Ya se ha hablado en otros posts de la importancia que tiene educar en emociones desde edades tempranas en los niños. En ocasiones, la falta de tiempo y el ritmo de vida que se lleva actualmente, hace que no podamos trabajar con nuestros hijos estas habilidades emocionales que son tan necesarias. Por eso, dedicar un tiempo al día a trabajar las emociones con nuestros hijos, hará que los niños alcancen una buena inteligencia emocional.

A continuación, mencionaré algunas actividades para desarrollar estas competencias emocionales básicas de forma divertida y sencilla.

  • ACTIVIDADES PARA APRENDER A RECONOCER Y NOMBRAR EMOCIONES
  1. Diccionario propio de emociones: En una libreta, ponemos en la parte superior un título grande con el nombre de la emoción que vamos a trabajar. Después, pegaremos dibujos, fotografías con personas, niños o suyas propias expresando esas emociones y las iremos clasificando. Las fotografías podemos buscarlas junto con el peque, y así se va trabajando también la diferenciación entre unas y otras. Si el niño que realiza esta actividad es muy pequeño, se puede empezar con un par de emociones básicas (alegría, miedo, tristeza, asco, miedo, sorpresa), e ir ampliando a otras más complejas (vergüenza, rencor, odio).Conforme las vamos pegando fotos, podemos trabajar las emociones e ir hablando de ella: cómo la sentimos (físicamente), en nuestro cuerpo, qué cosas nos produce esa emoción, qué pensamientos, qué hacemos o podemos hacer al sentirla, ejemplos de cuándo la sentimos…
  2. Leer cuentos de emociones: en función de la edad, se pueden buscar unos u otros para trabajar las emociones con los peques. Algunos útiles son:
  • El monstruo de colores (Anna Llena). De un año en adelante
  • El bestiario de emociones. A partir de 2 años
  • Las emociones de Nacho. A partir de 3 años
  • El emocionario del inspector Drilo (Susanna Isern). A partir de 5-6 años
  • El gran libro de las emociones. De 7-8 años en adelante
  • Recetas de lluvia y azúcar: para preadolescentes y adolescentes
  1. Memory de emociones: podemos hacer un memory casero, consistente en coger un par de fotografías de un niño expresando cada emoción (las podemos plastificar para que sea más duradero). El juego es como el memory tradicional, que consiste en poner las piezas boca abajo y cada participante las va levantando de 2 en 2. Si son iguales, se las queda. Gana quien tenga más parejas.
  2. Dominó de las emociones (Recurso: Orientación Andújar)-> Es como el juego de dominó clásico pero con un toque especial para trabajar las emociones. Se compone de fichas en las que por una parte está el nombre de la emoción, y en otra la situación que nos provoca esa emoción. Hay que ir juntando las situaciones con las emociones correctas. El juego se cierra sobre sí mismo, no sobran fichas. Podemos encontrarlo para imprimir en el siguiente enlace: https://www.orientacionandujar.es/2014/07/29/domino-de-los-sentimientos-incluimos-la-solucion-trabajamos-las-emociones/

 

  • ACTIVIDADES PARA APRENDER A GESTIONAR LAS EMOCIONES
  1. Rueda de opciones de disciplina positiva. Se trata de una dinámica que proviene de la Disciplina Positiva que ayuda a los niños a recordar opciones para canalizar emociones desagradables como la ira, el enfado, la rabia, la frustración…  Podemos sentarnos con el niño en un instante relajado y que lo veamos receptivo. A continuación, elaboraremos una lista con las cosas que puede hacer cuando se enfada en vez de gritar o pegar. Es primordial que dejemos al niño participar activamente y que intentemos solamente estar, sin darle las soluciones.
    Después, imprimiremos el círculo (PODÉIS DESCARGARLO AQUÍ), elegiremos entre 4 y 8 opciones y fraccionaremos el círculo en tantas partes como ideas hemos escogido. Luego las dibujaremos y/o escribiremos en las porciones, y formaremos la rueda.
    Es útil para que cuando el niño se sienta desbordado y a punto de explotar, pueda auto-regularse, ya que puede recurrir a su rueda para escoger una manera de gestionar esa emoción y ponerla en práctica.
  2. Dibujar nuestras emociones. Un recurso genial para regular y calmar las emociones intensas es dibujarlas mientras las estamos experimentando. Eso ayuda a reconectar nuestro cerebro emocional con el cerebro racional. Al mismo tiempo que paramos, cambiamos de actividad y descargamos nuestra emoción de una forma sana y segura para todos.
    Únicamente debemos colocar un bote de colores y una libreta o montón de papeles en un lugar accesible para los niños. Les explicamos anteriormente que pueden acudir a dibujar su emoción cada vez que lo necesiten (podemos darle un nombre a ese rincón). Todo es válido: pueden garabatear o hacer dibujos más relajados. También pueden romper, arrugar o rasgar el dibujo una vez acabado. Así como hacer más de uno si lo necesitan. Todo vale.Como consejo, podemos acompañar a los niños mientras dibujan e iremos reforzando y verbalizando sus sentimientos: «vaya, ¿así es cómo estás de enfadado? ¡jolin, eso es muchísimo!»; «a ver muéstrame cómo de enfadado estás, ¡vaya!», «¿sigues triste? a ver, vamos a hacer otro dibujo,… bueno parece la tristeza ya ha pasado un poco, ¿no?».
  3. Diario de mis emociones
    La escritura expresiva siempre es un recurso genial al que podemos acudir cuando los niños son más mayores para trabajar las emociones (en lugar del dibujo que está enfocado a más pequeños). Esta actividad consiste en escribir una especie de diario donde intentaremos hacer un pequeño balance del día, empezando por las cosas positivas y dejando para el final las negativas. Básicamente, hay que prestar atención especial al cómo nos sentimos, qué pensamientos tuvimos, cómo actuamos… El diario nos ayuda a aumentar nuestro bienestar porque nos hace más conscientes de las emociones que vivimos, sus causas, sus efectos, los pensamientos que provocan en nosotros, cómo solemos actuar… Además, podemos detectar patrones y nos ayuda a cambiar conductas o pensamientos destructivos por otros más conciliadores y saludables.

Y recordad: “Niños emocionalmente sanos, son adultos más felices”
Fuentes: Orientación Andújar y Club Peques Lectores (Autora: Judith Franch)

Virginia Domínguez, Psicóloga en Red Cenit

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