Antes de comenzar con este artículo me gustaría destacar que:

  • Los padres no son profesionales de la conducta humana por tanto, tienen derecho a cometer fallos. Honestamente,  hay que reconocer que incluso los que nos dedicamos a ello, también los cometemos en algún momento.
  • En la familia debe primar el afecto, el cariño y el amor incondicional, así mismo debe haber una mínima organización para que todos se sientan  a gusto.
  • Cuando el hijo con TDAH tenga hermanos, será importante gestionar la relación  con ambos, ya que en ocasiones, los que no presentan TDAH perciben que su hermano recibe mayor atención que ellos.

Variables que condicionan la evolución de un hijo con TDAH

  • Cuando las  familias tienen instaurado un hogar más o menos estructurado y organizado, el pronóstico será más favorable que en aquellas más desorganizadas o imprevisibles. Son fundamentales las rutinas diarias, los horarios regulares, la capacidad de anticipación, los ambientes relajados o la sensación de orden entre otros aspectos.
  • Fundamental es la presencia de pautas educativas consistentes y coherentes. Que haya unas normas claramente definidas y que se cumplan siempre, y, tan importante es que se cumplan, como que se deje claro qué consecuencias tendrá su no cumplimiento.  Esto favorecerá tanto el autocontrol como la responsabilidad de los propios actos de cada miembro de la familia. Es importante recordar que el acuerdo entre la pareja es fundamental y que ni los gritos ni los castigos son la mejor forma de manejar los problemas de conducta.

Pautas para actuar como padres y favorecer la mejor evolución del hijo con TDAH

  • Conseguir un equilibrio entre la comprensión y la exigencia, ambas deben estar presentes. Es importante comprender que algunos de sus comportamientos son consecuencia del TDAH y tan importante como la comprensión es la exigencia, ya que ésta es la que le hará mejorar y evolucionar.
  • Fomentar la autonomía personal evitando a toda costa la sobreprotección ya que ésta lo anula y le impide crecer.
  • Anticipación, esto supone tanto prevenir como avisar. Prevenir en el sentido de tener previstas ciertas medidas para entretenerlos en aquellas situaciones en las que el TDAH del niño pueda ser un riesgo (salas de espera, centros comerciales, reuniones…). Avisar en el sentido de anticiparles algún cambio de rutina o de cómo esperáis que se comporten en determinados lugares o situaciones.
  • Ser realistas. Exigirles aquello que sí puedan dar. No podemos exigirle por ejemplo a nuestro hijo con TDAH que retenga una larga lista de instrucciones, o a un niño TDAH con presentación hiperactiva que permanezca sentado durante una larga comida. Hay que entender que no van a mejorar de la noche a la mañana, que las mejoras son lentas y requieren su tiempo y que incluso podrán haber regresiones.
  • Ser ejemplos positivos. Siempre que sea posible hay que ser ejemplo de autocontrol, de autoinstrucciones, de prestar atención, de orden, de organización, de planificación, de tolerar adecuadamente las frustraciones…
  • Centrarse y destacar sus conductas positivas o adecuadas.

Y sobre todo, recordad que los niños son como esponjas, que cada gotita que caiga en ellas será absorbida hasta quedar completamente empapada.

En los momentos de flaqueza recordad que vuestro esfuerzo, constancia y perseverancia tendrá sus frutos y que  llegará el día en que os sentiréis realmente orgullosos de vuestros hijos ya adultos,  y no dudéis que ellos lo estarán infinitamente más de sus padres porque será entonces cuando reconocerán y valorarán todos vuestros esfuerzos. 

Paqui Moreno. Psicóloga y Coordinadora de Funciones Cerebrales Superiores en Red Cenit Valencia


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