En Red Cenit, también realizamos evaluación y tratamiento de  problemas emocionales. Antes de intervenir necesitamos saber cuáles son las variables de mantenimiento que hacen que una persona siga sufriendo su problema, y ello implica construir un Análisis Funcional.

 

¿Qué es el Análisis Funcional?

El Análisis Funcional consiste en la búsqueda de la explicación dinámica de una determinada conducta, o en la práctica, patrón de conductas. Cuál es la conducta, en qué situaciones específicas aparece, y qué consecuencias produce, en términos de reforzadores, que explicarán su mantenimiento  en el futuro. Simplificando, intentan buscar el “por qué”. Además el análisis funcional también busca una hipótesis razonable sobre su origen, como empezó; cuales fueron las variables de vulnerabilidad y de inicio.

La evaluación de las conductas problema, ej.: depresión, siempre se realizan longitudinalmente, a modo de secuencias, de manera dinámica, e incluyen la propia conducta, las situaciones que la elicitan y las consecuencias que genera. Así pues, todo Análisis Funcional constaría de las siguientes partes:

EL ORGANISMO

El organismo se refiere a la persona. A qué persona tenemos enfrente, al margen del problema a tratar.

EL ESTILO PERSONAL

¿De qué clase de persona estamos hablando? Edad, profesión, nivel cultural, estado civil, relación familiar…

LA RESPUESTA

También llamada conducta-meta o problema, y en términos coloquiales el malestar, el dolor emocional, la razón por la que el cliente busca ayuda. Podemos encontrar tres tipos de respuesta; cognitiva, emocional/fisiológica  y motora.

–          Respuesta cognitiva: se refiere a los pensamientos. Específicamente a lo que la persona está pensando cuando sufre el malestar emocional.

–          Respuesta emocional/fisiológica: Se refiere a lo que el cliente siente durante su sufrimiento.

–          Respuesta motora: Se refiere a lo que la persona hace, a cómo actúa cuando está en pleno sufrimiento.

LOS ESTÍMULOS

También llamados eventos disparadores o antecedentes. Los estímulos se refieren a aquella parcela de la realidad que elicita o provoca la aparición de la respuesta. Pueden ser internos o externos.

LAS CONSECUENCIAS

Cambios emocionales en el propio sujeto, o cambios en el comportamiento de otras personas que, a su vez, provocan cambios emocionales en el sujeto que van a explicar si en el una conducta se mantiene o desaparece. En el primer caso les llamamos consecuencias internas, y en el segundo, consecuencias externas.

Consecuencias internas:

–          Refuerzo negativo: Cuando la conducta del sujeto opera el cambio de reducir un malestar que ya sufría la persona, este alivio y la sensación de control que provoca, refuerza la conducta negativamente, fortaleciéndola y, por lo tanto, asentándola mas en el repertorio conductual, su forma de actuación, del cliente.

–          Refuerzo positivo: el cambio que opera la conducta motora del sujeto, es notar un estado emocional positivo, satisfactorio para la persona que lo ejecuta.

Consecuencias externas:

–          Refuerzo positivo externo: se produce cuando una conducta en particular es fortalecida o incrementada por el comportamiento de otra persona o fuente fiable de información, experimentando un estado emocional positivo.

–      Refuerzo negativo externo: La conducta operante del sujeto provoca que otra persona o fuente fiable de información, reasegure al cliente, reduciendo un estado emocional negativo original.

–          Castigo

–          Extinción

Una vez construido el análisis funcional y entendiendo la naturaleza real del problema, el siguiente paso será decidir cuál es la conducta blanco u objeto prioritario de modificación. La conducta blanco suele ser la conducta operante, y así es, porque la operante es la que al ser ejecutada por el sujeto produce la consecuencia (refuerzo positivo o refuerzo negativo) que a su vez mantiene el problema.

 

Raquel Herrero, Psicóloga y Terapeuta en Red Cenit.