Mi día a día con el Autismo.

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Soy pedagoga, y gracias a mi profesión, tengo la oportunidad de trabajar y acompañar a niños, y niñas con Trastorno del Espectro Autista y a sus familias. Cada día, observo la capacidad de estas familias, más allá de lo que conlleva convivir con una persona con autismo, para superar las innumerables barreras que la sociedad, aún presenta en cuanto a la integración, inclusión y comprensión de sus hijos, y/o familiares con autismo.

El autismo, a ellos, les ha comprometido con la sociedad de hoy en día, pero ¿se compromete la sociedad con ellos?…

Cuando trabajas y tratas con personas con autismo, lo primero que  aprendes es sobre ti mismo. Es una gran lección,  entender  cómo somos las personas, y ver realmente la capacidad que tenemos para ponernos en el lugar del otro.

Poder comunicarnos mediante el lenguaje, hace que podamos ir más allá y compartir con los demás, sin quedarnos en nosotros mismos, es decir, que nos socialicemos. Pero, ¿y si tienes dificultades para comunicarte, porque, no tienes las herramientas adecuadas para lograr hacerlo?. Este es el caso de las personas con trastorno del espectro autista, ahí, es donde estamos nosotros y nosotras, los profesionales que nos dedicamos a esto (pedagogos, psicopedagogos, psicólogos, maestros, terapeutas ocupacionales, logopedas…) para reemplazar esta falta. Es mucho más que un trabajo, es un acto apreciado y valioso en el que el ser humano da, sin esperar nada a cambio. Así, nuestra capacidad profesional, y ante todo, la humana se ven aprovechadas al máximo, por cada persona con autismo y sus familias, que son, los realmente importantes y, los que forman parte de nuestro día a día.

Cuando forman parte de tu vida, te das cuenta del sentido y el valor más profundo de la comunicación humana. La comunicación, en este caso, no verbal, nos permite tomar conciencia de las necesidades, los gustos, y las preocupaciones de aquellos que amamos, sin que sea necesaria la palabra o el diálogo.

Cuando nos comunicamos con personas con autismo, el silencio, en muchas ocasiones, expresa todo cuanto es necesario saber. Sus gestos, son poesía que expresan lo que quieren decir.

Cuando hay intención comunicativa, no existen barreras. Y si además, tienes interés en conocer lo que ellos y ellas esperan de ti, lo averiguas y puedes compartirlo.

Por  todo esto, y miles de momentos que iluminan mi corazón, cada día, quería compartir mi reflexión con vosotros, con esta sociedad que NO valora nuestras posibilidades como personas, y muchísimo menos en las personas con autismo. Y sí, se nos valora y mide por la utilidad, eficacia y rentabilidad que se pueda obtener de cada uno de nosotros.

En esta sociedad, que parece no mirar más allá de una simple fachada. La utilidad, la eficacia, la productividad, el consumismo… Nos reducen y nos hacen perder el sentido más profundo de las personas.

Que para mi es, la capacidad o generosidad que nos permite superar el interés por nosotros mismos y poder caminar con el otro, saber lo que necesita, lo que siente, lo que le gusta o lo que le disgusta…

Esas pequeñas cosas, que realmente son grandes y  son valiosas!

Nuestra sociedad, aún no lo sabe, pero necesita las voces de estas personas y las de sus familias. Porque son,  grandes protagonistas. Son aquellos que, a diario, superan retos, y  la heroicidad está en cada uno de sus actos.

Ellos sí aceptan las diferencias, y sí, se enfrentan cada día a las adversidades que se les imponen, con la más grande de las humanidades, personas de las cuales deberíamos aprender y dar toda la importancia que se merecen.

Quiero dar las gracias a todas las familias y niñ@s de mi centro, por hacerme sentir cada día, parte de vosotros y vosotras. Formáis parte de mi vida,  y os necesito tanto o más.

A ti lector, a esta sociedad, os invito a subir en el tren del humanismo, donde juntos lograremos pequeñas grandes cosas.

Gracias compañeros y compañeras del día a día. Gracias equipo de Red Cenit.

Cuando era niña, me decían que yo sola no podría cambiar el mundo, ahora me doy cuenta porque me costaba creerles. Uno mismo puede cambiar cosas en el día a día, sin apenas darse cuenta. Gracias a la vida por darme la oportunidad de formar parte de estas familias y de estos grandes logros.

    Vanessa Civera Gracia

Pedagoga y terapeuta de TEA en Red Cenit.