En psicoterapia los Entornos Virtuales nos permiten no sólo la reproducción de configuraciones estimulares relevantes para la intervención en salud mental, sino además, la posibilidad de manipular determinadas variables con la finalidad de controlar y adaptar la intervención a las características de nuestro paciente.
Esta tecnología nos deja, en ocasiones, trabajar de una forma en la que no podríamos hacerlo en la situación real: nos proporciona la opción de evaluar e intervenir con el paciente “dentro” de una situación específica, sin necesidad de salir de consulta; nos permite repetir determinadas condiciones, las veces necesarias para trabajar un objetivo terapéutico (habitación, inhibición recíproca de una respuesta ansiógena, relajación…), y nos ayuda a planificar de forma personalizada las etapas de la intervención.
Como en muchos otros ámbitos, las nuevas tecnologías nos aportan la posibilidad de facilitar determinados procesos. En el caso de la psicoterapia nos permiten controlar el proceso terapéutico, es decir, permiten personalizar las intervenciones psicológicas a las características y necesidades del paciente.
Por ejemplo, me parece interesante compartir el caso de una paciente de 52 años que acudió a terapia psicológica para superar una total limitación para efectuar el deporte de montañismo. Afición que compartía con sus amigos y con su propio marido, el cual se sentía frustrado por no poder contar con su pareja en las excursiones en grupo.
Ella presentaba síntomas de acrofobia o miedo a las alturas, una afectación que había incorporado de forma progresiva pero muy rápidamente, en unos meses, a raíz de ver a su nieto de 2 años en una situación de riesgo cuando se asomaba a una ventana.
Ésto le afectó mucho y empezó a desarrollar de forma irracional más miedo a las alturas, de forma que cada vez soportaba menos cualquier tipo de altitud, ni siquiera subirse a una escalera o mirar por el balcón de su casa a la calle.
El hecho que precipitó que se decidiese a buscar ayuda fue que el grupo excursionista al que pertenece había preparado con mucho esmero una salida de montaña en la cual había diferentes parajes con unas vistas impresionantes y que a ella se le antojaban imposibles de visualizar.
Empezó a tener episodios de ansiedad anticipatoria que se agravaban a medida que se aproximaba el día de la salida.
La paciente presentaba, además, gran desesperanza: no creía que pudiera nunca volver a superar la visión de una altura sin tener un ataque de pánico que le dejara bloqueada, tal y como le iba sucediendo cada vez con más gravedad y asiduidad.
Realizamos un total de 3 sesiones en dos semanas para superar su miedo a las alturas. La metodología empleada se centró en el uso de la exposición mediante realidad virtual a diferentes momentos con alturas. Gracias a ello pudo experimentar las sensaciones vívidas necesarias para conseguir un estado semejante al que le sucedía realmente.
A partir de esto pudimos trabajar los estados de ansiedad hasta reducirlos y provocar una habituación que luego sería generalizada cuando se pasó a la exposición a los entornos en el exterior (exposición en vivo).
La realidad virtual nos proporciona posibilidades de mejorar nuestra intervención y la recuperación más rápida y efectiva de nuestros pacientes. ¡¡Aprovechémosla!!
Raquel Herrero Lladró, Psicóloga Clínica en Red Cenit