¿A quién le apetece saltar a una piscina fresquita en un día caluroso de verano? ¡A nuestros niños!
Dado que el juego es la forma en que los niños aprenden, si les damos ejercicios acuáticos en forma de juego… ¡tenemos la combinación perfecta del verano!

La hidroterapia existe desde hace cientos de años. Los beneficios terapéuticos del agua son tremendos. Cuando un niño está sumergido en el agua puede experimentar sensaciones muy parecidas a la ingravidez. El ejercicio en el agua proporciona relajación y regulación y nos da a la vez mucha información propioceptiva. Si añadimos algunos juegos acuáticos bien diseñados en la rutina de baño de nuestros hijos, podremos favorecer el aumento de la fuerza muscular, la resistencia, el equilibrio, los patrones de ejecución, la capacidad de imitación e incluso las habilidades sociales. La coordinación, no solo la bilateral u óculo-manual, sino la que integra todas las áreas del cuerpo puede mejorar también en gran medida con juegos de piscina. Y si, además, invitamos e integramos a los hermanos, primos, vecinos, o compañeros en el juego, podremos favorecer que nuestros hijos con necesidades especiales vayan trabajando habilidades sociales, adquiriendo confianza y quizás, nuevas amistades.

Si bien hay una gran variedad de productos específicos que se comercializan para la terapia acuática, esta puede duplicarse fácilmente con un poco de creatividad. Los chalecos de natación serán el mayor aliado si tu pequeño no tiene la confianza necesaria para nadar solo. Proporcionarán esa seguridad extra para que tu hijo pueda ir ganando confianza poco a poco. Lo ideal sería utilizar chalecos a los que puedas ir quitando progresivamente flotabilidad.

Otro material importante son los churros de piscina. Ya que la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, será muy importante proporcionar una buena variedad de texturas en el agua, un entorno en el que el niño tiene más facilidad para estar regulado. Cuanta más variedad de materiales encuentres, más experiencia táctil tendrá tu hijo. Churros lisos, con bultitos, hechos de espuma, de plástico, corchos cuadrados, tablas, aletas de manos y pies, barcas hinchables, pistolas de agua de corcho para piscina,…

Algunos juegos acuáticos que os proponemos para este verano son:

  • Montar a caballo en los churros. El niño debe “montar a caballo” y atravesar la piscina de lado a lado, para alcanzar la comida del caballo que estará en la otra parte de la piscina, y después, con las energías cargadas, volver al punto de partida.
  • Coloca el churro en forma de U y haz que tu hijo se siente en él como si estuviese sentado en un columpio. Deberá mantener el equilibrio mientras le lanzamos una pelota que intentará atrapar.
  • Usar los churros como una cuerda de saltar. Con o sin ayuda de otro adulto mover el churro como si fuese una cuerda de saltar por debajo del agua. Este es un reto divertido con el que se trabaja mucho la musculatura de los brazos y el tronco para empujar el churro bajo el agua.
  • Sostén el extremo de una toalla o de un churro y haz que el niño sostenga el otro extremo. Tira de él alrededor de la piscina y en diferentes direcciones. Además, puedes ajustar la velocidad tirando de él de manera rápida y luego cambiar a un ritmo lento. Conforme el niño vaya ganando confianza le pediremos que cambie de posición, boca arriba, boca abajo, de lado,…
  • Las aletas de manos y pies son otro elemento que puede jugar a nuestro favor. Utilízalas para aumentar la resistencia en el agua y trabajar el fortalecimiento de los músculos del pequeño. Podemos soltar corchos pequeños por toda la piscina y pedirle que se desplace para recogerlos y llevarlos a un punto que será el cofre del tesoro. Una manera de graduar la actividad sería añadir pesos específicos para el agua y de esta manera ejercitar aún más los músculos durante cualquier actividad.
  • Puedes usar una barca hinchable como bote salva vidas, barca pirata, canoa… Haz que tu hijo se siente en el interior y sostenga el remo con ambas manos, lo ideal sería un remo con dos palas, una en cada extremo. Una vez hayamos conseguido esto podemos intentar o bien modelando o de manera independiente, entrenar el patrón del remo por los dos lados de la barca. Mientras el niño alterna el remo de izquierda a derecha de su cuerpo, trabaja la conciencia corporal, cruzando la línea media así como la integración bilateral (utilizando los dos brazos a la vez con un único objetivo)
  • Utiliza las pistolas de agua de corcho para derribar objetos puestos en el borde de la piscina. El niño debe utilizar ambas manos para llenar la pistola de agua y después disparar con precisión.
  • Realizar circuitos fuera del agua con prendas de ropa mojada proporcionará a nuestros hijos un extra de presión profunda, como si de un chalequito de peso se tratase, que estimulará los receptores de presión del cuerpo y hará que se integre el estímulo en el sistema nervioso.

Recordad que no hay una manera incorrecta de hacer ejercicio en la piscina. Prácticamente todos los juegos acuáticos que hagan vuestros hijos les ayudarán a desarrollar los músculos y habilidades claves, y esto les beneficiará de manera directa para jugar, atender, moverse mejor, etc… fuera del agua. Lo más importante es divertirse y relajarse. ¡Estaréis ayudando a vuestros hijos a crear recuerdos y habilidades que durarán toda la vida!

Ester TudelaTerapeuta Ocupacional, especialista en Integración Sensorial y fisioterapeuta en Red Cenit Valencia

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