Cuando llega el primer hijo a una familia se convierte en el centro de atención. Todo gira en torno a él. Pero cuando viene el segundo es cuando tenemos que ser más cuidadosos. En la mayoría de ocasiones, la aparición de un nuevo hermanito desemboca en sentimientos de celos por parte de los más mayores.
El primer hijo ha pasado un tiempo a solas con los padres, recibiendo él solo todo su afecto y atención, también el de los tíos, abuelos, amigos, etc. Tanto es así que cuando aparece su nuevo compañero se puede sentir desplazado al tener que compartir el afecto y la atención que antes le brindaban a él en exclusividad, y que aparezcan los temidos celos entre hermanos.
Pero, ¿qué podemos hacer para que la situación no termine siendo incontrolable?
- Pon límites al primer hijo. Como ya se ha hablado en otros artículos de este blog, es fundamental establecer unos límites a los hijos de forma que no se acostumbren a tener siempre todo lo que desean y en el momento que lo demandan. Si trabajamos esto desde el inicio, será mucho más sencillo para nuestro hijo comprender las nuevas situaciones, controlando la frustración.
- Prepara el camino. Puede ser muy positivo comunicar a tu hijo que estás esperando un bebé y los cambios que ello conllevará en la familia. Le ayudará a comprender lo que implica la aparición de un bebé en la familia mostrándole vídeos o fotos de cuando él era bebé y además, podrá comprobar que con él ya dedicasteis mucho tiempo y atención.
- Es importante involucrar al hermano mayor en las tareas referentes al cuidado del bebé sin que resulten ser una carga para él. De esta forma el hermano mayor se sentirá importante y los padres podrán atender las necesidades del bebé, aunque puede que en algún momento la tarea se demore más que si la hacen los padres solos.
Además de las tareas, también podemos implicar al hermano mayor en las decisiones sobre el bebé (elegir juguetes, ropa, decoración, etc.)
- Busca momentos para atender totalmente al hermano mayor (dar un paseo, contar un cuento, jugar a algún juego de su edad, etc.) Hay que dedicarle tiempo, aunque la aparición del pequeño suponga una gran ocupación y responsabilidad, es importante pasar tiempo con el mayor para minimizar los celos entre hermanos.
- Trata de evitar comparaciones entre los hermanos. Cada uno tiene unas características y aunque no lo hagamos con mala intención, destacar las de uno frente a las del otro puede hacer que uno se sienta menospreciado.
- Potenciar la colaboración y cooperación entre los hermanos en tareas de la casa. Podemos establecer una serie de tareas para nuestros hijos y que así adquieran mayor responsabilidad, pero también podemos hacerlos partícipes de una misma tarea y que así se organicen entre ambos para conseguir realizarla.
- Enseña a compartir. Otra circunstancia que puede desencadenar los celos entre hermanos es la hora de compartir las cosas entre ellos. Es importante remarcar a nuestros hijos el valor de compartir nuestras cosas y así ayudar a que los niños puedan jugar con todos los juguetes. En ocasiones podemos establecer tiempos de juego, en los que se turnen el juego durante un tiempo anteriormente establecido. Esta opción resulta muy eficaz incluso para otros aspectos como puede el uso de la televisión, ordenador, etc.
- No juzgues en las discusiones entre hermanos. Es muy común adjudicar la responsabilidad de las discusiones sobre el hermano mayor, ya que se supone que es quien debe controlar más la conducta. Pero debido a que no siempre es el hermano mayor suficientemente responsable o bien no posee un buen control de su conducta, estas decisiones pueden desembocar en sentimientos negativos hacia el hermano pequeño. En otras ocasiones se exime de culpa a un hermano porque se supone que es el más bueno. En todas las opciones repetir esta actitud de culpar y castigar a uno sin conocer lo acontecido puede desarrollar ataques de celos entre hermanos.
Para evitar estas situaciones intenta analizar qué es lo que ha pasado mediante un rol más mediador. Debes intentar que solucionen el conflicto entre ellos y para ello, primero espera a que los niños se tranquilicen. Intentaremos después buscar cuál ha sido el desencadenante de la discusión hablando con ambos. Es importante que aceptes y admitas sus emociones, aunque puedes proponer conductas alternativas. Por último, deben llegar ellos a una solución que ambos puedan aceptar y en la que ganen algo.
Omar Ferri, es psicopedagogo y terapeuta en Red Cenit Valencia