Ya han terminado las vacaciones para muchos y nos enfrentamos a la vuelta al cole, al trabajo, a la vuelta a la rutina. Hemos pasado mucho tiempo con nuestros hijos disfrutado en familia, pero en algún momento habremos tenido enfrentamientos por tener diferentes formas de ver las cosas, puntos de vista distintos e incluso maneras de comportarse muy en desacuerdo a lo que esperamos de ellos, en especial de nuestros hijos.

En la educación de los hijos, los padres y madres suelen crease expectativas sobre los hijos que en muchas ocasiones difieren de la realidad y por tanto surgen los conflictos.  Por ello, es muy importante que esas expectativas sean claras. Por un lado, aunque pueden darse otras opiniones respecto a ello, los niños necesitan y merecen que sus padres y sus madres puedan esperar grandes cosas de ellos. El no esperar nada en particular puede que haga que no se esfuercen por cumplir normas básicas de convivencia que van a serles de gran ayuda a lo largo de su vida.

Podemos observar las expectativas de los padres sobre sus hijos en un patio de colegio lejos de sus familiares o en la piscina de la escuela de verano  en la que tienen que realizar diferentes actividades. Por un lado habrá niños obedientes y tranquilos que siguen instrucciones sin problemas, y por otro, nos podemos encontrar con niños que no sigan ningún tipo de reglas ni instrucciones e incluso puedan llegar a burlarse del adulto a cargo o de sus iguales.

Así entonces, podemos ver reflejados los hábitos formados diariamente desde sus casas, la educación que se les ofrece desde el hogar. Seguramente los niños tranquilos y obedientes tendrán límites en sus hogares y los otros no conocerán lo que es una norma, por lo que sus comportamientos son inadecuados.

Desde Red Cenit, queremos dar unos pequeños consejos para que puedas orientar a tus hijos a comportarse y a adaptarse a actividades fuera de casa teniendo las siguientes expectativas para ellos:

  • Enséñales a ser pacientes.

La paciencia es una virtud para ayudarles a no frustrarse por algo que no consiguen de inmediato.  Los niños no pueden crecer creyendo que pueden recibir una respuesta inmediata cuando quieran alguna cosa. Es muy importante que sepan esperar el turno, tanto de palabra como de acción. No hay que acostumbrarse a prestarle la atención cada vez que los oigamos y hacerles creer que las cosas se pueden conseguir al instante.

  • Enséñales a que sean ordenados.

Ser ordenado es una aptitud que se enseña desde la edad más temprana. El esfuerzo de un padre y una madre de tener la casa ordenada para tener un hogar limpio y recogido puede ser cosa de todos los miembros de la familia. Desde pequeños pueden colaborar con los quehaceres de la casa y mantener su espacio o el espacio en común limpio. Por ello es muy importante hacerles saber a los hijos que tu expectativa es que la casa se mantenga ordenada con el esfuerzo de todos.

  • Enséñales a saber prestar atención.

Es importante mantener la atención en muchas situaciones de nuestra vida. Si prestas atención sobre lo que haces, eres más consciente a la hora de prestar atención sobre los demás.  Cuando estás en casa, y hablas con tus hijos, la expectativa de un padre o una madre es que puedan aparcar lo que estén haciendo en ese momento y atiendan a lo que dices. Es muy importante dar ejemplo, por lo que si tus hijos quieren habar contigo debes dejar de lado por un momento lo que estés haciendo. En numerosas ocasiones se pueden guardar los turnos conversacionales en la vida diaria y realizar una escucha activa, es decir, prestar atención sobre lo que nos dicen y guardar el turno de palabra. No debemos permitirles que ignoren a alguien que está hablando, ni que interrumpan y si lo hacen, hay que enseñarles a pedir disculpas. Debemos enseñarles que todos merecemos ser escuchados.

  • Enséñales a que respeten la estructura familiar.

Los valores que se construyen en una familia son actitudes y hábitos que son aceptados por todos miembros del hogar e identifican a una familia. Las expectativas familiares definen el ambiente de tu hogar. Tenemos que tener en cuenta que el contar con una estructura en casa hace que los niños puedan adaptarse sin problemas a las expectativas de convivencia en otros grupos fuera de casa. Si bien están enseñados a seguir instrucciones y cumplir sus funciones dentro de un equipo, están respetando a los demás, es decir, pueden respetar estructuras familiares de otros miembros y sus valores. Así entonces, podrán construir amistades positivas basadas en la tolerancia, respeto y comunicación.

  • Enséñales a que sean educados.

La educación es el pilar fundamental que se construye desde el hogar desde los primeros años de vida, por ello desde edades tempranas los hijos deben saber que se espera una respuesta educada a las peticiones que se le hagan: “gracias”, “por favor”, “buenos días”, “buenas noches”, etc., son palabras que se deberían utilizar en todos los hogares diariamente y por costumbre cuando nos comunicamos. No sirve el uso de malas formas como patalear, gritar o respuestas groseras por parte de ningún miembro de la familia.

  • Enséñales a que hagan su mejor esfuerzo.

Las expectativas de los padres sobre los hijos no tratan en que sean los mejores en clase, o en un deporte o que destaquen siempre. Sin embargo, deben saber que los padres esperan que siempre se esfuercen al máximo y den lo mejor de ellos en cualquiera de sus situaciones diarias.

Para dar ejemplo, los hijos deben ver que en los trabajos de los padres o en las responsabilidades de los hogares dan lo mejor de sí mismos y se esfuerzan al máximo. Así ellos verán que es importante esforzarse para conseguir lo mejor de sí mismos, favorecerá su autoestima y su confianza. Todos los miembros de la familia deben poner todo de su parte en desempeñar el mejor papel dentro de sus roles tanto en la escuela, como en el trabajo, como en el hogar, en todos los contextos donde se desenvuelven.

Para concluir, debemos tener en cuenta que en el camino, el proceso es lo más importante y no la llegada o el resultado. Además, debemos saber de la importancia de la motivación en el proceso de aprendizaje donde la labor de los padres y madres es crucial para los hijos.

Dales a tus hijos las herramientas para la superación y hazles saber que siempre esperas lo mejor de ellos, pero no dejes de apoyarlos cuando las cosas no salen como ellos esperaban o como nosotros querríamos.

“El camino es la meta y la meta es el camino”

Vanessa Civera, pedagoga y terapeuta en RED CENIT

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