Aunque cada vez está más de moda, mucha gente no sabe en qué consiste concretamente el coaching.
Un coach es alguien cuyo trabajo es enseñar a los demás a mejorar en un deporte, una habilidad, o incluso a mejorar en el colegio. Utiliza una metodología práctica mediante la cual pretende desarrollar las capacidades de cada uno de reconocer y valorar los propios recursos y habilidades, y desarrollar las aptitudes más escondidas. Así, en el coaching centrado en la educación, el profesor guía a sus estudiantes a superar sus límites y mejorar sus prestaciones, y a solucionar sus bloqueos y dificultades, todo esto siendo una referencia positiva para sus alumnos.

 

El coaching educativo se centra en la intervención en distintos problemas que se dan, en este caso, en el ambiente académico. Estos problemas se clasifican según la emoción que generen, por lo que existen dificultades ante el miedo, la ira, el dolor y el placer.

En este artículo vamos a proporcionar una serie de orientaciones específicas a partir de ejemplos concretos para padres y profesores que se enmarcan dentro de nuestra intervención a nivel emocional de los trastornos con los que trabajamos en Red Cenit, en especial con el TDAH.


Estrategias de intervención desde el coaching educativo

Ante el miedo:

  • Surcar el mar de espaldas al cielo: desplazar la atención de lo que da miedo sobre algo diferente, más laborioso o más espantoso, por lo que se consigue superar el miedo en el momento crítico. Por ejemplo, un niño al que le da miedo hacer un ejercicio por si falla. Entonces, le haríamos realizar otra tarea mientras hace el ejercicio como por ejemplo no poder apoyar los pies en el suelo hasta que acabe el ejercicio, lo cual es complicado y costoso de hacer y distrae la atención del ejercicio que está realizando.
  • Crear de la nada: imaginar el peor miedo posible que inhiba al más pequeño. Un ejemplo útil aquí sería el miedo de un profesor por ejemplo de que un niño tenga un mal comportamiento y no le deje dar la clase como él se había preparado. Entonces tiene que imaginar qué pasaría si de repente toda la clase empezara a tener un mal comportamiento, de forma que se minimiza el miedo actual.
  • Apagar el fuego añadiendo leña: concentrar todos los miedos en un ritual cotidiano de forma que podamos “estar en contacto” con ellos. Por ejemplo, hay que construir rituales con los niños para que puedan manejar sus emociones ante los miedos, como las pesadillas, los monstruos por las noches, etc. Esto podría hacerse con el dibujo del miedo por ejemplo, donde el niño hace visible cuál es su miedo y lo tiene bajo su control.

Ante la ira:

  • Matar a la serpiente con su mismo veneno: utilizando la rabia para bloquear la reacción agresiva que la misma rabia desencadena. Por ejemplo, cuando alguien agrede a otra persona busca que esta reaccione, tal vez enfadándose también generando una discusión, por lo que una falta de reacción de la persona agredida producirá el efecto contrario a lo esperado.
  • Crear el vacío para hacer entrar lo lleno: canalizar la rabia para que esta fluya hacia fuera sin crear daños. Por ejemplo dibujando el enfado, donde se dibuja una máscara de cómo ve cada uno el enfado, y después construyendo un rincón de la rabia en clase donde los niños pueda ir cuando está enfadado y se ponga la máscara del enfado, lo cual hace que se tranquilicen y relativicen el problema. Otra opción útil en este caso sería el termómetro del enfado, donde los niños tienen que marcar en qué nivel se encuentran, ayudándoles a identificar sus emociones.

Ante el dolor:

  • La novela del trauma: se trata de escribir todas nuestras sensaciones para poder expresarlas y “sacarlas” de nuestros pensamientos. Este ejercicio tiene diferentes efectos positivos, como que concentra el pensamiento en el momento en el que estamos escribiendo; permite desahogarse; evita las relaciones de ayuda y los juicios de los demás; y por último, el hecho de obligarnos cada día a escribir produce un efecto de saturación y de desensibilización a raíz de la continua exposición.
  • Si quieres enderezar algo, antes aprende a retorcerlo aún más: consiste en adelantarse mentalmente a todos los sufrimientos que se tendrán que afrontar si no se mantiene el rumbo del cambio, y esta idea de un sufrimiento peor ayudará a aguantar el dolor actual.

Ante el placer:

  • Hacer subir a un enemigo al desván y quitarle la escalera: consiste en concederse el placer pero de una manera controlada, (por ej. con horarios fijos), de forma que también se pueda renunciar a él. Un ejemplo útil en este caso sería por ejemplo un niño que quiere jugar a todas horas a un juego determinado. En este caso, la prohibición del juego supone que el niño quiera jugar aún más, por lo que se puede establecer un horario fijo para poder jugar, de forma que no se le prohíbe pero tampoco puede jugar todo el tiempo.

Estas son algunas de las estrategias de coaching para educar que se pueden poner en práctica en los colegios o en casa para trabajar ciertas dificultades que a menudo se ven asociadas a los problemas que nuestros niños presentan, y que, en Red Cenit venimos desarrollando a la hora de intervenir diversos trastornos del neurodesarrollo.

 

Victoria Fuster, psicóloga y terapeuta de Red Cenit.