A medida que las personas envejecemos, las funciones ejecutivas, al igual que el resto del cuerpo, sufren cambios o deterioros, dependiendo de ciertos factores relacionados con la salud, educación, estilo de vida y la estimulación cognitiva.
Los principales cambios observados en estas funciones son:
- Disminución de la velocidad de procesamiento.
- Reducción en la memoria de trabajo.
- Menor flexibilidad cognitiva.
- Déficit en el control de la inhibición.
- Dificultades atencionales.
- Dificultades en la planificación.
En muchas ocasiones además, se acompaña con un deterioro del control emocional (gestionado por las funciones ejecutivas), lo que repercute tanto a nivel personal como familiar y social.
Todo esto tiene una base neurobióloga:
- La densidad sináptica en la corteza prefrontal (donde se encuentran ubicadas las funciones ejecutivas) disminuye su volumen.
- Se producen cambios en la conectividad entre las áreas corticales y subcorticales, fundamental para integrar la información, procesarla de forma coordinada y responder adecuadamente.
- Además, se producen ciertas alteraciones en algunos neurotransmisores, como por ejemplo la dopamina que ejerce un papel crucial tanto en el control ejecutivo como en la motivación.
Se sabe que cuando aparecen los primeros síntomas de la demencia, estos son el resultado de un largo proceso previo de deterioro cognitivo que ha podido durar alrededor de 20 o 30 años. También se sabe que hasta ahora no existe cura para la demencia, pero sí, que lo más efectivo es poder diagnosticarla y tratarla cuanto antes.
Por ello es importante que, al igual que nos realizamos analíticas para, por ejemplo, conocer nuestros niveles de colesterol e intervenir en él si es necesario, evaluemos nuestras funciones ejecutivas a partir de los 45 años. De este modo se pueden detectar cambios cognitivos tempranos y diseñar así planes de intervención que nos ayuden a prevenir o retrasar deterioros mayores.
Se ha demostrado que el ejercicio mental continuado permite incrementar el rendimiento cognitivo, aumentar nuestra reserva cognitiva y disminuir y/o ralentizar por tanto, el riesgo de un futuro deterioro cognitivo.
La importancia de la prevención del deterioro cognitivo, pasa por la realización de una valoración clínica y neuropsicológica que nos permita:
- Identificar el perfil cognitivo actual.
- Llevar a cabo un seguimiento con evaluaciones periódicas que nos permitan detectar posibles alteraciones.
- Desarrollar un programa de estimulación cognitiva individualizado, cuyo objetivo sea mantener o mejorar el funcionamiento cognitivo, interviniendo, tanto en aquellos procesos que se encuentren alterados como en aquellos que no están afectados pero que pueden mejorar su rendimiento.
¿En qué se basa la estimulación cognitiva?
La estimulación cognitiva se basa en:
- La plasticidad cerebral es decir, la capacidad que tiene el cerebro para reorganizarse y cambiar a lo largo de la vida, formando nuevas redes neurales que permiten mejorar la memoria y el aprendizaje.
- La reserva cognitiva, que se puede acumular a lo largo de la vida a través de diferentes actividades.
Algunos beneficios de la estimulación cognitiva incluyen:
- Incrementar los distintos tipos de memoria.
- Mejorar y/o aumentar los distintos tipos de atención y la concentración.
- Disminuir la velocidad de procesamiento.
- Potenciar la flexibilidad cognitiva.
- Mejorar el control emocional y nuestro estado de ánimo.
El objetivo de la estimulación cognitiva será por tanto:
- Mantener y/o o mejorar el rendimiento de las capacidades mentales.
- Enlentecer y/o atenuar el posible deterioro.
Todo ello a través de técnicas y ejercicios organizados de modo sistemático, con actividades específicas diseñadas para trabajar las diferentes funciones cognitivas.
Si notas cambios en tu atención, tu memoria o tu capacidad para organizarte.
Si tienes dudas sobre si esos olvidos “son normales” o conviene mirarlos.
Si simplemente quieres prevenir y llegar más lejos con más claridad…
En Red Cenit evaluamos tus funciones ejecutivas, diseñamos un plan personalizado y te acompañamos en cada paso para mantener tu cerebro activo, fuerte y adaptado a cada etapa de la vida.
Paqui Moreno. Psicóloga y Coordinadora de Funciones Cerebrales Superiores en Red Cenit Valencia



