Aunque cada niño es diferente a los demás, existen una serie de patrones comunes del desarrollo infantil que sirven de referencia a la hora de identificar posibles señales de alerta para la detección temprana del Trastorno del Espectro Autista (TEA).

En el siguiente artículo vamos a hablar de algunos indicadores muy importantes que nos pueden poner en alerta de forma temprana en el caso del TEA en niños entre 18 y 36 meses.

  1. Poco o nulo contacto ocular: el contacto ocular en el niño es nulo o casual, pero para nada intencional, lo evita continuamente.
  2. Sordera aparentemente paradójica: el niño no responde a su nombre cuando lo llaman, no se gira. Lo mismo pasa con los sonidos, incluso con los más fuertes, aparentemente parece que sufre sordera.
  3. Dificultad para establecer miradas de referencia conjunta: el niño no sigue el dedo ni mira hacia donde otros señalan.
  4. Ausencia del juego simbólico: el niño no imita (gestos, acciones), muestra dificultades a la hora de imaginar o simular situaciones de la vida real o inventadas con juguetes.
  5. Juego repetitivo: ausencia del juego funcional. El niño se entretiene alineando objetos, abriendo y cerrando cosas, sigue normalmente el mismo patrón de juego continuamente. Además, suelen preferir juegos y canciones repetitivos y mecánicos.
  6. Ausencia del lenguaje: ausencia del balbuceo tanto social como comunicativo. No ha desarrollado el lenguaje y si lo ha hecho es ecolálico (repetitivo), o poco funcional.
  7. Ausencia de la señalización: el niño no señala de forma espontánea para realizar una petición, ni pone el dedo en posición de señalización. De este indicador pasamos al siguiente, que están enlazados.
  8. Instrumentalización del adulto: como el niño no señala de forma espontánea utiliza al adulto para conseguir lo deseado, lo agarra de la mano y lo lleva hacia lo que desea.
  9. Nulo interés por lo que hacen los demás: no inicia interacción con otros iguales o adultos ni les presta atención.
  10. Poca tolerancia a los cambios: los cambios, las situaciones inesperadas y salir de la rutina les suele provocar ansiedad y frustración.

Es muy importante la detección temprana del Trastorno del Espectro Autista a través de estos indicadores y acceder a la intervención en Atención Temprana de forma precoz, para conseguir una atención individualizada y ajustada a cada caso.

Estos indicadores, no implican que un niño tenga TEA, pero sí hacen aconsejable una evaluación especializada que confirme o descarte el diagnóstico. Además, conviene tener en cuenta que no todas las señales se dan simultáneamente en todos los niños y que, en cualquier edad, se pueden presentar los signos establecidos en las etapas previas.

El Trastorno de Espectro Autista es un trastorno que acompañará al niño durante todo su desarrollo, pero la intervención temprana ayudará a mejorar la sintomatología general.

Andrea Botella, pedagoga y terapeuta en RED CENIT

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