El desarrollo neuromotor de la motricidad fina que nos va a facilitar un agarre funcional y un buen control motor del lápiz, incluyen muchos componentes o habilidades previos a la escritura. Por lo tanto, en el presente artículo, NO hablaremos de cómo enseñar a tu hijo a escribir, sino cuales son los principales requisitos que debe adquirir para el buen desarrollo de la escritura.

En nuestro Centro Red Cenit, se ha observado una alta frecuencia en cuanto a las preocupaciones de muchos papás y mamás sobre este aspecto. Nos relatan cosas como: “Mi hijo aprieta muy fuerte el lápiz sobre el papel” “No agarra bien el lápiz” “No utiliza la fuerza necesaria para hacer un trazo” “Tiene una letra ilegible”. En estos casos, desde la Terapia Ocupacional, primeramente, buscamos la raíz del problema, y una vez detectada, comenzamos a trabajar desde la base para poder finalmente desarrollar la motricidad fina necesaria para adquirir la habilidad de escritura.

De modo que debemos tener en cuenta varios aspectos o requisitos:

  1. Conciencia corporal. Para obtener una adecuado esquema corporal y percepción del propio cuerpo, es necesario una correcta integración de los estímulos vestíbulo/propioceptivos que nos permiten ser conscientes de donde se encuentra cada parte de nuestro cuerpo.
  2. Control postural. Para desarrollar una adecuada motricidad fina, es necesario que el niño tenga un buen control del tronco, una adecuada estabilidad del cuello y la cintura escapular, y una posición funcional del antebrazo.

Esta es una de las claves para detectar problemas de escritura: ¿Tu hijo tiene una adecuada postura cuando hace actividades en mesa que requiera la motricidad fina?  Si la respuesta es NO, lo primero y primordial es trabajar en que adquiera dicho control para que la actividad sea lo más efectiva posible.

  • Estabilidad de la muñeca y la manipulación intramanual (movimiento independiente de los dedos). Para el desarrollo de la escritura, es necesario que el niño tenga una adecuada extensión de la muñeca y disocie unos dedos de otros.
  • Coordinación visomotora u ojo-mano. El niño tiene que integrar los movimientos del cuerpo coordinado con la visión.
  • Integración bilateral. Es la capacidad para coordinar ambos lados del cuerpo para realizar una actividad de forma coordinada.
  • Planificación motriz, es decir, la capacidad de anticipar, organizar y ejecutar un movimiento.
  • Organización espacial, es decir, el conocimiento del espacio que nos rodea en referencia con el propio cuerpo.

En conclusión, todos estos componentes sensorio-motrices son los aspectos previos que hay que adquirir para el adecuado desarrollo de la escritura. Por lo tanto, antes de forzar a que tu hijo haga una actividad de escritura, ten en cuenta estos aspectos y prepárale para ello.

 ¡Empieza por los cimientos, no por el tejado!

Andrea Pérez Ludeña, es Terapeuta Ocupacional en Red Cenit Valencia

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