Seguro que más de una vez hemos visto a nuestros hijos jugar en el suelo en la postura en W-sitting y la tendencia, tanto de los padres como de los especialistas, es pensar que lo mejor es corregirla.
A través del contenido de este artículo trataremos de valorar y razonar si realmente debemos evitar o no esta postura.

En el momento de estar en el suelo, los niños adoptan diferentes tipos de posiciones a la hora de jugar. Entre ellas se encuentra la postura en W-sitting, caracterizada por permanecer sentados sobre los glúteos, con las rodillas dobladas formando una “W” y los pies hacia fuera. 

Aparentemente, y para nosotros, los adultos, puede resultar una postura muy compleja e incómoda. Sin embargo, los niños encuentran en ella una gran estabilidad debida a la amplia base de sustentación que les proporciona (delimitada por los márgenes externos del apoyo de los dos pies y todo lo que queda entre ellos), además de encontrarse más bajo su centro de gravedad, lo que favorece la permanencia de un largo periodo de tiempo en esta posición sin perder el equilibrio. Dicho de otra forma, les garantiza estar más atentos en el juego sin preocuparse ni temer a desestabilizarse o caerse.

Sin embargo, a pesar de ser una posición estable, podrían verse comprometidos determinados aspectos relacionados con el desarrollo del niño, tales como:

  • El conocimiento del entorno. Los niños, para explorar el entorno que les rodea necesitan moverse. La postura en W-sitting es sinónimo de estabilidad y poco movimiento.
  • Alteraciones en el sistema musculo-esquelético. El riesgo de luxación de cadera (displasia de cadera), aumenta excesivamente en esta posición. Las caderas se colocan en los límites extremos de rotación, al igual que las rodillas. Del mismo modo, también favorece el acortamiento y debilitamiento de ciertos grupos musculares.
  • Retraso en el control postural. Suele ser frecuente esta postura en los niños que carecen de un buen control de tronco o en aquellos en los que las reacciones de equilibrio todavía no han sido adquiridas, pues les permite estar con una posición erecta en la que no existen cambios de peso de un lado a otro, ni giros que les puedan desequilibrar.

Por lo tanto, ¿SÍ o NO a la postura en W-sitting?

El problema surge cuando el niño persiste durante largos periodos de tiempo en esta misma posición.

En niños con desarrollo normo-típico y que no tengan ninguna alteración músculo esquelética, la postura en W-sitting no tendrá consecuencias negativas en su crecimiento, puesto que al estar en constante movimiento y tan solo adoptar esta postura en momentos puntuales, los músculos y huesos se irán organizando de la manera pertinente como consecuencia de experimentar otras posturas y actividades.

Por otro lado, esta postura no estará indicada en niños con algún retraso en el desarrollo o con alteraciones neurológicas y/o en el sistema musculo-esquelético (acortamientos musculares, displasia de cadera…).

Referencias:

  • Kyvelidou, A., Stuberg, W. et al (2009). Development of upper body coordination during sitting in typically developing infants. Pediatr Res., 65(5): 553–558.
  • Deffeyes, J., Harbourne, R. et al (2009). Nonlinear analysis of sitting postural sway indicates developmental delay in infants. Clinical Biomechanics, 24, 564–570.
  • Cusick, B. y Stuberg, W. (1992). Assessment of Lower-extremitity Alignment in the Transverse Plane: Implications for Management of Children with neuromotor Dysfunction. Phys ther, 72:3-15.

Anna Caballer Puchades, es Fisioterapeuta en Red Cenit Valencia