Una de las habilidades sociales que nos parece más desconocida es la asertividad. Se trata de la capacidad para empatizar con los demás y saber exponer nuestras emociones, deseos y necesidades de forma no agresiva. No se trata de imponer nuestra voluntad pero sí de saber expresarla y de hacer las cosas conforme nos sintamos cómodos con ellas. Los adolescentes suelen tener una gran vida social, pero en muchas ocasiones se vuelven seres egoístas y maleducados con los que es muy difícil hablar.
Es muy importante que el adolescente sepa que es dueño de sus acciones y también de las consecuencias que estas traen consigo. Muchas veces se verán tentados a realizar actos que van en contra de sus valores, pero para esto la asertividad les ayudará a decir NO cuando lo crean necesario.
La adolescencia es un momento en el que tiemblan los valores que teníamos, que son los que nos han inculcado nuestros padres. Es el momento de crear nuestra propia lista de valores. Confía en tu hijo. Probará; se equivocará; pero si la base es buena y sigues a su lado acompañándole en el proceso, el resultado será el correcto. Aunque te cueste aceptar el camino.
Si quieres que tu hijo sea asertivo, lo primero que tienes que hacer es tratarle de forma asertiva. Es decir, esto deberá ser una característica tuya, o ellos no tendrán espejo en el que mirarse, y no podrán aprender por repetición. Cuando tu hijo se comunique acéptalo y agradece la comunicación, aunque no te guste lo que oigas. Exigimos que nos hablen y, cuando lo hacen, les recriminamos lo que nos dicen. Trata de que sus formas sean correctas, pero no juzgues su manera de pensar.
Cuando eran pequeños les decías que si se portaban bien o entraban en la bañera cuando se negaban, les dejarías ver dibujos animados mientras cenaban. Ahora, prohibir cosas a tu hijo será un frente de guerra y dar recompensas es muy complicado, ya que tienes poco que ofrecer que le interese.
No prometas compensaciones económicas; debes tratar de llegar a acuerdos que les sean útiles para su desarrollo. Comprarle no es nunca útil y, además, cada vez te saldrá más caro. Si por ejemplo el problema que tienes con tu hijo es con las horas de vuelta a casa, permítele alargar el tiempo un poco a cambio de que ceda en algo que te importa o preocupa.
Encontrar la manera de negociar y llegar a acuerdos es un buen ejemplo (podemos enseñarte como modificar algunas conductas que no te gustan), los gritos, los nervios o no hablar con ellos no son buenos ejemplos.
En resumen, se trata de ser los primeros en practicar la asertividad; de respetar la individualidad, los cambios y la diferencia de nuestros hijos; de saber acompañarles en el proceso de cambio. Están evolucionando.
Para mejorar tu asertividad y poder enseñarles a tus hijos lo mismo, te recomiendo nuestro Centro Red Cenit, en el cual ayudamos a sacar lo mejor de uno mismo, gracias a que contamos con los mejores terapeutas.
Alejandra Setién Grangel, psicóloga y terapéuta en Red Cenit
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Cómo desarrollaria la comunicación asertiva en la etapa de la adolescencia