Es bien sabido que en el caso de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), existe una especial dificultad en el procesamiento de la información que se recibe por el canal auditivo. La mayoría de las personas con TEA u otros trastornos que implican dificultades en la comunicación (Síndrome de Down, sordera, hipoacusia, Trastornos del lenguaje, Trastornos del procesamiento sensorial, etc.) poseen una ruta de aprendizaje preferentemente visual, por lo que es esencial apoyar los aprendizajes a través de recursos visuales.

Al no tener estas dificultades, es difícil ponernos en la piel de estas personas. Pero imaginaros por un momento la siguiente situación. Tenéis que hacer un viaje de negocios. Sabéis que vuestro avión sale en dos horas, pero cuando llegáis al aeropuerto, todos los mensajes visuales han desaparecido. Ese día tenéis una afonía impresionante y no os entienden cuando intentáis preguntar, y además, el audio de megafonía es muy confuso, no está al volumen suficiente y no se distingue bien si están hablando en nuestro idioma o en otro. No sabríais por dónde tendríais que presentar la documentación para realizar el check in, no sabríais por donde pasar para acceder al control, no sabríais hacía donde dirigiros para acudir a la puerta de embarque y cuidado si además os entrasen ganas de ir al baño. Probablemente perderíais el avión y acabaríais con un ataque de ansiedad considerable. ¿No?

He puesto el ejemplo del aeropuerto porque representa un espacio en el que, para cualquier persona, la información visual es fundamental. Del mismo modo, para las personas con dificultades en el procesamiento de la información auditiva, especialmente para las personas con TEA, los apoyos visuales son imprescindibles para acceder a la información y facilitar la comprensión del mundo que nos rodea. Para estas personas, el día a día es como para nosotros sería un aeropuerto sin claves visuales. Es decir, un mundo confuso, caótico, poco predecible y en muchos casos, sin posibilidades para el desarrollo de la autonomía e independencia personal. Y todo ello, sin contar con la probable presencia de alteraciones sensoriales que dificultan, aún más, esta comprensión del mundo que nos rodea.

Es importante puntualizar que los apoyos visuales deben ser individualizados, es decir, deben adecuarse a las competencias del individuo y elaborarlos en función de éstas, garantizando la máxima comprensión de la información que se pretende trasmitir. A mayor afectación y menor capacidad de abstracción, las claves visuales serán más simples y tangibles. Pueden basarse en  objetos reales, pictogramas, fotografías, gestos, letra escrita, o cualquier estímulo que ofrezca información a través del canal visual; por ejemplo, las luces de un semáforo. Y sus utilidades son muy variadas,  las más importantes, en cuanto a la intervención en Trastornos del Espectro Autista son:

  1. Estructuración del espacio:  Realizar adaptaciones en el medio físico que nos rodea, distribuyendo las zonas y los diferentes espacios mediante claves visuales ayuda a diferenciar unos espacios de otros, permitiendo al usuario desenvolverse de manera autónoma y permitiendo una mayor independencia y participación activa. Esto es especialmente importante en casa y en aula y centro educativo, donde el ambiente, espacios, zonas y materiales, deben estar bien organizados y estructurados para que el individuo pueda centrar su atención en lo importante y comprender el sentido y funcionalidad de los diferentes espacios, relacionando las diferentes acciones y actividades con los lugares donde se realizan.
  2. Anticipación y la estructuración del tiempo: Horarios, agendas visuales,  calendarios, temporizadores… Es importantísimo facilitar la posibilidad de anticipar qué es lo que va a ocurrir, desde cuándo y durante cuánto tiempo, especialmente si se produce algún cambio dentro de la rutina diaria. Comprender las situaciones y saber qué es lo que se espera de ellos, favorece su comprensión, les ofrece mayor tranquilidad y estabilidad emocional, y contribuye al desarrollo de una mayor independencia.
  3. Desarrollo de la autonomía e independencia personal, estructuración de la actividad: las personas con TEA, incluso las que poseen mayor capacidad, tienen dificultades para organizar sus acciones para alcanzar una meta concreta, es decir, para planificar las diferentes secuencias de acción necesarias para ejecutar un plan o para realizar una actividad específica (lavarse las manos, vestirse, realizar una actividad escolar, etc). Es por esto, que los apoyos visuales facilitan la planificación de las actividades mediante la visualización de las diferentes secuencias de acción necesarias para realizar la actividad con éxito. Por lo que promueven la autonomía e independencia en las actividades de la vida diaria, así como el desarrollo de procesos cognitivos
  4. Apoyos para la estructuración y comprensión del lenguaje: Los recursos visuales, en este aspecto son claves para el desarrollo de la comprensión y expresión del lenguaje oral. A través de las imágenes, los signos o los  gestos, se consigue  incrementar la capacidad del individuo para dominar el código oral-verbal.
  5. Uso de sistemas de comunicación aumentativa o alternativa:  los sistemas de comunicación son formas de expresión distintas al lenguaje oral,  y tienen por objetivo aumentar (aumentativos) y/o compensar (alternativos) las dificultades para comunicarse a través del canal auditivo-vocal. En este aspecto, es evidente la importancia que tiene la comunicación y el lenguaje para las relaciones sociales, para el aprendizaje, y la adaptación y participación  en la sociedad. Gracias a estos sistemas, hoy en día, estos aspectos no deben verse perjudicados a causa de los problemas en el lenguaje oral.
  6. Apoyos para la organización de la conducta: Las personas neurotípicas, tenemos un pensamiento verbal. Es decir, un lenguaje interior que guía continuamente nuestra conducta. En muchas ocasiones, las personas con TEA carecen de este lenguaje interior, y los apoyos visuales son aquí un recurso fundamental para adaptar su comportamiento a las distintas situaciones sociales. De manera visual se pueden presentar las normas de conducta básicas o las normas que se deben cumplir ante una determinada situación. Las autoinstrucciones o las historias sociales son también herramientas muy útiles en este aspecto. De esta forma, estos recursos ayudan a autorregular su comportamiento y a ajustar su conducta a las reglas sociales específicas para cada situación, favoreciendo la instauración de conductas positivas o eliminación de conductas negativas, por lo que favorecen la adaptación al medio social.

En definitiva, los recursos y apoyos visuales proporcionan una ayuda fundamental para mejorar la comprensión social, mejorar las competencias cognitivas y comunicativo-lingüísticas;  representan una vía de comunicación para aquellos individuos  que no disponen de un lenguaje oral funcional; favorecen el desarrollo de la autonomía personal, la espontaneidad, la flexibilidad de acción, la autorregulación, y la organización de la conducta; y disminuyen los niveles la ansiedad y frustración, reduciendo los problemas de conducta y otorgando al individuo un mayor nivel de adaptación y participación activa en el medio que le rodea.

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María Vivó, es especialista en audición y lenguaje, y terapeuta en Red Cenit Valencia

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