Las autoinstrucciones o autoverbalizaciones son una estrategia que consiste en utilizar conscientemente nuestro diálogo interno, a modo de pautas-guía, con el objetivo de ayudarnos a resolver tareas de forma autónoma. Es decir, se trata de hablarse a uno mismo verbalizando o pensando una serie de pasos hasta concluir con éxito una tarea.
El uso de las autoinstrucciones puede favorecer la mejora de las siguientes capacidades: planificación, organización, atención, memorización, regulación emocional y control de la impulsividad. Además, al potenciar la autonomía estaremos contribuyendo de manera simultánea en la construcción de una buena autoestima.
Aunque se utilicen principalmente en niños/as también podemos beneficiarnos de estos efectos al ponerlas en práctica los adultos.
¿Cómo implementar las autoinstrucciones?
Podemos diferenciar varias fases:
- El adulto actúa como modelo. Va diciendo en voz alta los pasos que va realizando mientras ejecuta la tarea. Puesto que se trata de hablarse a sí mismo utilizará la primera persona al emitir las autoverbalizaciones.
Por ejemplo, si la tarea a realizar es preparar la mochila para el día siguiente, podría comenzar diciéndose “cojo la mochila, saco la agenda y la abro por la página del horario”. Mientras lo hace bajo la observación del niño que, dependiendo de sus dificultades, puede requerir más o menos pasos con mayor o menor especificidad.
También puede ir expresando dudas o dificultades que le surgen, como “¿qué día tengo que preparar? No me acuerdo. Voy a ver el calendario/preguntárselo a mamá”. - Ahora el niño realiza la tarea mientras el adulto actúa de guía externa, verbalizando las autoinstrucciones/pasos.
- El adulto queda en un segundo plano y el niño es quien emite en voz alta las autoinstrucciones mientras ejecuta la tarea. Empieza a dirigir y realizar por sí mismo sus acciones.
Es probable que en esta fase el niño necesite ayuda para recordar la secuencia de acciones junto con las autoverbalizaciones. El adulto será quien se la brinde, y deberá prestar especial atención a los momentos en los que el niño se pierda y no sepa seguir. Es útil para reconducirle a la secuencia utilizar técnicas como la autointerrogación (¿cuál es el último paso que he hecho?, ¿cuál me toca ahora?) o la autocomprobación (espera, no recuerdo si he guardado la libreta de lengua, voy a revisar la mochila), de modo que si le vuelve a suceder estando él solo pueda realizarse estas preguntas y retomar el proceso sin ayuda externa. - Cuando el niño ha practicado lo suficiente y está preparado, podrá darse estas pautas-guía en voz baja. Con el objetivo de terminar sustituyendo estos susurros por pensamientos. De modo que finalmente habrá integrado estas instrucciones y las repetirá solo mentalmente.
Es importante no olvidarnos de adecuar las autoinstrucciones a la singularidad del niño; su lenguaje, el vocabulario que usa comúnmente, y a su manera de pensar y comprender para facilitarle al máximo aprender esta estrategia. Por ejemplo, acompañando las autoinstrucciones verbales con apoyos visuales como oraciones sencillas y/o representaciones gráficas de las acciones a realizar.
Así como tener en cuenta y respetar los distintos ritmos y modos de aprendizaje, y las emociones que vayan surgiendo en el proceso. Para dar tiempo cuando lo necesite, reforzar positivamente cuando realiza correctamente la tarea o parte de ella, o facilitar la gestión emocional ante emociones desagradables.
Alba Monzó, es pedagoga y terapeuta en Red Cenit
SI NECESITAS ORIENTACIÓN O AYUDA PARA TU CASO PERSONAL, PUEDES CONSULTARNOS VÍA ONLINE (SECRETARIA@REDCENIT.COM); TELEFÓNICA (96 360 16 16 // 609 759 016)
POSIBILIDAD DE CONSULTA A TRAVÉS DE SKYPE (SOLICÍTANOS INFORMACIÓN SOBRE PRECIOS)



