Los niños se pueden mostrar enfadados, desafiantes o responder con agresividad, pero cuando estas conductas perduran en el tiempo, o son graves, se pueden transformar en un trastorno del comportamiento.

Los problemas de comportamiento están frecuentemente  asociados de forma comórbida al TDAH. La prevalencia de niños y adolescentes con TDAH con un  diagnóstico de un trastorno negativista desafiante es del 60% y de un trastorno de conducta es del 40%. Por tanto, un buen tratamiento multimodal de ambos trastornos es clave, tanto sintomatológico como preventivo.

Los últimos estudios indican que la hiperactividad y la impulsividad son los factores de riesgo más importantes para la aparición de los trastornos de conducta. Los patrones más relevantes son los de agresividad, oposicionismo y conductas antisociales como agredir a otras personas, robar, mentir,…

¿Cómo actúan los niños con TDAH ante algunas situaciones?

Los niños con TDAH tienden a actuar de manara desafiante en ciertas situaciones. 

  • No obedecen a órdenes o hacen lo contrario cuando se les pide que hagan cosas que les resultan difíciles o complicadas
  • Tienen arranques emocionales y tienden a crear conflictos desde edad muy temprana. 
  • Estos niños tienden a responder ante los conflictos interpersonales de manera pasiva o agresiva.
  • Sus respuestas emocionales son desproporcionadas a las situaciones, debido a su falta de recursos personales, lo que supone un gran problema para padres y profesores.

Un gran porcentaje de niños con TDAH desarrollan conductas oposicionistas como consecuencia de la frustración que sufren debido al feedback negativo que reciben con frecuencia.

¿Cuáles son los trastornos de comportamiento más frecuentes?

El Trastorno Negativista Desafiante (TND) según el DSM-5, Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales se trata de un patrón frecuente y persistente de conducta:

  • Desobediente.
  • Desafiante.
  • Oposicionista.
  • Enfado/irritabilidad.
  • Vengativa.
  • Culpan a otros de sus problemas.
  • Molestan deliberadamente a otras personas.

Este patrón de conducta se produce hacia personas de autoridad que va mas allá de la conducta infantil normal, siendo excesivo para el nivel de desarrollo del niño y para el contexto socio-cultural.

  • El Trastorno de Conducta (TC) según el DSM-5, Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, se trata de un patrón de conducta persistente  y repetitivo, en el que se violan  los derechos básicos de los demás y se incumplen las principales normas sociales propias de la edad.
    • Tienden a ser egoístas.
    • No se relacionan bien con los demás.
    • Carecen de sentido de la culpabilidad.
    • Son insensibles a los sentimientos y al bienestar del prójimo.
    • Tienden a malinterpretar el comportamiento de las otras personas como una amenaza y reaccionan de forma agresiva.
    • Emprenden acciones intimidatorias, amenazas, peleas frecuentes.
    • Pueden ser crueles con los animales.
    • Pueden dañar bienes.
    • Mienten o roban.

Si este tipo comportamientos se mantiene durante la vida adulta, a menudo conduce al diagnóstico de un trastorno de personalidad antisocial.

¿Qué tratamiento es el más eficaz para los trastornos del comportamiento?

La terapia cognitivo conductual ha demostrado ser la herramienta más eficaz para reducir los problemas de conducta de los niños, adolescentes o adultos con un diagnóstico de  TDAH y para aumentar los comportamientos autocontrolados (Soutullo y Díez, 2007.)

Es necesaria la implicación de los padres y maestros, pues son ellos quienes aplican las pautas en casa o en los colegios.

La terapia cognitivo conductual trabaja aspectos como:

  • La Psicoeducación sobre el diagnóstico de TDAH:entender los síntomas y comprender sus manifestaciones conductuales.
  • Mejorar las relaciones entre padres e hijos a través del entrenamiento a padres en técnicas de control y modificación de conducta.
  • Mejorar/aumentar el cumplimiento  del niño de las peticiones de los padres y maestros y de las reglas y normas establecidas por éstos.
  • Entrenamiento en la capacidad de autoobservación: de la atención, el rendimiento y el comportamiento para mejorarlos. Es necesario necesario tener consciencia de lo que hay que mejorar.
  • El entrenamiento en la resolución de problemas.
  • El entrenamiento en la técnica de auto-instrucciones.
  • Potenciar la organización y planificación de la conducta en función de objetivos y metas.
  • Desarrollo de la inteligencia emocional, autorregulación emocional y manejo de la ira.
  • El entrenamiento en las habilidades sociales.

Si piensas que tu hijo está teniendo un comportamiento que no es el habitual en otros niños, no dudes en contactar con nosotros. Estaremos encantados de ayudarte.

Una detección precoz y recibir apoyo profesional a tiempo, puede ser clave.

Reyes Martínez Borondo, Psicóloga Clínica, en Red Cenit Valencia


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