Ansiedad, depresión, insomnio, aislamiento social, problemas de comunicación, migrañas, etc., son algunos de los síntomas que presentan los  adultos con problemas de Integración Sensorial. Cada vez son más los adultos que atendemos en nuestra clínica por este problema.

Éstos son algunos ejemplos de experiencias relatadas en primera persona:

«Soy médico y siempre he sido muy sensible a los ruidos y al tacto. Voy siempre con cascos de música por la calle y guantes y he creado mis estrategias, pero desde que estoy trabajando en la UCI tengo muchísima ansiedad porque siempre que he tenido que centrarme en algo me he hiper-focalizado en eso aislándome del entorno y entonces lo he hecho especialmente bien, lo que pasa es que en la UCI con todos los pitidos y alarmas me es imposible y no puedo ponerme cascos ni tapones y lo paso muy mal. Ahora mismo tomo pastillas tanto para poder trabajar como para poder dormir. Lo que siempre me ha ayudado es hacer ejercicio físico, tengo callos en las manos de hacer pesas»

«Siempre he sido más sensible que es resto, pero con las operaciones de la hidrocefalia todo se ha multiplicado. Hay momentos en los que cuando hay mucho ruido y movimiento a mi alrededor mi cuerpo se afloja, como si se desactivase por unos segundos y no puedo reaccionar durante unos minutos. En el campo soy feliz, porque yo noto la electricidad electromagnética y en sitios donde hay muchos ordenadores lo paso fatal. Para mí los ascensores son horribles, el movimiento que hacen al frenar parece que me vaya a aplastar y me marea muchísimo y también noto los cambios de presión atmosférica, son horribles y marean»

«He tenido que mudarme de casa porque mis vecinos hacían mucho ruido. Ahora mismo vivo en casa de mi madre otra vez hasta que pueda encontrar un piso silencioso y tranquilo donde pueda vivir y dormir. Vivo solo y siempre me ha costado mucho convivir con otras personas. No me justa que me toquen ni que se acerquen a mí»

«He sido deportista de élite de lanzamiento de peso lo que me ha ayudado siempre a mantener el control y funcionar. Además, ahí tenía a mi grupo social con los que estoy cómoda. Siempre me he sentido diferente y hasta los 20 no sabía lo que me pasaba. Fue entonces cuando me diagnosticaron Síndrome de Asperger y me han recomendado terapia de integración sensorial porque los ruidos me dan dolor de cabeza y a veces llego a explotar. La única vez que fui obligada por mis padres a ir a una discoteca salí corriendo y llorando por los ruidos y las luces. Fue un infierno.  Ahora estoy estudiando en la universidad y permanecer en clase me cuesta muchísimo. En los cambios de asignatura me voy al baño y me siento en el suelo porque es el único sitio tranquilo y silencioso. Eso me permite volver a la siguiente clase. Acabo siempre con dolor de cabeza y llego hecha polvo a casa, el rato de bici de camino ayuda, pero solo puedo comer y tumbarme. El ejercicio físico intenso me hace recuperar el control.”

“Cuando me agobio y necesito liberarme me aprieto fuerte la piel hasta llegar al músculo y la presión es fuerte, y ese dolor libera la tensión de mi cabeza y me relaja. Si la crisis ha sido muy fuerte y no se cómo controlarlo me golpeo hasta el hueso varias veces y ese dolor hace que me relaje y se me vaya liberando la cabeza hasta tranquilizarme. El dolor a veces sirve para calmar el cerebro.

A veces necesito llegar en los entrenamientos a la sensación de quemazón en el músculo para poder relajarme y sentirme bien después»

La misma persona tras dos sesiones de terapia me dijo con una sonrisa de oreja a oreja:

«Esta semana he probado la estrategia que hablamos de salir a la hora, antes de llegar a sentirme mal, ir al baño y balancearme dos series de diez veces, lavarme la cara y secarme bien y volver ¡y ha funcionado!  !!He aguantado y llegué a casa sin dolor de cabeza y tranquila!!»

Son solo algunos ejemplos, podría contar muchos síntomas y experiencias más que han mejorado con la terapia, pero no acabaría nunca. Personalmente, creo que es genial trabajar con adultos que pueden verbalizar sus experiencias porque nos ayudan a comprender todo lo que viven los pequeños que no lo pueden comunicar y estoy aprendiendo muchísimo con ellos.

Los adultos con problemas de Integración Sensorial vienen y me confirman con su experiencia en primera persona lo que se ha ido descubriendo poco a poco tras años de investigación ¡Y lo que nos queda!

El último caso, en un acto de enorme de generosidad me ha dejado compartir fotos de las estrategias que utilizamos basándonos en la técnica del abanico:

Realmente existen adultos, con o sin diagnóstico asociado, que tienen serias dificultades sensoriales verdaderamente limitantes en su día a día ya que son hipersensibles a cosas que el resto no, o que son muy poco sensibles a las sensaciones del propio cuerpo y eso les dificulta la autorregulación y los lleva a un estado o bien de hiper-alerta o bien de demasiada pasividad/desconexión.

Lo importante es que la calidad de vida de estas personas se puede, (y debe), mejorar mediante un entrenamiento terapéutico que, gracias a la plasticidad neuronal, puede llegar a revertir parcialmente ciertas hipersensibilidades. Además, una dieta sensorial que permita mantener un buen estado de alerta y regulación a lo largo del día a través de la realización de actividades y estrategias funcionales, les permite relajarse cuando notan que su alerta empieza a subir demasiado o por el contrario les activa cuando notan que su alerta empieza a bajar demasiado.

La intervención terapéutica consiste en una valoración especializada desde Terapia Ocupacional para definir el desempeño sensorio-motor y social de la persona,  que si es necesario se complementa con una evaluación Neuro-psicológica para analizar las funciones ejecutivas que puedan estar afectadas, con el fin de hacer un abordaje global y efectivo siempre destinado a conseguir la mayor calidad de vida de la persona, mejorando el desempeño de la persona en sus ocupaciones diarias.

¿Crees que podrías tener hipersensibilidad o hiposensibilidad y por eso tienes síntomas como ansiedad, migrañas, insomnio incluso depresión?

No lo dudes, llámanos y date la oportunidad de vivir mucho mejor.

María Tudela, es Terapeuta Ocupacional y directora del Centro de Integración Sensorial Red Cenit

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