No existen dos niños iguales, no obstante, es posible que llegue un momento en que, como padres, nos preguntemos sobre el comportamiento de nuestros hijos. Puede parecer que haya momentos en los cuales no se le pueda tocar ni con un dedo, explote  en rabietas interminables provocadas por situaciones pequeñas, la comida le sea una pesadilla ya que no quiere abrir la boca, los días de escuela son un desafío, las notas en el colegio bajan y se dan problemas de concentración en clase. Todo esto puede significar que presenta problemas de Integración Sensorial.

Ahora bien, ¿qué es es la Integración Sensorial?

“Es la organización de sensaciones para su uso” (Jean Ayres, 1979). El cerebro es el que “integra”, es decir, localiza, reparte y ordena sensaciones. Cuando estas sensaciones circulan de manera organizada o integrada, el cerebro puede utilizar esta “información sensorial” para formar percepciones, comportamientos y aprendizajes. En definitiva, nuestro cuerpo responde con acciones, y esto genera un feedback que vuelve a entrar por nuestros sentidos hacia el cerebro, creando la posibilidad de aprendizaje.

Pero, ¿qué ocurre si esta capacidad de integrar sensorialmente no funciona correctamente?

Nos encontraríamos ante una disfunción en dicha Integración Sensorial, en la manera en la que el sistema nervioso analiza la información de tipo sensorial, lo que significa que el cerebro no está procesando la información del ambiente y del propio cuerpo de una forma correcta.

Los síntomas pueden a menudo presentarse como parte de las manifestaciones del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y en ocasiones se considera que son una de las características más comunes de los Trastornos del Espectro Autista (TEA). Sin embargo, este desorden puede presentarse por sí sólo sin que coexista con algunos de los anteriores diagnósticos. Los estudios científicos han expuesto que el 15.5% de los niños en edad escolar de la población general tiene dificultades con la regulación sensorial de su entorno (Reynolds, et al, 2008).

Por ello, es importante destacar que hay ciertos indicadores que pueden señalar a los padres si existen problemas de Integración Sensorial. A continuación, se indican algunos signos:

  • Hipersensibilidad al tacto, movimiento, luces o sonidos:
    • Irritabilidad o retirada cuando se le toca.
    • Evitar ciertas texturas de ropas o de comidas.
    • Distracción, o reacciones de miedo al movimiento en actividades del día a día.
  • Hipo reactividad a la estimulación sensorial:
    • Busca experiencias sensoriales intensas, por ejemplo dar vueltas sobre sí mismo o chocar adrede con los objetos.
    • Algunos niños oscilan entre los dos extremos de hiper o hipo reactivos.
  • Nivel de actividad inusualmente alto o bajo:
    • El niño puede estar en movimiento constantemente o, puede ser lento en activarse y fatigarse fácilmente. De nuevo, algunos niños pueden fluctuar de un extremo a otro.
  • Problemas de coordinación:
    • Pueden tener un equilibrio pobre, mientras que otros tienen gran dificultad en aprender a realizar nuevas tareas que requieren coordinación motora.
    • Lentitud en la adquisición del habla, lenguaje, habilidades motora o rendimiento académico.
  • Pobre organización del comportamiento:
    • Los niños pueden ser impulsivos o de fácil distracción y mostrar falta de planificación al abordar las tareas.
    • Algunos niños tienen dificultad al ajustarse a una nueva situación. Otros pueden reaccionar con frustración, agresión, o huir o rechazar cuando se dan cuenta de que fracasan.
  • Pobre autoestima:
    • Pueden parecer perezosos, aburridos, o desmotivados. Algunos niños pronto encuentran maneras de evitar esas tareas que son duras o embarazosas. Cuando esto ocurre se suele considerar al niño como problemático o testarudo. Cuando un problema es difícil o incomprensible, padres e hijos pueden sentirse, ambos, culpables. La tensión familiar, el pobre auto concepto, y en general el sentimiento de desesperanza prevalece.
    • Típicamente, un niño con desorden en Integración Sensorial presentará más de uno de estos signos.

Los niños a menudo buscan el tipo de experiencias sensoriales que su sistema nervioso necesita. Si un niño parece estar buscando entradas sensoriales, de tacto, movimiento, sabores, luces o sonidos, puede ser una pista para saber que desea recibir cierto tipo de sensaciones.

En conclusión la Terapia Ocupacional permite proporcionar un enfoque centrado al niño para maximizar su potencial para manejar sus problemas de Integración Sensorial.

Gemma Pérez Gisbert, es Terapeuta Ocupacional en Red Cenit Valencia