De vez en cuando nos encontramos con alguna madre, padre, o amigo que nos dice que su hijo acude a un Servicio de Atención Temprana, pero ¿realmente sabemos qué es eso de la Atención Temprana?
Según el Libro Blanco de la Atención Temprana es, “el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”.
Cada vez son más los niños que tienen la probabilidad de padecer algún trastorno del desarrollo, estos pueden producirse por diversas causas como:
- Anormalidades cromosómicas o genéticas.
- Exposición a ciertas sustancias durante el embarazo.
- Infecciones durante el embarazo.
- Parto prematuro.
- Idiopáticas, es decir, muchas veces no se conoce la causa.
- Otras.
En muchas ocasiones no existe una cura, pero si se realiza una intervención de forma temprana se pueden prevenir muchas de las consecuencias de estos trastornos o posibles trastornos. Esta estimulación temprana se da desde diferentes áreas de trabajo como son la terapia ocupacional, la psicología, la pedagogía, la logopedia y la fisioterapia, entre otros.
Por tanto, ¿por qué deberíamos considerar llevar a cabo una estimulación temprana?
En los primeros años de vida se produce en mayor medida la plasticidad cerebral, que es aquella que permite al sistema nervioso central a realizar cambios en su estructura y funcionamiento, y por tanto es el periodo idóneo para la intervención.
¿Qué beneficios encontramos en la estimulación temprana?
- Fomentar el proceso de aprendizaje psicomotriz.
- Desarrollar la autonomía personal, incrementando la seguridad y confianza de los niños y, por tanto, la autoestima.
- Favorecer el desarrollo cognitivo e intelectual, propiciando la creatividad, la memoria o el aprendizaje entre otros.
- Propiciar las relaciones sociales, así como las habilidades sociales y las emociones.
- Favorecer el desarrollo adecuado del lenguaje, tanto expresivo como comprensivo.
La estimulación temprana, por tanto, no tiene por objetivo adelantarnos a su desarrollo natural, sino estimular el cerebro en el momento idóneo para obtener el mayor beneficio del proceso de aprendizaje. De esta forma, se deben proporcionar múltiples experiencias a los niños, permitiendo formar las bases para la adquisición de futuros aprendizajes.
Daniela Fernández Córdoba es logopeda en Red Cenit
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