TDAH y memoria.

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La memoria es la capacidad de retener y evocar eventos del pasado mediante procesos neurobiológicos de almacenamiento y de recuperación de la información; es básica en el aprendizaje y el pensamiento.

En los primeros años de vida la memoria es de carácter sensitivo, guarda sensaciones y emociones. Más tarde aparece la memoria de las conductas: se ensayan movimientos, se repiten y poco a poco se van grabando. De esa forma, los niños van reteniendo y aprendiendo experiencias que permiten que progrese y se adapte al entorno. Finalmente, se desarrolla la memoria del conocimiento, o capacidad de introducir datos, almacenarlos correctamente y evocarlos cuando sea necesario.

Niveles de la memoria

La memoria se desarrolla a través de una variable temporal. Esta situación ha permitido dividirla en etapas o niveles temporales de acuerdo con el momento en que se encuentre.

Así, se reconocen tres tipos de memoria: inmediata, de corto plazo (mediata) y de largo plazo (diferida).

Memoria inmediata

Este tipo de memoria se relaciona con lo que se denomina ‘registro sensorial’. Está vinculada con la información que no ha sido procesada y que viene de los sentidos. Esta información entra, permanece un lapso de tiempo y luego se procesa o se pierde.

La memoria sensorial puede retener representaciones efímeras de prácticamente todo lo que vemos, oímos, gustamos, olemos o sentimos.

Las señales ‘ignoradas’ pasan por un procesamiento inicial parcial pero suficiente para decidir no prestarles atención. Estos estímulos externos (sensoriales) o internos (sensaciones, pensamientos, emociones), a los que no se les ha brindado la atención suficiente para continuar dentro del proceso mnésico en curso, son descartados y enviados a una papelera de desecho. Por el contrario, cuando cambiamos la atención y la enfocamos hacia otro estímulo de significado mayor, éste seguirá su curso hacia un próximo nivel de memoria.

Memoria mediata

La memoria a corto plazo, mediata, memoria de trabajo (MT) o memoria funcional es la que guarda y procesa durante tiempo breve la información que viene de los registros sensoriales y actúa sobre ellos y también sobre otros.

Según Baddeley, el estímulo, al ser atendido y percibido, se transfiere a la memoria de trabajo. Esta memoria nos capacita para recordar la información, pero es limitada y susceptible de interferencias. Esta vulnerabilidad del proceso le imprime un carácter de enorme flexibilidad que nos permite estar siempre abiertos a la recepción de información nueva. Baddeley describe la MT como un mecanismo de almacenamiento temporal que permite retener al mismo tiempo algunos datos de información en la mente, compararlos, contrastarlos o, en su lugar, relacionarlos entre sí. Se responsabiliza del almacenamiento a corto plazo a la vez que manipula la información necesaria para los procesos cognitivos de mayor complejidad.

La memoria de trabajo (MT) participa en, por lo menos, dos tipos de procesos:

Control ejecutivo: hace referencia al mecanismo de procesamiento de la información.

Sostenimiento activo: constituye el concepto de almacenamiento temporal. Este mecanismo de almacenamiento temporal presenta la característica de utilizarse en conexión con mecanismos especializados de almacenamiento provisional que sólo se activan cuando es necesario retener un tipo de información específica.

La MT permanece en conexión con la memoria a largo plazo, que permite acceder a los conocimientos y las experiencias pasadas que se hayan tenido sobre el tema y que se mantiene online en la MT. De esta manera con los aportes de esa información se operaría con mayor precisión en la resolución de los problemas planteados.

Para otros como Richardson, la MT es un sistema complejo responsable del almacenamiento y el procesamiento temporal de la información. La memoria a corto plazo es de capacidad limitada. Esta capacidad se podría expresar como la necesaria para recordar un número de teléfono de siete dígitos durante unos segundos sin dificultad. Esta capacidad tiene un gran efecto sobre la manera de aproximarnos a las tareas cognitivas. Según Conrad, podemos procesar información referente al lenguaje en términos de sonido y significado.

Memoria diferida

Para Tulving, la memoria diferida o memoria a largo plazo almacena el conocimiento en forma verbal y visual, cada uno independientemente, aunque se encuentran de manera interconectada. Corresponde a todo lo que sabemos o lo que hemos aprendido.

Ahora que ya conocemos algo más sobre los tipos de memoria, os emplazamos a la lectura de nuestro próximo artículo semanal sobre TDAH, dónde hablaremos más detenidamente la Memoria de Trabajo y las funciones ejecutivas, cruciales ambas en el estudio, intervención y tratamiento de niños con trastornos por déficit de atención/hiperactividad.

 Luis Abad psicopedagogo y director de los centros Red Cenit.