El fin del año 2025 no es solo un cierre de ciclo, sino también el inicio de algo nuevo. Es un momento de reflexión, lleno de deseos e ilusiones.

Al ser consciente de la rapidez con la que pasan los años, y al tener en cuenta que el presente es lo que podemos moldear, surge una pregunta importante: ¿Estamos aprovechando el viaje o simplemente sobreviviendo a él?. Y por ello, hay dos pilares fundamentales que debemos de tener en cuenta: la elecciónde rodearnos de personas vitamina y nuestra capacidad de desafiar al miedo.

Si la vida es movimiento, estancarse es la antítesis de vivirla. A veces las rutinas nos ofrecen seguridad, pero a la vez nos frenan la oportunidad de seguir creciendo. Salir de la zona de confort  implica valentía. Y así llegamos a enero del año 2026, con nuestra lista de objetivos. Pero, ¿de dónde nace realmente ese deseo de cambiar?.

Para muchas personas, el propósito de Año Nuevo no surge de una escucha interna, sino de una lista de reproches: “lo que debería haber conseguido”, “lo que me falta”, “lo que tengo que solucionar”.

Cuando el cambio nace de la culpa o la comparación, se convierte en una obligación y no en una elección consciente. Esto conduce directamente a la frustración por dos motivos principales:

  • Metas irrealistas,con objetivos gigantes e inalcanzables, donde el esfuerzo no se valora, solo el resultado perfecto.
  • Miedo al cambio y la rutina que nos limita. Nuestro cerebro prefiere el «piloto automático» de la rutina conocida, que aunque sea insatisfactoria, se convierte en nuestro refugio.

Perseguir cualquier meta, por pequeña que sea, implica enfrentarnos al miedo e identificar esta emoción como una oportunidad para salir de la zona de confort.

Os recomiendo estas pautas para disfrutar del camino:

  • Elige la dirección que deseas seguir. Si tu dirección es cuidar tu mente, tu acción diaria puede ser simplemente leer un rato. Si un día no puedes hacerlo,  puedes volver a intentarlo mañana.
  • Sé realista. Divide cualquier objetivo en pequeñas metas.
  • Practica la autocompasión: Cuando cometas un error o tengas un retroceso, no te castigues y no te sientas culpable. Pregúntate: «¿Qué deseo ahora?» en lugar de «¿Por qué no soy capaz?».
  • Focalízate en los logros, por mínimos que sean, es lo que te da la energía para seguir esforzándote en tus objetivos y disfrutar del proceso.  Valora lo que ya has conseguido.
  • Practica la gratitud: Nos permite apreciar aquellas cosas buenas que ya están en nuestras vidas,  nos aleja de la tendencia a centrarnos en lo negativo y en los obstáculos. Gracias a esto, mejora nuestro estado de ánimo, la autosatisfacción, las emociones y los pensamientos positivos.

El verdadero propósito no es llegar a la meta, sino ser la persona en la que te transformas durante el recorrido. Aprender a planificar, a ser flexible, a cuidarte, y a intentarlo una y otra vez es lo que te permite seguir creciendo.

Tal vez, el mejor propósito para este año no sea hacer más, sino exigirnos menos y vivir con mayor conciencia y coherencia.

Te deseo 365 días para ser tu mejor versión: con límites, errores,   capacidad para amar y seguir creciendo.

¡Aprovecha y disfruta del viaje de la vida!

¡Feliz Año Nuevo 2026!

Reyes Martínez Borondo, Psicóloga Clínica, en Red Cenit Valencia


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