En Red Cenit no dejamos de lado los trastornos neurológicos adquiridos, por esta razón creemos importante hacer un ejercicio de concienciación sobre el daño cerebral adquirido ofreciendo herramientas y apoyo tanto a las familias como a los afectados para poder fomentar y desarrollar habilidades que les ayuden a mejorar su calidad de vida.
El día 26 de octubre se conmemora el día del daño cerebral adquirido (DCA), un trastorno neurológico que en los últimos años está sufriendo un incremento progresivo debido principalmente a traumatismos craneoencefálicos y accidentes vasculares cerebrales. Se trata de una discapacidad con una alta incidencia e impacto social. Es una discapacidad transversal que exige una minuciosa evaluación y un tratamiento de rehabilitación multidisciplinar por la múltiple afectación que origina tanto en la persona afectada como en su entorno más cercano.
También hay un incremento constante de los procesos neurodegenerativos como consecuencia del progresivo envejecimiento de la población lo que conlleva un incremento de personas de edad avanzada.
La EDAD-2008 sitúa la Comunidad Valenciana en el cuarto puesto en prevalencia de DCA (tras Galicia, Asturias y Murcia), el número de personas afectadas (11,6 por 1000 habitantes) está muy por encima de las cifras de la Comunidad de Madrid (6,5 por 1.000) o Cataluña (7,6 por 1.000).
En cuanto a los perfiles de población afectada, por sexo y edad la probabilidad de tener este tipo de lesiones es más del doble para los hombres que para las mujeres; la mayor incidencia se da entre personas de entre 15 y 35 años, siendo su mayor frecuencia en torno a los 18 años en los hombres, y de 75 años o mayores, con otro pico menos importante de incidencia en niños de hasta 5 años.
Entre el 50 y el 75% de estas lesiones cerebrales traumáticas son debidas accidentes de tráfico con vehículos a motor, bicicletas o atropellos de peatones. Los accidentes laborales, deportivos, domésticos y las caídas, sobre todo en ancianos y niños muy pequeños, además de la violencia, constituyen las otras causas menos frecuentes.
Estos trastornos son una fuente de discapacidad que además de afectar al paciente suele tener en la gran mayoría de los casos repercusiones en el entorno familiar, educativo, laboral y social. Cuando una persona se ve afectada por un DCA, sufre cambios físicos, cognitivos, emocionales y de comportamiento que, a su vez, repercuten en la familia y en su entorno, por lo que una evaluación y un tratamiento de rehabilitación neuropsicológicos minuciosos, específicos y especializados, se hacen fundamentales para contribuir a optimizar el proceso de recuperación con el objetivo final de mejorar la calidad de vida de todos los implicados.
Las características de los trastornos neurológicos en general y del DCA en particular, conlleva la necesidad de una intervención integral, de los problemas neurocognitivos, de un equipo interdisciplinar compuesto por diferentes profesionales especializados, entre los que se encuentran principalmente: el neuropsicólogo, el psicólogo, el logopeda y el terapeuta ocupacional. En esta intervención la implicación de la familia juega un papel fundamental.
Este grupo de profesionales tendrán un mayor o menor protagonismo, tanto en el proceso de evaluación como en el tratamiento rehabilitador personalizado, en función de las secuelas secundarias aparecidas tras el daño y del momento de intervención y/o atención con la persona afectada y su familia y entorno.
Existen dos tipos de daño cerebral:
1. Adquirido: Daño al tejido vivo del cerebro que inicialmente es causado por fuerzas mecánicas externas
- Traumatismo cráneo-encefálico (TCE). Es un “golpe” en la cabeza, que afecta al cráneo y al encéfalo o cerebro, o solamente al cráneo.
- Ictus, también llamado accidente cerebro vascular o accidente vascular cerebral (ACV). En él se ven afectada la circulación cerebral, tanto de arterias, venas o capilares. Las alteraciones se producen por obstrucciones (trombos) circulatorias o bien por roturas de alguna vía.
- Otros tipos: anoxias (falta de oxígeno en el cerebro), intoxicaciones por inhalación o por boca, picaduras de ciertos insectos….
2. No adquirido:
- Tumores cerebrales
- Malformaciones cerebrales
- Enfermedades degenerativas (Demencias, Parkinson, Esclerosis Múltiple…)
- Patologías neurológicas (epilepsia…)
Como podemos observar y teniendo en cuenta la diversidad de etiologías que pueden provocar una lesión cerebral es difícil hablar de factores de riesgo comunes para todas las personas que las sufren. Muchas de las personas que padecen una lesión cerebral lo hacen de manera fortuita al sufrir un accidente o caída. En otros casos, como en los accidentes cerebro vasculares o procesos tumorales, existen factores (hipercolesterolemia, obesidad, hipertensión, consumo de drogas, estrés o factores genéticos) que predisponen, aunque no determinan la aparición de una lesión
Las causas van a depender del grupo de edad de las personas, así en las primeras décadas de la vida los traumatismos cráneo-encefálicos y enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple, van a ser las causas más frecuentes. A partir de la sexta década de la vida los accidentes cerebro-vasculares y las enfermedades neurodegenerativas del sistema nervioso van a ser las más predominantes. Según donde esté localizado el daño, se encontrarán afectados unos u otros procesos. Hay que destacar también que no afectará del mismo modo a un cerebro en desarrollo (niños) que a un cerebro completamente desarrollado (adultos).
En la actualidad el DCA adquiere gran importancia para la salud pública de los países desarrollados, ya que los avances médicos hacen que un mayor número de personas sobrevivan a lesiones agudas del sistema nervioso y, que por tanto, cada vez sea mayor el número de personas con severa incapacidad funcional. El DCA es la tercera causa de mortalidad en el mundo occidental, la primera causa de incapacidad permanente en adultos en países desarrollados y la segunda causa de demencias. En España representa la segunda causa de muerte de la población total, por sexos es la primera en mujeres y la tercera en varones.
Teniendo en cuenta pues, que el cerebro es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano, ya que es el encargado de procesar la información sensorial, controlar el movimiento, el comportamiento, es el responsable de la cognición, las emociones, la memoria y el aprendizaje; los daños en el mismo causarán pérdidas a todos estos niveles.
El conjunto de trastornos que presente una persona que sufre un DC afectará, por tanto, al desempeño de esa persona en la realización de sus actividades cotidianas, es decir, el DC tendrá un impacto negativo en su funcionamiento diario dificultando la ejecución de las actividades de la vida diaria, lo que mermará no solamente su calidad de vida sino también la de sus familiares.
Cabe destacar que según los modelos médicos tradicionales de rehabilitación se concede más importancia a los déficits físicos, dando un carácter secundario a los déficits cognitivo-conductuales y psicosociales y que determinarán el grado final de discapacidad. Los déficits cognitivos más frecuentes son los referidos a la atención, concentración, memoria, habilidades de abstracción y razonamiento, problemas visoespaciales y visomanipulativos y las dificultades de planificación y organización. Son también de gran importancia los problemas emocionales y psicosociales, en particular la apatía, la falta de motivación, la pérdida de la capacidad de iniciativa y las alteraciones o los cambios emocionales o de la personalidad, por ejemplo mayor irritabilidad, impulsividad, descenso de la tolerancia a la frustración, reducción o nula conciencia de los déficits y afectación de las habilidades de comunicación y sociales.
Aprovechando que el 26 de octubre se conmemora el día del daño cerebral adquirido, creemos que es importante que todos conozcamos algo más sobre este tipo de trastornos ya que en las ocasiones en que sus secuelas son visibles físicamente no dudamos en ayudar a estas personas, pero lamentablemente para otras, aunque su aspecto físico siga siendo el mismo, su forma de sentir, de expresarse de comunicarse de relacionarse las convierte en personas distintas, en ocasiones apagadas, desmotivadas y en otras llegando a ser incluso desagradables en su trato. Sea cual sea su edad y el tipo de secuelas que padezcan, tanto ellas como sus familias necesitan de todo nuestro apoyo, ayuda y comprensión. No los olvidemos.
Paqui Moreno, Psicóloga y Terapeuta en Red Cenit