Cuando se detecta y posteriormente se establece un diagnóstico de dislexia, las estrategias a seguir requieren la colaboración  de los padres de forma que el niño se sienta apoyado desde su entorno más cercano y querido. Os vamos a mostrar unas pautas sobre cómo podemos brindarles ese apoyo para el tratamiento de la dislexia

El proceso de aprendizaje de la lecto-escritura se da de diferente manera en cada niño. Hay algunos que lo adquieren con mayor facilidad y otros a los cuales se les resiste. Esto es normal, ya que los procesos evolutivos y las adquisiciones no se dan por igual en todos los niños. Pero cuando en el centro educativo o los mismos padres detectan  que esta dificultad persiste en el transcurso de los primeros cursos, hay que tener en cuenta otros indicadores que nos puedan hacer sospechar que el niño tenga dislexia.

Veamos cuáles son:

  • Confusión de palabras que tienen una pronunciación similar
  • Dificultad para articular  palabras.
  • Trasposición de  letras, cambiar el orden e invertir números.
  • Lectura con errores, lenta y muy laboriosa, con silabeo.
  • Problemas de concentración en la lectura o escritura.
  • Dificultad para seguir instrucciones, tanto orales como escritas  y aprender rutinas.
  • Problemas de memoria a corto plazo.
  • Dificultades para organizar sus pensamientos.
  • Problemas para mantener la atención.

Pero ¿qué es la dislexia?

La dislexia es una forma de dificultad para leer, es decir percibir, reproducir y comprender los símbolos de la lengua escrita. Se  considera una Dificultad Específica de Aprendizaje (DEA) de origen neurobiológico, caracterizada por la presencia como veíamos anteriormente  de dificultades en la precisión y fluidez en el reconocimiento de palabras (escritas), y por un déficit en las habilidades de decodificación (lectora), y deletreo (ortografía). Estas dificultades suelen ser consecuencia  de un déficit en el componente fonológico del lenguaje y se presentan de manera inesperada ya que otras habilidades cognitivas se desarrollan con normalidad y la instrucción lectora es adecuada.  Asociación Internacional de Dislexia (IDA, 2002; Lyon, Shaywitz y Shaywitz, 2003)

La participación del cerebro es necesaria para que la comunicación y el leguaje se produzcan. A nivel cerebral el lenguaje sigue una serie de patrones que se ubican en tres zonas:

  1. Área de Broca, sistema instrumental (ejecución) se encarga de la capacidad de ordenar los fonemas y formar palabras, posteriormente oraciones.
  2. Área de Wernicke, también forma parte del sistema instrumental del lenguaje, ayuda a evocar y vocalizar conceptos, así como de procesar los sonidos de manera que formen unidades capaces de tener sentido.
  3. Circunvolución angular, sistema de regulación de la memoria episódica (  sucesos autobiográficos) y semántica

La dislexia puede ser adquirida, cuando hablamos de lesión cerebral, o evolutiva es decir cuando no media ningún daño cerebral. Esta es la más frecuente.

La dislexia afecta a:

  • La ruta fonológica. El niño hace una lectura visual y deduce en vez de leer. Por ejemplo, puede leer “casa” en vez de “caso” o “lobo” en vez de “lopo”. Los niños con este tipo de dislexia pueden leer las palabras familiares, pero les resulta difícil leer palabras desconocidas, palabras largas o pseudopalabras.
  • La ruta  visual. Leen utilizando la ruta fonológica. Los niños que la padecen no tendrán problemas a la hora de leer palabras regulares, pero sí a la hora de leer palabras irregulares, por ejemplo, del inglés. Así mismo la velocidad lectora de estos niños disminuye cuando aumenta la longitud de las palabras, cometen errores de omisión, adición o sustitución de letras y suelen confundir palabra homófonas (un ejemplo sería abría o habría).

Los errores semánticos se producen por alteraciones en ambas rutas, fonológica y visual.

Veamos algunas pistas de tratamiento de la dislexia para poner en practica desde casa:

  • En primer lugar debe realizarse una evaluación llevada a cabo por un especialista cuando se detecten los síntomas mencionados anteriormente.
  • Intentar que el rato dedicado a la realización de los deberes no suponga un drama diario para evitar repercusiones afectivas. Los niños necesitan encontrar un espacio en el que se sientan reconocidos como “buenos y bien valorados”
  • Ayudar a organizar la gestión del tiempo a lo largo de todo el día y de todas sus actividades, no solo las escolares (plan de trabajo semanal, agenda, mural..)
  • Aportar un apoyo adecuado a sus dificultades  contando con especialistas y profesionales que permitan actuar más eficazmente.
  • No concentrar únicamente todos los esfuerzos en la lectura, hay que tener en cuenta que es su dificultad principal. Hay que invitarlo a que lea para sí (no en voz alta), y verificar luego si lo ha entendido a través por ejemplo de un dibujo.

Los padres desempeñan un papel muy importante en el tratamiento de la dislexia que requiere mucha paciencia y saber manejar la situación sin que afecte a sus relaciones familiares. Tener una actitud positiva es fundamental  para poder transmitirles confianza en sí mismos de forma que puedan desarrollar plenamente todas sus capacidades.

Amparo Ibáñez Orrico, es pedagoga en Red Cenit

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