Las personas positivas se caracterizan por tener la habilidad de expresar lo que quieren de forma amable, abierta, directa y educada, logrando decir lo que desean sin hacer daño a los demás. Poseen una alta autoestima y confianza en sí mismas y la capacidad de ver posibilidades de éxito cuando las cosas se ponen difíciles. Es decir, son asertivos y tienen una gran inteligencia emocional.

Los niños deben aprender a pensar en positivo cuanto antes y por eso Elsa Punset ha pensado en «el frasco de la felicidad”.

¿Qué es el frasco de la felicidad?

Así pues, la técnica de «el frasco de la felicidad» podemos describirla como “un juego” que trata de ayudar a los padres a reforzar una actitud positiva que muchos niños presentan de manera natural y a generarla en los casos que no sea así.  Porque no todos los niños son siempre tan desinhibidios como el estereotipo que la mayoría tenemos en mente, lo que no impide que puedan encarar los conflictos o problemas con una disposición positiva.

Así pues, esta técnica trata de mostrar como enfrentar problemas desde un punto de vista optimista.

¿Como hacer un frasco de la felicidad?

  1. Los padres y los hijos escogen juntos un frasco grande de cristal. Será el frasco de la felicidad. Podemos rotularlo, y lo colocamos en un lugar visible de la casa. Debe ser fácilmente accesible para todos.
  2. Todas las noches los miembros deberán meter una nota con lo bueno que les ha pasado a lo largo del día. Puede ser cualquier cosa: la amabilidad del cajero del supermercado, un abrazo de un amigo, un rato jugando en el jardín, un baño de espuma, una comida rica…Cada uno deberá identificar sus alegrías diarias. Escribir estos momentos sin dejarlos pasar para que el cerebro por la noche no recuerde lo malo, sino que se vaya a dormir recordando lo bueno. Así las decepciones o los momentos menos agradables quedan fuera de la mente. Al escribirlo el cerebro lo fija en la memoria, se dobla el papel y se introduce en el frasco.
  3. Leer los mensajes en familia cuando las cosas se ponen difíciles. Esta es la parte especial de este proyecto. Estos son recordatorios de la felicidad que ha existido otros días de vuestra vida y que seguirán presentes en ella.

¿Para que sirve el frasco de la felicidad?

  • Los peques se acostumbran a reflexionar sobre las cosas buenas que les ocurren a lo largo del día, aprendiendo a valorarlas y a destacar los pensamientos positivos sobre los negativos. A veces pueden ser muy impulsivos e impacientes, y creen que todo es horrible, por lo que esta técnica les demuestra que esa sensación no es real.
  • También aprenden a apreciar los pequeños detalles que a menudo pasan desapercibidos. A todos nos suceden cosas buenas en todo momento, pero no siempre tenemos la actitud y predisposición para identificarlas, sentirlas y disfrutarlas. Pero al fijarlas en el cerebro una vez escritas, su actitud cambiará casi sin darse cuenta.
  • Aprenden a ser agradecidos. Ser agradecidos es imprescindible también para poder trabajar la empatía hacia los demás y hacia uno mismo. Un niño que aprende a ser agradecido sabrá que sus acciones serán valoradas, se esforzará para conseguir buenos resultados sin ser demasiado exigente consigo mismo, porque sabe que si se esfuerza lo suficiente la recompensa llegará sola.
  • Mejora la comunicación dentro de la familia y refuerza los lazos de unión.

Así pues, si los niños piensan desde pequeños en positivo, cuando sean mayores sabrán encontrar el vaso medio lleno en lugar de medio vacío, y de forma automática. Igual que se lavan los dientes cada día, pueden aprender a pensar en positivo.

Raquel Herrero, psicóloga clínica en Red Cenit Valencia

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