¡Se acabó!¡ Vuelta a la realidad!
Vacaciones, días de descanso, de celebraciones, reencuentros, comilonas, preparativos, viajes,…
Han sido muchos días de cambios y de romper nuestras rutinas, hábitos de sueño y alimentarios.
Hemos disfrutado de las celebraciones, de los reencuentros con familiares y amigos, pero, como ya sabíamos, todo se acaba. ¿Y ahora qué?
Hay estudios científicos que aseguran que cuesta 21 días el adquirir un nuevo hábito, además de perseverancia y paciencia. Los mismos días que cuesta perderlos. La ciencia ha demostrado que este es el tiempo que necesitamos para reprogramar nuestras conductas y decir adiós a costumbres, sobre todo indeseables, en nuestra vida.
Así que no os preocupéis si observamos que nos cuesta retomar nuestra vida en enero, después de las fiestas de Navidad, al igual que les va a pasar a nuestros hijos e hijas.
Muchas personas conocidas, sobre todo padres y madres, comparten la misma sensación de agobio al tener que retomar sus actividades diarias y dejar de prestar atención plena a sus hijos e hijas, además del sobrecoste añadido de volver a las rutinas del día a día: madrugar para ir al cole, comer en el horario habitual y la comida indicada, horas de sueño, estudio, deberes, actividades extraescolares, uso limitado del móvil y otras pantallas, y todo lo que implica volver a poner límites o retomarlos: enfados, discusiones, rabietas, cansancio, desmotivación, preocupaciones…
Consejos para volver a la rutina tras las vacaciones
Hoy hemos querido dedicar un espacio a nuestro blog para daros una serie de trucos y así volver a la rutina tras las Navidades, de una manera progresiva y sin traumas:
- Volver a incorporar horarios habituales para realizar las actividades obligatorias del día a día y sobre todo, mantenerlos. Preparar a nuestros hijos e hijas con anticipaciones; dejar cosas preparadas el día de antes; expresar preocupaciones; desdramatizar agobios o responsabilidades y mostrar motivación por el nuevo año puede ayudar. Puedes aprovechar para modificar las que antes no funcionaban y así mejorar su ejecución.
- La alimentación es clave para el buen rendimiento, por lo que tendremos que ir eliminando cantidades y tipos de comidas por otras más saludables. Pero podemos hacerlo de forma progresiva y negociar la ingesta de algunos productos con nuestros hijos e hijas, usándolo como reforzadores, siempre y cuando cumplan con lo pactado.
- Hay tiempo para todo, por lo que es mejor priorizar las tareas obligatorias pero no dejar de prestar atención a las actividades de ocio en familia. Juegos de mesa, excursiones, ver la televisión juntos… No dejemos de hacerlo de repente.
- En la moderación está la clave: uso del móvil, comida, ver la TV… Hay que usar el sentido común y todo lo que sobrepase la cantidad adecuada, luego será más complicado de modificar. Por eso es mejor invertir un esfuerzo ahora en cambiar esos hábitos, y no más tarde sin preaviso a modo de castigo.
- Paciencia sobre todo en los primeros días.
Van a ser los más duros ya que, todos absolutamente todos, vamos a pasar por un pequeño duelo de pérdidas de actividades y reforzadores para retomar nuestra vida.
Si para las personas adultas es costoso, imaginaros para nuestros hijos e hijas que aún no tienen las herramientas necesarias para poder enfrentarse con eficacia y rapidez.
Nosotros vamos a ser su ejemplo, sus entrenadores personales de la conducta, sus modelos a seguir, por lo que una vez más, necesitamos empujar y mostrar empatía, tolerancia, paciencia y fortaleza.
Se acabaron las Navidades pero empieza un año nuevo lleno de nuevos retos y de encontrar momentos maravillosos para seguir compartiéndolos con nuestros seres queridos.
Quizá esta sea la clave: que no necesariamente tiene que ser Navidad para disfrutar en familia. Eso sí, con menos excesos.
¡Feliz año nuevo y feliz vuelta a la rutina!
Teresa Miedes Tronchoni, es psicóloga clínica en Red Cenit
