Procrastinar es la acción o hábito de posponer de manera voluntaria actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables, pese a que sabemos que estamos actuando en contra de lo que nos conviene y que nos perjudicará.

Es lo que conocemos más familiarmente como “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”. Todos y todas en algún momento «practicamos» la procrastinación pero, lo importante es entender cómo afecta a nuestra calidad de vida, si sucede de manera puntual  o de manera frecuente.

Imagínate que debes de ponerte a estudiar. En ese momento, piensas “voy a merendar primero”,  después vas a ponerte ropa cómoda, miras los mensajes del móvil, te asomas por la ventana y decides salir a dar un paseo antes de estudiar. Cuando te quieres dar cuenta, ha pasado demasiado tiempo, empiezas a ponerte nervioso, a sentirte culpable, siendo aún menos productivo y eficiente.

¿Por qué se produce la procrastinación?

  • Cuesta soportar una penalidad a corto plazo a cambio de un beneficio lejano. Valoramos mucho más las recompensas en el presente que en el futuro.
  • Intentas librarte temporalmente de una tarea que te provoca ansiedad.
  • Por el temor al fracaso. El tener  una baja expectativa en la consecución de logros puede hacer que se posponga reiteradamente la tarea.
  • Cuanto menos valor se tenga sobre una tarea a realizar, más difícil será el ponerse a hacerla.
  • Pensamientos del tipo, “el trabajo me aburre”, “no me gusta lo que hago”, “me falta entusiasmo”, potencian la procrastinación.
  • Medimos erróneamente la capacidad que tendremos al día siguiente de hacer las cosas al sobrevalorar nuestra capacidad de hacer el trabajo en el futuro.

En definitiva, dejamos las cosas para mañana por una mezcla de optimismo, valoración equivocada, pereza y rechazo psicológico de la tarea.

¿Cómo podemos superar la procrastinación de manera eficaz?

  1. Define tus objetivos:  intenta ponerte metas a corto plazo y fechas  límite para cumplirlas.
  2. Se realista: no intentes abarcar más de lo que puedes hacer. Al organizar el tiempo debes ponerte metas pequeñas y fácilmente realizables.
  3. Deja las lamentaciones: pensamientos como “no soy capaz”, no ayudan a perseguir nuestras metas y objetivos. Piensa en todas las veces que has conseguido llevar a cabo un proyecto y en lo bien que te  sentirías si en vez de hacerlo en el último momento, te organizaras con tiempo.
  4. Identifica tus mejores momentos, en qué momentos del día eres más productivo, creativo, estás de mejor humor o despejado.
  5. Organiza el tiempo: crea un horario y cúmplelo. Elabora listas por orden de importancia y tacha aquellas cosas que ya hayas conseguido, esto será un estímulo para continuar. Utiliza alarmas en los descansos que marquen nuevamente el comienzo de la actividad.
  6. Toma impulso y empieza a trabajar: Vence el momento anterior a ponerte a trabajar. Una vez empezamos una actividad tendemos a no dejarla a medias.
  7. No dejes para el final las tareas más complejas, ya que son las que tendemos a evitar. Si te parece extensa o inalcanzable, divídela.
  8. Provéete de los recursos que necesites antes de empezar la tarea y prepáralos.
  9. Suprime las tentaciones: identifica todos aquellos elementos que en un momento determinado puedan suponer una tentación y aléjalos o ponlos fuera de tu vista.
  10. .No pongas  excusas y simplemente, hazlo ya. Si decimos “tengo tiempo”, “no pasa nada por un día que me retrase”, “miro Facebook solo cinco minutos”, “ya emparé mañana”, estaremos favoreciendo la procrastinación.
  11. .Recompénsate por haber hecho la tarea. Asociar una tarea que nos resulta aburrida con algo agradable como una recompensa, ayuda a motivarnos.
  12. .Establece pequeños periodos de desconexión y descanso  para recuperar  fuerzas tanto físicas como mentales. El cansancio multiplica el desinterés y reduce la capacidad de esfuerzo. Dedica  tiempo a descansar, hacer deporte, a tus aficiones, a la familia y amistades.

Vencer la tendencia a la procrastinación es una habilidad que se puede aprender y que requiere de entrenamiento. Para superarla es necesario observar el propio comportamiento, identificar cuándo empezamos a procrastinar y entonces tomar medidas.

Reyes Martínez Borondo, Psicóloga Clínica, en Red Cenit Valencia


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