“¡No seas maleducado!”, “Otra vez pidiendo ¡Qué caprichoso!”, “¡Calla ya, pesado!”, “¡Mira que eres vago!”, “¡Lo que le pasa es que es un niño mimado!”, “¡Ya estamos otra vez, que llorón!”, “¡Vamos, eres el mejor!”, “¡Es más bueno, no molesta!”, “¡Que responsable eres para tu edad!”, …

¿Verdad que te suenan estas expresiones?

Seguro que las has escuchado e incluso las has podido usar.

Los adultos en determinadas ocasiones, sin darnos cuenta y sin intención de ofender, etiquetamos a los niños y a las niñas.

¿Qué entendemos por etiquetas infantiles?

Etiquetar por así decirlo es una forma de “prejuzgar” a las personas.

Pero, ¿que pasa cuando estas etiquetas las trasladamos a los niño/as?

Normalmente lo hacemos para definir o llamar al niño/a mediante alguna conducta o característica que normalmente se considera que fastidia o es impropia, es decir, algún adjetivo que pensamos que representa por completo su personalidad.

Una etiqueta es en definitiva una marca, ya sea para bien o para mal y puede perdurar durante toda la vida.

¿Qué tipo de etiquetas dirigidas a los/as niños/as podemos encontrar?

  • Etiquetas negativas: se les suelen poner cuando muestran una conducta inadecuada e incluso a veces se usan si hay algún problema físico o cognitivo.
    Son calificativos como “torpe”, “gorda”, “marimandona”, que se usan con la intención de modificar su conducta y realmente no harán que cambien de actitud, sino que al censurarlos y desaprobar su forma de actuar haremos que baje su autoestima.
  • Etiquetas positivas: son las que se usan para aprobar de manera exagerada alguna habilidad.
    Son calificativos como “eres el más guapo”, “no fallas nunca”, “eres el más inteligencia”,…
    Cuando las usamos de forma continuada también generan consecuencias, ya que puede que en ocasiones no pueda llegar a la altura de lo que se espera de él o ella, y le genere presión, tenga miedo a fallar y busque siempre la aprobación adulta y por lo tanto su autoestima dependa de los juicios que recibe, limitando así su capacidad.
  • Me gustaría también comentar también las etiquetas de género, que se usan haciendo diferenciación entre niños y niñas y que debemos a toda costa evitar. Expresiones como “eso es de niñas”, “pareces un chico”, “los niños no lloran” y las etiquetas con doble sentido, que se les puede considerar a aquellas que se clasifican como algo negativo que los adultos valoran o se enorgullecen como “trasto”, “granuja”.

Todas las etiquetas son igual de perjudiciales. Lo único es que, a priori, se piensa que sólo las negativas afectan a los niños/as y no es así. Las positivas también tienen efectos en ellos.
Hay que tener en cuenta que este acto involuntario de usar estas expresiones de forma repetida puede tener secuelas en la personalidad, autoestima y desarrollo de los niños/as.

¿Qué peligros entraña el poner etiquetas a los niños/as?

Si les repetimos continuamente este tipo de expresiones, ellos y ellas van a llegar a sentir que en cierto modo son de esa determinada manera y por mucho que ponga su empeño en ello, no va a llegar a cambiar. Es decir, se crean conductas asumidas, sean ciertas o no, lo que casi con toda seguridad le llevará problemas y les no les dejará mostrar su auténtico potencial.

Los peligros más comunes de las etiquetas son:

  • Olvidamos de que realmente son niños/as y hay ciertos comportamientos que corresponden a la infancia en sí y otros no, como ser curioso y explorar para descubrir el mundo lo que los lleva a decir que son revoltosos; u otras veces escuchas a algún niño /a decir que no quiere eso porque cuesta mucho: la preocupación por el dinero no corresponde a la edad, posiblemente sea algo escuchado a los adultos.
  • Implican generalización, por una situación no se puede generalizar. Es casi imposible que los niños/as se comporten del mismo modo siempre.
  • Al ver solo esa conducta dejamos de lado otras conductas que no corresponden a dicha etiqueta y por lo tanto cuesta más ver las conductas positivas de los niños/as.
  • Los niños/as tienden a actuar en función de esas etiquetas que se le ponen, porque se piensa que es lo que se espera de ellos/as.

¿Se puede reforzar la conducta de los niños/as sin utilizar etiquetas?

Claro que sí.

Se deben potenciar sus cualidades positivas ayudándole y acompañándole para que construyan una imagen positiva y adecuada de ellos mismos, y una de la mejor forma es hacerlo educando mediante la diciplina positiva.
Esto lleva a usar frases positivas pera evitar etiquetar usando expresiones como “recoge tu habitación, seguro que lo haces bien” en lugar de “eres un desordenado”, “cuando quieras algo dímelo una vez y te escucharé” en lugar “eres muy molesto/pesado”; o “estoy para ayudarte, puedes lograrlo” en lugar de “eres torpe”. Con esto los niños/as actúan mejor cuando se sienten mejor.

Hay que tener mucho cuidado con los que se dice, ya que las palabras pueden construir o destruir y somos una mezcla de genética y entorno, y esté ultimo influye demasiado en nuestra identidad.

En la infancia hay que tener cuidado ya que los niños/as están desarrollando su personalidad y las fuentes que tienen a su alrededor son la familia, los profesores y los amigos.
Hay que educarlos de forma positiva dándoles espacio para el error del que se sacan grandes aprendizajes, y darles la opción de que se formen un autoconcepto sano.

“Me gustaría terminar contando mi caso a nivel educativo. En el cambio del colegio al instituto yo no servía para estudiar: «mejor que la niña haga FP que BUP».
He de reconocer que yo tuve mucho apoyo familiar, lo que me llevo a decidir que algunos maestros no eran quien para decidir si yo era o no capaz de algo, y gracias a eso he podido demostrar que igual sí que servía para ello y aquí estoy. Pero he de reconocer que durante el camino me lo llegue a plantear: ¿Y si tenían razón?
En el instituto la profesora de lengua me decía cada vez que nos cruzábamos en los pasillos “quien ríe el ultimo ríe mejor”, y puedo decir que aún sigo riendo y disfrutando de mi trabajo. Esto me pasó en una edad en la que ya tiene cierta personalidad creada, ¿imaginad cuando esto pasa en edades tempranas cuáles pueden ser las consecuencias?»

“Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser” (Goethe)

Marian Sirera Conca, Pedagoga. Coordinadora Diagnósticos e Intervención en los Trastornos del Neurodesarrollo en RED CENIT Valencia 


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