Durante el desarrollo de la etapa infantil, comienza el proceso de enseñanza de la lectoescritura. Es entonces, cuando se inicia el trabajo de las habilidades previas al aprendizaje de la lectura y escritura. Habilidades como la orientación espacial, la motricidad fina, la memoria, la discriminación auditiva y visual de las letras y, fundamentalmente, tener adquirido el lenguaje oral son prerrequisitos básicos para adquirir este aprendizaje.
Debemos tener en cuenta, que el proceso de adquisición de la lectoescritura dependerá quizás no tanto de la edad del niño, si no, más bien, de su desarrollo madurativo. Por esta razón, debemos respetar su ritmo de aprendizaje y asegurarnos de que tengan integradas el mayor número de habilidades previas a la adquisición de este complejo proceso para evitar futuras disfunciones como, por ejemplo, la dislexia.
Para ello, qué mejor manera de incentivar el aprendizaje de la lectoescritura que basándonos en los intereses y curiosidades de cada niño y en estas edades, la mayor herramienta que existe para conseguirlo es a través del juego. El juego, además de ser una actividad con la que los niños disfrutan, favorece la creatividad y el desarrollo intelectual, emocional y social. Se considera una herramienta motivadora y necesaria para las actividades de enseñanza-aprendizaje, por este motivo, si enfocamos el aprendizaje de la lectoescritura como una actividad lúdica, estaremos logrando que el niño disfrute aprendiendo.
Podemos encontrar infinidad de actividades y juegos para practicar desde edades muy tempranas los diferentes aspectos de la lectoescritura. A continuación, os propongo algunas ideas que os pueden resultar útiles para el dominio de este proceso.
Escribimos letras en la espalda. Escribimos letras sobre la espalda de otra persona y ésta tiene que adivinarlas.
Modelamos con plastilina. Hacemos letras, formamos nuestro nombre, inventamos palabras, etc. Además, de este modo también estaremos trabajando la motricidad fina.
Con letras hechas de goma eva, de cartón o de madera, tenemos que adivinarlas sólo a través del tacto.
“En busca de las letras perdidas”. Una persona esconde las diferentes letras por la habitación y la otra persona tiene que buscarlas. Durante la búsqueda, se pueden dar pistas de su localización. Una vez encuentre la letra, tiene que decir una palabra que empiece por dicha letra.
“Veo, veo”. Se trata del famoso juego de toda la vida pero con la diferencia que para adivinar la palabra se dará como pista la letra o sílaba inicial.
Memory de letras o sílabas. Escribiremos en papelitos las letras o sílabas con las que queremos jugar. Se irán descubriendo cada tarjeta hasta encontrar todas las parejas. Se aumentará el número de parejas según el nivel del niño.
Busca las diferencias. Escribimos dos palabras muy similares y debemos compararlas para saber qué letras son diferentes.
“¿Qué palabra soy?”. Presentamos las letras o sílabas desordenadas, la otra persona tiene que ordenarlas para averiguar de qué palabra se trata. Otra opción es que tenga que ordenar palabras para formar una frase.
Se pueden crear múltiples posibilidades para aprender a leer y a escribir, tan sólo debemos prestar atención a los intereses de nuestros niños y enfocarlos hacia el maravilloso mundo de las letras. Si dedicamos un tiempo para compartirlo con ellos mediante juegos, lecturas de cuentos, observación del entorno (carteles, ilustraciones, etc.) estaremos potenciando su curiosidad hacia la lectoescritura y nuestro vínculo con ellos.
Si desde pequeños contribuimos a crear un hábito e interés por la lectura y la escritura de una manera sencilla y divertida, les estaremos proporcionando las claves para el desarrollo de su aprendizaje.
Tres palabras mágicas dan comienzo a una nueva aventura, ”Había una vez…”.
Patricia León, Logopeda y Terapeuta en Red Cenit.