Ser padres puede ser apasionado, ilusionante, agotador, pero al mismo tiempo nos puede llevar a culpabilizarnos. No es fácil ser padres. Los padres se enfrentan a sus problemas personales y, además, a los de sus hijos, que les predispone a una posible decepción, frustración u resentimiento.

Los padres tienen que descubrir los sentimientos y necesidades básicas que sustentan la forma de comportarse de los hijos, teniendo en cuenta las motivaciones y las inercias que le mueven a ser de esa forma.
Educar no es algo fácil. La educación de los hijos es un tema que monopoliza las conversaciones. Nos sentimos responsables de su educación y deseamos que sea la mejor posible.

El padre y la madre perfectos existen, el ideal que crea hijos felices, bien adaptados y sin problemas es difícil, pero con ayuda psicológica se puede conseguir.

Los problemas de conducta y comportamiento son comunes en los hijos en edad escolar y consumen gran parte del tiempo de los mayores.
Muchas veces no nos gustamos en el papel de padres. 8 de cada 10 padres y madres españoles se sienten culpables, en mayor o menor medida por no dedicar a sus hijos el tiempo que deberían, viéndose afectados en su día a día por sensaciones negativas, al igual que se sienten también frustrados por no tener apenas tiempo para sí mismos.

Debemos reconocer que es normal sentirse preocupado, confundido, enojado, culpable, abrumado. Tenemos que asumir que los hijos cometen sus errores y suelen aprender y crecer mediante sus fallos. Los padres deben de creer y confiar en ellos.

El nivel de madurez de los hijos puede ser diferente para las diferentes cualidades que esté desarrollando, incluyendo las destrezas sociales, las habilidades deportivas y las capacidades de aprendizaje. Los niños de la misma edad, se desarrollan emocional, intelectual y social en el rango de lo normal de diferentes maneras.
No hay que culparse cuando un hijo muestra problemas de comportamiento o tienen conflictos en la convivencia. No hay que creer que nuestros hijos no necesitan ayuda cuando se comportan de forma autoritaria y agresiva. El niño tiene miedo a crecer y necesita salir de una demanda exigente e infantil.

Los fallos que podemos cometer con los hijos pueden enseñarnos algo de nosotros mismos. Si aceptamos nuestros errores, a ellos les resultará más fácil hacerse responsables de los suyos.

Los padres tienen que recordar que si por sí solos no pueden porque no son perfectos, existe ayuda profesional disponible cuando los problemas se vuelven demasiado intensos, superan sus propias capacidades de afrontamiento o causan dificultades como disminución en el rendimiento escolar o serios problemas emocionales.

Queridos padres, se puede ser padres perfectos buscando ayuda profesional. Mientras lo consiguen, mantengan por lo tanto su sentido del humor, confíen en sus instintos y busquen ayuda y asesoramiento. Mejor pronto que tarde.
Si bien ser padres es un gran reto también puede ser una de las experiencias más agradables y gratificantes de la vida, aunque no sean padres perfectos con ayuda profesional lo conseguirán.

“No hay tal cosa como un padr@ perfecto. Así que solo sé uno real” Sue Atkins

Rosa Quiles Moliner, es psicóloga en los Centros Red Cenit

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