Ningún padre quiere que su hijo su hijo sufra, pero este sentimiento y/o actitud hace que los niños sean los “reyes de la casa” y, por tanto, que tenga consecuencias negativas en su educación y desarrollo. Si se caen corremos a levantarlos, no les llevamos la contraria para que no se enfaden, les hacemos otro plato de comida si no les gusta la que hemos preparado…y así sin darnos cuenta y con la mejor de las intenciones tenemos un niño sobreprotegido que no aprende de sus errores, a calcular riesgos, a conocerse, a respetar límites y a valerse por sí mismo.

Sin duda, la responsabilidad de cualquier padre es proteger a sus hijos, cuidarles, atenderles y darles cariño, pero estos aspectos incluyen implícitamente el derecho a la educación en el sentido más amplio de la palabra, que supone prepararles para vivir en una sociedad en la que no siempre estarás a su lado para ayudarles y protegerles.

Aunque a veces nos cueste, hay que dejar que el niño sea independiente, aprenda a solucionar sus problemas y a hacer las cosas por sí mismo, ya que la infancia es un período de aprendizaje. Si nos entrometemos en este período tan esencial para el niño, cuando sea mayor será incapaz de resolver situaciones cotidianas y aparecerá la frustración y el desánimo personal, así como cualquier patología o alteración del estada de ánimo.

La constancia y la paciencia son los instrumentos que posibilitan que los pequeños crezcan con seguridad y autonomía.

El problema se agrava cuando un niño sobreprotegido tiene algún tipo de dificultad o discapacidad. Hay que adaptar las exigencias a las posibilidades del niño, y nunca pensar que no pueden hacer determinadas cosas. De igual modo hay que poner normas y mantenerlas en el tiempo, de este modo se conseguirá que supere muchas de sus limitaciones y gane en independencia y autonomía. No hay que olvidar que no siempre tendrán a sus padres al lado y deben aprender, ya que en la edad adulta no podrán enfrentarse a cosas sencillas porque tuvieron a alguien al lado que no quería que sufriera más de lo necesario.

Pautas para que nuestro hijo no sea un niño sobreprotegido

  • Déjale tomar decisiones, aunque se equivoque
  • Que sea responsable de sus errores
  • Ponerle normas y hacer que se cumplan
  • Que negocie. Deja, cuando sea posible, que solucione sus conflictos, que aprenda a “negociar” y a llegar a acuerdos con hermanos y amigos
  • Evita intervenir en las “peleas” de niños si no son importantes
  • Que sea autosuficiente en la medida en que su edad lo permita. Que se bañe y se vista solo y recoja sus juguetes aunque sea pequeño y lo haga “mal”

En Red Cenit damos más pautas a los padres, para que la educación de sus hijos les sea más fácil, ya que es una labor complicada y, a veces. no sabemos cuál es la mejor manera de actuar ante algunas situaciones.

Alejandra Setién Grangel, psicóloga y terapeuta en Red Cenit Castellón