El pasado 10 de Septiembre fue el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, por lo que aprovechamos este post para promover su prevención y ayudar a terminar con el estigma que sufren las personas con trastornos mentales y/o comportamientos suicidas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el suicidio es un problema multifactorial que se da por una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales. En los últimos años ha habido un incremento de la cifra, llegando a darse en España más de 3.500 casos consumados al año, muy por delante de la cifra de fallecidos por accidentes de tráfico.

¿Qué manifestaciones se dan en una persona suicida?

  • Manifestaciones verbales donde la persona expresa su deseo de quitarse la vida, independientemente de haber planeado o no la manera de llevarlo a cabo. A mayor planificación y concreción, mayor riesgo existirá.
  • Manifestaciones no verbales donde la persona tiende a restar importancia a las ideas suicidas, minimizándolas con expresiones como: “No te preocupes por mí”. Observar un periodo de calma, paz y tranquilidad interna tras una fase de elevada excitación también es un signo de grave peligro, pues la persona puede haber resuelto el conflicto entre el deseo de vivir y el de morir.
  • Identificarse con personas conocidas que anteriormente se quitaron la vida por situaciones similares a la suya.
  • Ciertas conductas que aparecen al preguntar por la idea de quitarse la vida: llanto sin pronunciar palabra, bajar la cabeza y mirar al suelo, quedarse en silencio, mostrar angustia…
  • Hablar a favor de la existencia de un plan suicida, regalar sus bienes, cerrar asuntos pendientes, despedirse de personas…

Es importante tener en cuenta que todos podemos sentirnos así en algún momento o presentar alguna sintomatología aislada. Pero estas manifestaciones son útiles para poner el foco en la persona, siempre teniendo en cuenta sus antecedentes y el momento vital que atraviesa.

¿Cómo podemos ayudar si somos familiares o amigos de una persona que está pensando en el suicidio?

  • Mantenernos atentos a cualquier señal de alarma y tomarnos en serio cualquier manifestación, amenaza o sospecha de suicidio.
  • Hablar y preguntar acerca del estado emocional y los pensamientos que la persona tiene. Es importante no juzgar, pues en ocasiones la persona solamente necesita ser escuchada.
  • Expresar nuestra preocupación por lo que observamos. Ser cálido y empático a la hora de decírselo y de ofrecerle cualquier tipo de ayuda.
  • Hacer hincapié en la temporalidad de las situaciones y la posibilidad de elegir múltiples salidas o soluciones.
  • No dejar a la persona sola. Intentar ganar tiempo, involucrar a otra persona allegada y no prometer confidencialidad. No obstante, es importante evitar situaciones de excesivo control.
  • Proporcionar ayuda profesional adecuada: psicólogos, médicos, asociaciones y servicios de ayuda gratuita.

Si tienes sintomatología similar a la descrita o conoces a alguien de tu entorno que está pasando por un proceso similar, no dudes en buscar ayuda lo antes posible para poder ofrecerte las herramientas necesarias con el fin de afrontar la situación.

Alicia Valls Monzó, es psicóloga y terapeuta en Red Cenit

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