El próximo domingo se celebra el Día Internacional de la Tolerancia.
Cada 16 de noviembre tenemos una oportunidad para reflexionar sobre cómo convivimos con la diversidad.
En los últimos años, se ha vuelto cada vez más visible, aunque aún no lo suficiente, la importancia de reconocer y respetar la neurodiversidad, un concepto que engloba distintas formas de percibir, procesar y relacionarse con el mundo. La neurodiversidad es un concepto que está cogiendo fuerza y nos recuerda que no todas las mentes funcionan igual y que esas diferencias enriquecen a la sociedad.
Ser tolerantes no significa simplemente “aceptar al otro”; significa entenderlo, respetarlo y valorar su manera única de estar en el mundo, por lo tanto, comprender sus necesidades y aceptar que no todos somos iguales… y que eso está bien.
¿Por qué es tan importante hablar de tolerancia hacia la neurodiversidad?
Tanto en la escuela y en el trabajo, como en la vida cotidiana encontramos personas con estilos de aprendizaje diferentes, formas distintas de comunicarse, niveles diversos de sensibilidad, ritmos propios y capacidades únicas. Sin embargo, la falta de comprensión de la gente puede llevar a que estos individuos sean juzgados, criticados o excluidos.
Promover la tolerancia hacia la neurodiversidad significa reconocer que:
- Las mentes humanas no son uniformes.
- No todas las personas aprenden, sienten o piensan igual.
- La diferencia no es una amenaza o defecto, sino una riqueza.
- No todos se expresan o socializan del mismo modo.
- No todas las capacidades se ven a simple vista.
- Todas las personas merecen comprensión y respeto.
Aceptar estas diferencias mejora la convivencia, reduce el estigma y permite que cada persona se desarrolle con dignidad.
La neurodiversidad es amplia y diversa. Abarca no solo las condiciones más conocidas, sino múltiples formas de procesar, aprender y relacionarse con el mundo. Reconocer esta variedad nos permite desarrollar una tolerancia real y profunda.
La neurodiversidad abarca una amplia gama de variaciones neurológicas, y conocerlas es el primer paso para practicar una tolerancia auténtica.
- Autismo: Las personas autistas pueden tener sensibilidades intensas, necesidad de claridad o formas distintas de comunicarse. La tolerancia implica respetar sus ritmos y evitar juzgar sus comportamientos diferentes.
- TDAH: Quienes tienen TDAH suelen combinar creatividad y energía con dificultades en la atención sostenida o el control de impulsos. Ser tolerante aquí significa ofrecer estructura, paciencia y comprensión.
- Dificultades de aprendizaje: La dislexia, discalculia o disgrafía no reflejan falta de inteligencia. La tolerancia consiste en apoyar, adaptar métodos y reconocer el enorme esfuerzo que implican muchas tareas.
- Altas capacidades: Las personas con altas capacidades pueden pensar rápido, sentir intensamente o necesitar más estímulos. La tolerancia se muestra en acompañar, comprender y ofrecer retos adecuados sin presiones excesivas.
- Dispraxia o Trastorno del Desarrollo de la Coordinación (TDC): La dispraxia afecta la coordinación motora. La tolerancia implica ser pacientes, evitar burlas y ofrecer ayuda práctica cuando se necesite.
- Trastornos del lenguaje y de la comunicación social: Quienes tienen dificultades para expresarse o interpretar las normas sociales requieren tiempo, escucha y comunicación clara. La tolerancia se basa en no juzgar la capacidad por la fluidez del lenguaje.
- Síndrome de Tourette: Los tics motores o vocales son involuntarios y no definen a la persona. Practicar la tolerancia es no ridiculizar, no incomodarse y educar para normalizar estas manifestaciones.
- Procesamiento sensorial atípico: Algunas personas tienen hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos como sonidos, luces o texturas. La tolerancia se manifiesta adaptando entornos y comprendiendo sus reacciones.
La tolerancia no es lástima: es respeto y acción. Tolerar la neurodiversidad no es tratar a las personas como vulnerables o frágiles, ni asumir que “no pueden”, sino por el contrario:
- Ajustar expectativas.
- Ofrecer apoyos razonables.
- Escuchar sin juzgar.
- Valorar sus fortalezas.
- Respetar modos alternativos de pensar.
- Ser flexibles y empáticos.
- Evitar estereotipos.
Es entender que todos merecemos ser aceptados tal como somos y la tolerancia activa construye puentes donde antes había barreras.
¿Cómo practicar la tolerancia hacia la neurodiversidad en nuestra vida diaria?
- Evita frases como “todos somos iguales” (no lo somos, y eso es positivo)
- Escucha antes de responder.
- Hacer preguntas respetuosas sobre las necesidades de la otra persona en lugar de asumir.
- Observa sin juzgar comportamientos diferentes.
- Evitar comparaciones dañinas.
- Aprende sobre neurodiversidad para romper prejuicios.
- Ofrece claridad y calma al comunicarte.
- Celebra las fortalezas o los talentos únicos en lugar de enfocarte en las dificultades.
- Ofrece tiempo y espacio sin presión.
- Valida las emociones, aunque no las comprendas del todo.
Cada gesto cuenta y lo más importante de todo es que transforma.
Este 16 de noviembre es una invitación a mirar hacia dentro y preguntarnos:
- ¿Cómo reaccionas ante la diferencia?
- ¿Qué prejuicios puedes comenzar a soltar y qué estás dispuesto/a a escuchar y aprender?
- ¿Qué acciones puedes tomar en tu entorno para promover la inclusión?
La tolerancia real no se ve en los discursos, sino en los actos cotidianos: en la paciencia, el respeto y la disposición a comprender otras formas de ser. Por esto hay que saber que la tolerancia no se proclama, se practica. No se impone, se vive.
La neurodiversidad hace al mundo más rico, más creativo y más humano. En lugar de pretender que todos encajemos en el mismo molde, practiquemos una tolerancia activa que abrace las diferencias y promueva el bienestar de todos.
Este Día Internacional de la Tolerancia, sigamos construyendo un mundo donde cada persona sea valorada por lo que es y no por lo que se espera de ella. Porque cada mente importa.
“La diversidad no es acerca de cómo somos diferentes, sino de cómo abrazamos esas diferencias”
(Ola Joseph)
Marian Sirera Conca, Pedagoga en RED CENIT Valencia
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