“Lo que nos gusta hacer a nosotros son apuestas en deportes, sobre todo fútbol. Yo conozco gente que lo que hace es jugar con la menor cantidad de dinero posible, pero haciendo combinaciones complicadas para ganar más dinero…”. Daniel, 17 años.

“Hoy en día con Internet es mucho más cómodo, ya que puedes jugar a todas horas y si quieres desde casa”. Marcos, 21 años.

“Ahora con la crisis, con 1€ puedes echar a ver si tienes suerte y te toca algo. Si la primera vez te toca, eso te engancha”. Ángel, 25 años.

“Y llega un momento en que te metes en la apuestas y es complicado salir. Parece una forma fácil de ganar dinero, y es accesible a prácticamente todos los públicos. El problema viene cuando te vas gastando dinero que ya ni tienes…”. Manuel, 30 años.

Ya no resulta extraño escuchar estas declaraciones, o ver a jóvenes entrando en casinos o casas de apuestas; ni tampoco ver cómo crece la adicción al juego entre ellos.

Algunas de las estadísticas son realmente aterradoras: más del 39% (prácticamente 4 de cada 10 adolescentes), ya han jugado y apostado dinero antes de los 18 años. Se trata de una cifra elevada, puesto que la mayoría de las personas que juegan una vez, repiten, siendo la tasa de continuidad del 70%. La Universidad Miguel Hernández de Elche, ha realizado un estudio que refleja que la edad media de inicio está en los 15.6 años; lo cual es sorprendente ya que supuestamente a estas edades la práctica está totalmente prohibida. La conducta se suele dar principalmente en los chicos (58%), siendo en las chicas algo menor (31%).

El problema de la ludopatía, como en el resto de adicciones, es que lleva consigo un círculo vicioso en el que muchas veces la persona que juega no es consciente del daño que genera en sí mismo y en el entorno. Algunas consecuencias de la adicción al juego son problemas económicos, ruptura con la familia o con la pareja, daño psicológico tal como tristeza, ansiedad, depresión, irritabilidad…

El perfil del ludópata de hace unos años ha cambiado. Hace un tiempo, lo común era encontrarse a un jugador de unos  40-50 años, en la máquina tragaperras, y con una vida algo desestructurada (deudas, problemas de pareja o familiares).  Actualmente, ese perfil ha sufrido un cambio. Ahora, se tratan de jóvenes de entre 16 y 25 años, que son estudiantes o parados sin responsabilidades y sustituyen la máquina tragaperras por apuestas deportivas y juego online.

  • Acceder al juego online es cada vez más fácil. Internet y los smartphones son algunos responsables de ello.
  • Asimismo, la publicidad en los medios de comunicación hace mucho daño. Se vende que ganar dinero es muy sencillo, y suele estar asociado a gente con éxito y que admiramos como jugadores de fútbol, presentadores de TV, cantantes, etc.  Esto supone un peligro, ya que, especialmente, la gente más joven se deja covencer por este tipo de publicidad engañosa.
  • A esto, le añadimos que la proliferación de casas de apuestas y salones de juego está cada vez más dirigida a los jóvenes.
  • La inmediatez entre el juego y la apuesta-premio es uno de los factores clave a la hora de hablar de ludopatía. «Muchas veces solo hace falta darle a un botón, por lo que la adicción se crea de manera muy rápida».
  • Otras claves de éxito de los juegos de azar son: la accesibilidad (cada vez mayor y como decía antes, dirigida a público más jóven), que pueden ser apuestas de bajo coste, la posibilidad de recibir un premio la primera vez que se juega (lo cual induce a pensar que se tiene el control, que se es bueno en eso y siguen), la amplia diversidad de juegos y el anonimato. En los juegos de apuestas por ejemplo, las apuestas suelen ser bajas, el resultado es inmediato, pueden ser realizadas en cualquier lugar (cualquier dispositivo) y en cualquier momento.

En adolescentes, aunque es más difícil advertirlo porque es discreto y anónimo, la adicción al juego online suele presentar estos síntomas:

  • Negligencia en actividades escolares/laborales
  • Dificultades para concentración
  • Hipersomnia diurna (juegan con frecuencia por la noche)
  • Contracturas cervicales por la postura mantenida
  • Sequedad de conjuntiva y problemas oculares
  • Desatención de la higiene personal
  • Fatigabilidad
  • Síntomas de abstinencia cuando no puede jugar (ansiedad, irritabilidad, etc.)
  • Síntomas de tolerancia (cada vez necesitan dedicar más tiempo al juego)

Para concluir, es evidente que la prevención de la adicción al juego desde las escuelas y la familia es determinante. Se tiene que educar en las ventajas que tiene la Red, pero también los riesgos. La influencia de los padres, el consumo de sustancias estimulantes, la publicidad o las actitudes de los iguales, también son factores determinantes.

La misma industria del juego debe considerar y concretar el desarrollo de planes integrales de juego responsable para garantizar un juego seguro y controlado. Así como las Administraciones Públicas deben establecer políticas de juego responsable y sensibilizar a la sociedad. Los mecanismos de prevención y sensibilización hacia el problema  de la adicción al juego son de vital importancia, ya que se trata de un problema con poca conciencia social y una excesiva despreocupación.

Virginia Domínguez, Psicóloga en Red Cenit

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