En numerosas ocasiones hemos escuchado hablar de la importancia de las expectativas, de creer en nosotros mismos, de confiar, pero… ¿Cómo de importantes son estas proyecciones sobre nosotros si las realiza otra persona? ¿Hasta qué punto me repercute lo que se espera de mí? ¿Qué ocurre cuando encasillamos o etiquetamos a los demás? Esto es explicado por el famoso efecto Pigmalión.

El efecto Pigmalión es el fenómeno por el cual las expectativas y creencias que tiene una persona sobre las capacidades de otra persona y lo que pueden o no lograr, influyen directamente en sus conductas, en el rendimiento y sus resultados.

Se le llama también profecía autocumplida porque cuando otras personas tienen una imagen acerca de cómo vamos a actuar o comportarnos, de qué vamos a conseguir o de cómo somos, existe una alta probabilidad de que estas previsiones se cumplan. Esto ocurre porque la imagen que tenemos de nosotros mismos está muy influida por la forma en que los demás nos ven.

¿Dónde podemos observar el efecto Pigmalión?

El colegio es uno de los sitios donde más se observa la influencia del efecto Pigmalión. Es un lugar donde los niños pasan muchas horas, desarrollan su identidad y van modelando la imagen que tiene sobre ellos mismos.

Si un profesor/a crea una expectativa sobre los alumnos de clase (buen alumno o mal alumno, por ejemplo), va a hacer que estos alumnos se comporten o trabajen en función de lo que se espera de ellos. Esto es muy positivo si lo usamos para motivar, captar su atención y potenciar sus fortalezas, pero se ha de tener cuidado con encasillar en etiquetas negativas.

Lo mismo ocurre en casa, si la familia confía en ti, en las cosas que puedes lograr y las capacidades que tienes, es mucho más sencillo que realices tareas como aprender a montar en bicicleta, hacer la cama, organizar la agenda, etc.

¿Cuántas veces hemos escuchado frases como: eres el bueno de la casa, eres menos listo que X persona, eres el estudioso, etc? Estas afirmaciones, las van interiorizando hasta formar parte de su opinión sobre ellos mismos.

La escuela y la familia son los dos contextos más destacados donde se da el efecto Pigmalión, ya que es donde más tiempo se está y donde más vínculos se crean, especialmente con figuras referentes como son profesores y familia. Cuando un niño percibe que los mayores lo ven capaz de hacer  las cosas bien, le animan a esforzarse y esto hace que su trabajo se desarrolle mejor. Tener en cuenta esto es muy importante para que el niño fomente su autoestima, disfrute del aprendizaje y sea capaz de crecer y superar adversidades.

En conclusión, las expectativas de los padres, maestros o adultos en general, tienen una gran influencia sobre el aprendizaje ya que pueden motivar o bloquear nuestro entusiasmo, dando como resultado cambios positivos o negativos en la forma en que las personas adquieren o rechazan los conocimientos.

“Si aceptas las expectativas de los demás, especialmente las negativas, nunca cambiarás el resultado”. (Michael Jordan)

Alicia Valls Monzó, es psicóloga y terapeuta en Red Cenit

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