Ya sabemos que en nuestro cuerpo conviven siete sistemas sensoriales que son las puertas por la que los estímulos entran en nuestro Sistema Nervioso, donde se interpretan y se genera una respuesta adaptativa que se ejecuta para funcionar mejor. Estos sistemas son el de la vista, el olfato, el gusto, el oído, el tacto, el vestibular y el propioceptivo.

En posts anteriores hemos hablado del sistema propioceptivo y del vestibular. Hoy vamos a hablar del sistema táctil y de la importancia de una adecuada integración de los estímulos que percibimos a través de este sistema.

El sentido del tacto es uno de los sentidos más importantes del organismo y uno de los que antes se desarrolla en el ser humano. La piel es el órgano sensorial para el tacto. A través de ella discriminamos cuatro tipos de sensaciones: frío, calor, dolor y contacto.

Este sistema táctil nos ofrece protección, ya que nos avisa de estímulos potencialmente nocivos a los que podemos responder haciendo los movimientos adecuados cuando aumenta nuestro nivel de alerta, por ejemplo, cuando retiramos la mano de algo que quema.

Por otro lado, un correcto funcionamiento del sistema táctil hará que nuestro desarrollo cognitivo sea el adecuado ya que interviene en el esquema del espacio y del tiempo que tiene nuestro cerebro cuando experimenta nuevos aprendizajes.

Además, nos proporciona información sobre el medio ambiente, sobre el propio cuerpo, y nos facilita crear un adecuado esquema corporal. Interviene, también, en el correcto funcionamiento del desarrollo de la motricidad fina, de la coordinación de los movimientos del cuerpo y del planeamiento motor.

Básicamente existen dos tipos de alteraciones sensoriales relacionadas con el tacto: hiporrespuesta al tacto o hiperrespuesta al tacto. Los niños hiporesponsivos son muy buscadores de sensaciones, y los hiperresponivos, evitadores.

¿Cómo podemos detectar estas alteraciones?

Pues bien, cuando existe una hiperrespuesta al tacto, es decir tenemos un niño hiperresponsivo, nos daremos cuenta de que por ejemplo, aunque haga calor, quiere llevar manga larga, le dan asco las texturas pegajosas, evita ponerse en cola cerca de sus compañeros o en un cumpleaños, es reacio al contacto físico, no le gusta que le laven la cara o el pelo, se siente amenazado cuando no se espera que lo toque nadie y lo sorprenden con contacto, etc.

Por otro lado, para los niños hiporresponsivos los signos de alerta estarían en la línea de niños que se meten todo en la boca, lo tocan todo, que tienen necesidad de vibración, que les encantan los abrazos fuertes, golpearlo todo, buscan constantemente el movimiento, les encantan las cosquillas, pasan mucho tiempo en el suelo, de puntillas, etc.

Algunas actividades que pueden ayudar a estos niños a alcanzar regulación sensorial son:

  • Crear una caja de texturas, tanto para niños con hipo o hiper respuesta, e ir exponiéndolos poco a poco a los estímulos, sin forzar, jugar a guardar las texturas en la caja, etc.
  • Hacer cajas con legumbres, arroz, fideos, esconder juguetes pequeños dentro de la caja a los que hay que rescatar.
  • En una tapa de caja de zapatos crear un arenero, con una fina capa de arena y jugar a dibujar letras u objetos sencillos
  • En un mantel impermeable jugar a dibujar letras en una fina capa de espuma de afeitar.
  • Para los niños hiporresponsivos, con una pelota grande tumbarlos en el suelo y ejercer presión profunda sobre todo el cuerpo antes de hacer una actividad que requiera cierto nivel de atención.
  • Ejercer masajes con masajeadores con vibración por todo el cuerpo.

¡Esperamos que todas estas ideas os haya servido de ayuda para trabajar el sentido táctil en casa!

Ester Tudela, Terapeuta Ocupacional en Red Cenit