En un mundo cada vez más digital, es común que las personas pasen largas horas frente a las pantallas de sus dispositivos electrónicos. Tanto viendo la televisión como trabajando con el ordenador, el uso de pantallas se ha vuelto una parte integral de nuestras vidas.
Teniendo en cuenta esto, se puede observar a niños y adolescentes expuestos a pantallas desde una edad temprana: desde los videojuegos hasta el uso de móviles y tablets, el tiempo que los jóvenes pasan frente a las pantallas está en constante aumento. No obstante, el uso excesivo de pantallas en esta población puede tener graves consecuencias.
La Asociación Americana de Pediatría recomienda que los menores de 2 años no vean la televisión y que los mayores de esta edad no lo hagan más de dos horas diarias.
Problemas derivados del uso excesivo de pantallas en niños y adolescentes
- Físicos. Al pasar más tiempo frente a las pantallas los niños se vuelven más sedentarios y como consecuencia puede producirse un aumento del índice de masa corporal (IMC).
- Académicos. Se ha visto que una visualización excesiva de la televisión en la infancia puede tener consecuencias adversas y duraderas para el logro educativo.
- Comportamentales. La exposición a la violencia en los medios digitales aumenta el riesgo de que los niños y adultos se comporten agresivamente a corto y largo plazo.
- Sueño. La luz azul emitida por las pantallas puede inferir en la producción de la melatonina afectando de esta manera a la calidad del sueño, llevando a tener problemas de insomnio y dificultades para conciliar el sueño.
Por tanto, hay que tener en cuenta que un uso habitual y prolongado de las pantallas puede tener consecuencias muy nocivas para nuestra salud y la de nuestros hijos.
Para intentar que esto no suceda es importante establecer hábitos saludables con la tecnología desde la infancia.
Hábitos saludables para el uso de pantallas
- Establecer límites claros y saludables, siendo los padres el principal ejemplo para sus hijos.
- Compartir el uso de las pantallas con ellos.
- Tener zonas libres de tecnología, como durante las comidas y procurando tener más momentos cara a cara.
- No utilizar la tecnología como un pacificador (chupete) emocional.
- Hablar con tus hijos sobre los valores y la seguridad en internet, concienciándolos de hacer un buen uso de ellas para ellos y los demás.
Es importante cuestionarnos nuestro tiempo de uso de las pantallas y preguntarnos sobre nuestros hábitos respecto a ellos. De esta manera podremos hacer un uso desde un enfoque más consciente, para proteger el bienestar de nuestros hijos ayudándolos a crecer y desarrollarse de manera saludable en el mundo.
¿Te sientes identificado con este tema? Si necesitas orientación para tu caso personal, puedes consultarnos.
Paula Mengod Balbas, es psicóloga en Red Cenit
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