Sistemas de tratamiento de la información en el TDAH.
Evaluación de la Información en el TDAH.
La exploración de las capacidades funcionales referidas al sistema prefrontal incluye necesariamente el estudio de las funciones ejecutivas, de las que ya hemos hablado en profundidad con anterioridad en nuestro Blog y que resumiremos diciendo que las Funciones Ejecutivas (FE), son un conjunto de habilidades cognitivas necesarias para realizar tareas como: la planificación secuencial de actividades, la programación, la corrección de acuerdo con un plan, la anticipación de eventos, la autorregulación a través de los mecanismos de monitorización antes, durante y tras la función, la flexibilidad cognitiva y la ponderación del tiempo y el espacio, entre otros.
El período de mayor desarrollo de las funciones ejecutivas se realiza entre los 6 y los 8 años de edad. Así, se adquiere la capacidad de autorregular el comportamiento y la conducta, y se empiezan a fijar metas y a anticipar eventos.
Los problemas en la organización del acto intelectual que alcanzan a pacientes con síndrome frontal demuestran ser particularmente distintos del proceso normal. Estos pacientes no someten las condiciones del problema a un análisis preliminar y no confrontan sus partes separadas. Por ello, como regla general, estos individuos sólo toman fragmentos al azar de las condiciones y empiezan a realizar operaciones lógicas parciales sin intentar formular una estrategia general y sin confrontar su operación con otros elementos de las condiciones del problema; ninguno de ellos enfrenta el resultado obtenido con la condición inicial o el modelo propuesto.
En ausencia de un control mental adecuado, las acciones no se reorientan según las experiencias pasadas o lo verbalizado en un momento dado. Esta misma disociación entre el lenguaje y la acción se manifiesta en la dificultad para inhibir una respuesta ante un estímulo y emitirla ante otro; es lo que Luria y Drevre señalaban como falta de reorientación a la acción.
La capacidad de responder adecuadamente a diferentes consignas propuestas según la demanda se denomina ‘flexibilidad cognitiva’. El funcionamiento de los lóbulos frontales se asocia con los niveles más elevados de la función cortical, entre ellos, aquellos inherentes a la actividad intelectual, tales como una conducta orientada a una meta y la planificación conductual autodirigida.
En el estudio del flujo sanguíneo cerebral existe un compromiso del flujo en los lóbulos frontales y en el núcleo caudado de los niños hipercinéticos estudiados. También se ha demostrado un aprovechamiento menor de glucosa en áreas cerebrales frontales a través de los estudios con tomografía con emisión de positrones. Las lesiones prefrontales pequeñas no afectan a la inteligencia, pero sí influyen en la realización de tareas como la categorización, donde el criterio cambia según la demanda del examinador o del ordenador.
El paciente con afectación de las funciones del área prefrontal comprende la tarea pero persevera en el primer criterio de clasificación. La falta de utilización de mecanismos de retroalimentación produce una inhibición frontal inadecuada en los eventos cerebrales.
Mecanismos de procesamiento.
Desde las diversas perspectivas cognitivas se ha subrayado siempre la importancia del problema de la representación, pero últimamente se ha destacado la importancia del aprendizaje mediante el tratamiento explícito de la adquisición del conocimiento. Con respecto al conocimiento profundo de los mecanismos de procesamiento, existe ya una literatura amplia y creciente donde se demuestran con claridad la preferencia y la necesidad de evaluar funciones individuales y específicas, antes que el registro de un cociente intelectual obtenido a través del material adquirido. Ello significa que la forma de procesamiento para adquirir conocimiento prima sobre lo ya aprendido.
Durante la administración de pruebas neuropsicológicas debe tenerse un interés especial en ciertas medidas cualitativas: por un lado, las conductas requeridas para contestar a los ítems propuestos y no sólo a la calificación de 0, 1 o 2 puntos a la respuesta dada (por ejemplo, respuestas verbales aberrantes, conductas motoras específicas) y, por el otro, el estilo conductual expresado a través de respuestas de tipo ansioso, la tendencia a disimular los propios déficit, la sobrepreocupación, etc.
Sistemas de tratamiento de la información.
En los últimos años hemos trabajado con un marco teórico que intenta resumir los mecanismos básicos principales involucrados en el procesamiento de la información cerebral.
Inicialmente, distinguimos tres estructuras funcionales principales a las que denominamos ‘sistemas de tratamiento’.
Dichos sistemas se dividen de forma arbitraria al considerar una secuencia operacional teórica en los clásicos procesos de percepción, razonamiento y producción. Reconocemos entonces tres sistemas de tratamiento de la información cerebral a los que denominamos: input, performance y output.
La próxima semana hablaremos más detalladamente sobre el aprendizaje y la sintomatología en los trastornos del aprendizaje como: el trastorno de la lectura, cálculo y en la expresión escrita.
Luis Abad psicopedagogo y director de los centros Red Cenit.