Un abrazo es lo primero que recibimos cuando nacemos, es el primer acto y sensación que experimentamos al nacer. Los abrazos son los primeros gestos que se reciben debido a que el tacto es uno de los sentidos más desarrollados que tienen los bebés cuando acaban de nacer y es muy importante estimularlo a través de este gesto para favorecer el desarrollo emocional.

La ausencia de abrazos / contacto físico podría ocasionar una falta de recepción y de registro de la información propioceptiva y táctil que podría afectar directamente tanto en la integración sensorial como en las habilidades psíquicas y motoras de los niños/as en años posteriores.

El contacto físico con los bebés provoca respuestas neuroquímicas en el cerebro. En los primeros años de vida, el cerebro se desarrolla en un 90%. En estos primeros años, el cerebro de los bebés desarrolla las emociones, la conducta y su desarrollo social. Por esto, se ha demostrado que el apego, el contacto, dar abrazos, hacer caricias y cualquier muestra de cariño de forma directa y física, tienen una gran importancia en su desarrollo; los abrazos nos hacen sentirnos queridos y cuidados desde pequeños, y son determinantes para el desarrollo neuronal en los primeros años de vida.

La presión que se ejerce en el cuerpo del otro al abrazar activa directamente áreas del cerebro donde se libera oxitocina y serotonina.

En muchas ocasiones, los abrazos, se convierten en algo automatizado en el día a día y no nos damos cuenta de la importancia que realmente tienen y de los beneficios que aportan a nuestra salud y a la de nuestros peques.

Los beneficios de los abrazos en nuestro día a día:

  1. Mejoran la autoestima (debido al aumento en la producción de serotonina)
  2. Aportan sensación de protección y seguridad
  3. Fortalecen los vínculos afectivos
  4. Generan placer
  5. Mejoran el estado de ánimo (por el aumento de oxitocina) y producen sensación de alegría
  6. Mejoran el sistema inmune
  7. Disminuyen el estrés y generan sensación de bienestar
  8. Aportan tranquilidad y calma
  9. Reducen la tensión arterial
  10. Equilibran nuestro sistema nervioso

En definitiva, abrazar es una práctica saludable y nos aporta beneficios tanto a nivel físico, como mental.

No dejemos que la pandemia nos arrebate esta necesidad y este gesto tan importante entre círculos familiares y convivientes, y aprovechemos para intercambiar abrazos con las personas que más nos importan y tenemos cerca día a día.

Raquel Pastor, es terapeuta ocupacional en Red Cenit

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