La marcha de puntillas idiopática es un término empleado para describir a los niños que andan sin apoyar el talón, aunque sean capaces de hacerlo. Hay que tener en cuenta que a menudo,  cuando los niños empiezan a caminar, lo hacen esporádicamente de puntillas hasta los 2-3 años. Sin embargo, si persisten con este hábito, es necesario evaluar cuál es el motivo.

Existen diferentes causas para la marcha de puntillas idiopática, entre las que podemos encontrar:

  • Morfología del pie, es decir, dificultades de carácter físico. En este caso sería conveniente la intervención de un ortopedista. El médico de familia dirá los pasos a seguir, buscando descartar problemas anato-fisiológicos.
  • Hipersensibilidad a ciertos estímulos. Habría una disfunción en la integración sensorial que provocaría que fueran especialmente sensibles a ciertos estímulos y, por ello, optarán por caminar de puntillas evitando el contacto directo con el suelo o la planta del zapato.
  • Problema de visión. Un problema en el procesamiento visual puede provocar ciertos cambios posturales que influyen en la manera de caminar.

En cualquiera de los casos mencionados, es necesario ponerse en contacto con los especialistas oportunos, en especial para descartar problemas anato-fisiológicos. Además, es importante tener en cuenta que no hay que forzar al niño/a a que camine usando toda la planta del pie.

Respecto a qué actividades pueden ayudarnos, en especial si la marcha de puntillas idiopática es a causa de una disfunción en la integración sensorial, aquí van algunas ideas:

  • Bicicletas sin/con pedales.
  • Cama elástica.
  • Zancos.
  • Patinete.
  • Actividades en el parque.
  • Caminar sobre: huellas, texturas, espuma, barro…
  • Ir descalzo por casa.
  • Mantener equilibrio en superficies inestables.
  • Columpios que requieran estar de pie.
  • Empujar muebles, cajas, columpio, carretillas…
  • Carreras/circuitos de obstáculos.
  • Aplaudir con los pies.
  • Tocarse la barbilla con los pies.
  • Subir y bajar rampas, añadir pata coja y pies juntos.
  • Mientras está tumbado, caminar por la pared.
  • Estallar pompas papel de burbujas.
  • Rodar con el pie la pelota de pinchos.
  • Tirar de los dedos de los pies hacia el cuerpo.
  • Unir los pies con el adulto y presionar los dedos.
  • Masaje: con crema, aceite… Aprovechar los momentos de relajación, donde esté más tranquilo. De arriba hacia abajo (desde caderas hasta tobillos), utilizando la máxima superficie de la mano, abrazando toda la pierna.
  • Estimular la planta del pie: diferentes texturas, desde el talón a los dedos, y vibración en las superficies óseas del pie, en especial el talón.

Gemma Pérez Gisbert, es Terapeuta Ocupacional en Red Cenit Valencia

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