La importancia del juego en el desarrollo de los niñ@s.
Jugar es la principal actividad de la infancia y se caracteriza por ser un acto voluntario, libre, espontáneo y de disfrute para el niño.
La investigación demuestra que jugando, se estimulan un 25% más las sinapsis neuronales del cerebro del niño. El juego enriquece ambos lados del cerebro: los hemisferios derecho e izquierdo.
Los juguetes elegidos y como se juega con ellos, influyen en el potencial de aprendizaje del niño, por ello, debemos facilitarle juguetes que estimulen los 5 sentidos para potenciar su desarrollo integral.
Es importante proveer al niño de tantas experiencias y actividades distintas como sea posible, pero adecuándolas a su capacidad y desarrollo. Así el niño obtiene las primeras sensaciones acerca del color, fuerza, rapidez, distancia, forma, tamaño, peso… manipulando el juguete y jugando con este.
Se ha podido demostrar que el juego es la mejor herramienta para adquirir un buen desarrollo físico y motor, cognitivo, social y comunicativo, así como emocional- afectivo:
El niño va adquiriendo un buen desarrollo motor desde los primeros años de vida, descubre su entorno más próximo al aprender a gatear, caminar, correr, pedalear etc. motivado por objetos y juguetes. Con el movimiento aprende a desarrollar el equilibrio, la coordinación y el control del cuerpo, haciéndose conscientes de sus posibilidades, de su propia fuerza y flexibilidad. Todo tipo de juego motor facilita la adquisición del esquema corporal y el reconocimiento de sí mismo diferente a los demás.
Igualmente ocurre con el desarrollo visomotor cuando un niño alcanza la presión voluntaria para manipular un juguete empieza por madurar la pinza digital, y más tarde consigue una buena rotación de la muñeca que le permite encajar piezas, jugar con plastilina o a las construcciones, pasar páginas, garabatear, pintar etc. todo ello necesario para ir desarrollando la motricidad fina.
Cuando a través de un juguete, despertamos la curiosidad y el asombro en el pequeño, estamos desarrollando su capacidad cognitiva. Al entender cómo funcionan los objetos y el anticiparse a las consecuencias de sus acciones, estamos estimulando la capacidad de aprender y las habilidades que despertamos son la formación de conceptos, memorización, categorización, ubicación espacial, propiciamos la atención para asimilar y comprender la relación causa-efecto. Todo lo que se aprende a través del juego se asimila más rápido y mejor.
La actividad de jugar es insustituible para el desarrollo psicosocial del niño, le permite relacionarse con los demás, crear vínculos, iniciarse en las normas, aprender a compartir, a respetar turnos y todo ello resulta clave para el desarrollo personal social. Cuando juega con otros niños gesta sus futuras habilidades sociales y comunicativas, a la vez que desarrolla sus capacidades lingüísticas. Muchas de las actividades lúdicas desarrollan las funciones del lenguaje y las formas de expresión. La estimulación del lenguaje a través del juego es de vital importancia porque está estrechamente ligado al desarrollo cognitivo y social.
Cuando utiliza el tipo de juego llamado simbólico el niño es capaz de transformar los objetos en lo que desea. Mediante el símbolo interioriza el mundo exterior y lo adapta a sus necesidades así potencia la imaginación, la creatividad y la representación. El niño juega a las casitas, a los médicos, a comprar y vender etc. Para el desarrollo emocional y afectivo, el juego es una vía excelente para expresar y realizar sus deseos y sirve como descarga de sentimientos positivos y negativos, ayudando al equilibrio emocional. El niño utiliza el juego para liberar sus impulsos. se introduce en el aprendizaje de conductas sociales, asumiendo roles y aprendiendo reglas necesarias para conseguir regular su comportamiento y conocer sus emociones.
Actualmente la mayor parte de los proyectos educativos contemplan en su intervención un modelo lúdico por ser el mecanismo de aprendizaje más importante para el niño. Igualmente la mayoría de los pediatras afirman que el juego es la base principal para saber si todo va bien, ya que un niño que no juega es un niño al que le pasa algo. El juego es imprescindible para un sano desarrollo mental del niño.
Pilar Espinosa García, psicóloga y terapeuta de Red Cenit.