Hoy en día es muy conocido el uso de animales de la familia de los equinos con fines terapéuticos. Existen muchas referencias sobre los beneficios terapéuticos de este tipo de actividad, pero en el caso de niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista), es algo más novedoso. La equitación terapéutica, (equinoterapia), incide positivamente en el desarrollo de la comunicación y de la interacción social de las personas con autismo y otros trastornos del neurodesarrollo.

¿Qué es la equinoterapia?

La equinoterapia consiste en utilizar el movimiento cíclico del paso del caballo o pony, para crear una terapia de relajación y transmitir al jinete una serie de oscilaciones tridimensionales, producto del movimiento del animal.
Es un deporte que se basa en el manejo del equino por parte del jinete, que conduce el caballo en sus tres aires (paso, trote y galope), lo que requiere capacidad física para la dirección y amortiguación del impulso de los tres aires.

Durante el año 2015 pude participar en un proyecto piloto de equitación con cuatro niños con TEA de Red Cenit Valencia con edades comprendidas entre 5 y 7 años cuyo objetivo primordial era el de hacer llegar el maravilloso mundo de la equitación a los niños y a sus familias.
El proyecto piloto fue patrocinado por la Fundación Laureus, Pony Club La Finca, Invanep, Red Cenit, Universidad de Valencia y Federación Hípica Valenciana)
Para mí fue una experiencia muy gratificante ver como mis niños con TEA se adaptaron a los ponis y como iban avanzando en esas 15 sesiones. Pude comprobar como se establecía un vínculo especial entre los animales y nuestros pequeños héroes, creando así una estrecha relación entre ellos mediante esa fuente de momentos maravillosos y experiencias increíbles que hicieron conectar a los niños directamente a nivel emocional, que fusionó a los ponis y a los niños en uno solo.

Cuando los vi subir en los pequeños caballos por primera vez, sus reacciones y expresiones fueron diversas; estaban emocionados pero también aparecieron nervios, miedos e inseguridades; pero cuando cogieron las riendas y consiguieron por primera vez pararlos, fue increíble percibir su decisión y ver como los animales obedecían; pero lo mejor de todo fueron sus caras siempre llenas de satisfacción con una mezcla de incredulidad y fascinación; en ese momento mágico fue cuando vi despertar el jinete que llevaban dentro.

Conforme iban avanzando en las clases de equinoterapia advertí como ampliaban las conductas adaptadas; su motivación y autoestima iba en aumento; se produjeron efectos favorables sobre sus habilidades motoras, (elasticidad, tono muscular, coordinación, relajación, control corporal, etc.), disminuyendo así la aparición de comportamientos estereotipados, aportando mejoras en su calidad de vida, ayudándoles a inducir estados de relajación y la sensación de bienestar emocional que hizo mejorar la competencia social. En mi experiencia, el desarrollo de un programa de aprendizaje pudo demostrar que el deporte de la equitación y sobre todo, relacionarse con los ponis es una actividad muy beneficiosa para los niños con autismo.

Se puede decir que la participación en actividades deportivas y de ocio suponen una variable esencial en cualquier programa centrado en la mejora de la calidad de vida de las personas. Es una alternativa que se ajusta de manera singular a las peculiaridades de las personas con autismo, porque se ponen en juego múltiples interacciones en un contexto estructurado, se basa en la comunicación táctil y epidérmica con el animal, y en menor medida, en la comunicación verbal, (que suele estar afectada en los niños con autismo), y se practica en un medio natural muy motivador.

“La pasión es el talento más importante de un deportista”

Marian Sirera Conca, pedagoga. Coordinadora Diagnósticos e Intervención en los Trastornos del Neurodesarrollo en RED CENIT