos cuantitativos
  6. Orientación diagnóstica e indicaciones de la intervención o intervenciones más adecuadas según los resultados y el perfil obtenido.

La evaluación neuropsicológica es clave para una acertada posterior intervención y cobra especial importancia cuando va asociada a patologías ligadas a disfunción cerebral, como pueden ser los trastornos del neurodesarrollo, trastornos de aprendizaje o retraso madurativo.

Del mismo modo, es imprescindible realizar a posteriori un plan de tratamiento donde se ponga en práctica el entrenamiento de las funciones ejecutivas con el fin de mejorar en las áreas necesarias y poder realizar una valoración en el futuro donde se vea el progreso.

Alicia Valls Monzó, es psicóloga y terapeuta en Red Cenit

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