LA ADOLESCENCIA ES UNA ÉPOCA DE CAMBIOS Y TRANSICIÓN, PERO PRINCIPALMENTE ES UNA ETAPA DE DESCUBRIMIENTO DE LA IDENTIDAD Y LA AUTONOMÍA. ¿CÓMO DESCUBRIMOS? PROBANDO. EVIDENTEMENTE, LOS PRIMEROS PASOS EN TODA MATERIA DESCONOCIDA SIEMPRE SE DAN CON TORPEZA. EN EL CASO DEL AUTOCONOCIMIENTO,  EL DESCUBRIMIENTO DURA AÑOS. LOS ADOLESCENTES SE PONEN A PRUEBA EN ASUNTOS SOCIALES, EN CUESTIONES SEXUALES Y, ASIMISMO, CON LAS DROGAS.

Un dato de interés. La estadística de consumo de marihuana y hachís en población entre 14 y 18 años es del 37%. Uno de cada tres consume o ha consumido. Es indiscutible que todos los adolescentes tienen factores de riesgo, pero hay un colectivo con especial vulnerabilidad: los adolescentes con TDAH. Cierto es que estos jóvenes no tienen tendencia natural hacia el consumo, pero las situaciones ambientales son las que les pueden empujar al uso.

El caso del alcohol es especial, puesto que está normalizado y se consume hasta en casa. El ámbito principal de consumo es el ocio y es una droga con menor riesgo de adicción. Al alcohol se le da poca importancia, sin embargo, es de las drogas con mayor deterioro neurocognitivo, más que la marihuana o hachís.

Primordial es conocer las drogas psicodepresoras: el hachís o la marihuana. Ambas son ansiolíticos, por tanto, relajan, disminuyen la ansiedad y el estrés mejorando el estado de ánimo. Aunque su propósito preliminar sea la diversión, los adolescentes pueden acabar por consumirla con otra motivación. Ha de ser causa de preocupación cuando consumen para dormir, para olvidarse de la discusión con su madre, o para bajar la ansiedad ante un examen. Entonces nos encontramos con chicos y chicas con ansiedad por fracaso escolar o estresados por conflictos familiares, muy común en adolescentes con TDAH, descubriendo una sustancia que le sienta bien.

¿Dónde se consiguen las drogas?

¿Por la calle? No, no suelen ser tan temerarios. Se adquieren principalmente en el ámbito escolar y acompañados de amigos; los jóvenes las buscan en un entorno normalizado y de confianza. De esos amigos perciben la información mucho antes que de Internet. Así que todos van a tener oportunidad de, al menos, probarlas.

¿Qué pueden hacer los padres para evitar el consumo de éstas drogas?

Es fundamental dar información neutral. Hay que hablarles de los efectos negativos, pero también de los positivos, porque serán los que conozcan al inicio del consumo. Si al primer consumo sienta mal, tiene un factor de protección, pero en los adolescentes con TDAH es probable que siente bien.

El desconocimiento por parte de los padres es contraproducente, dado que los jóvenes, al tener más información, desacreditan y cierran las puertas de la comunicación. Toda información dada a los hijos la pueden contrastar en Internet. Es por eso que hay que ser riguroso y no mentir.

La primera opción es avivar su autoestima evitando las discusiones innecesarias en casa y las exigencias escolares desproporcionadas. Si se angustian por fracaso escolar y surgen problemas en casa, puede que se junten con otros jóvenes con el mismo problema y creen un escenario favorable al consumo. Cuando se les recuerdan y se les penalizan los errores por sus síntomas, su autoestima se resiente y los adolescentes con baja autoestima tienen más incidencia de consumo de sustancias que el resto.

Huelga decir que la prohibición firme no sirve, pues puede crear efecto rebote y consumo por rebeldía.

La mejor alternativa es el diálogo. Para ello adjuntamos unos consejos:

  • Dar siempre al adolescente con TDAH tiempo para hablar y escuchar sin interrumpirle. Esto demostrará que a los padres les interesa lo que sus hijos opinen.
  • No convertir las charlas en una conversación solemne. En lugar de eso, es más recomendable hablar continuadamente y de forma natural en cualquier momento. Usando noticias, programas de televisión o películas para dar pie a la charla.
  • Pasar un tiempo al día hablando sobre lo que está sucediendo en la vida del hijo o hijos con naturalidad. Esto facilitará las conversaciones cuando surjan temas más complicados como el alcohol, las drogas y el sexo.
  • Buscar junto con los adolescentes con TDAH la información en Internet para que vean que es real y neutral. Por ejemplo, se puede ver el deterioro cerebral en imágenes.
  • No sermonear ni criticar. Es mejor hacer preguntas abiertas como: ¿por qué crees que esos muchachos usaban drogas? O ¿qué crees que le puede ocurrir si consume desproporcionadamente? Los adolescentes responderán de manera más positiva si tienen una conversación real con sus padres.

 

Antonio Ripollés, psicólogo en Red Cenit Castellón