Los trastornos de ansiedad son una de las patologías más debilitantes de nuestro tiempo. A diario, millones de personas luchan para controlar sus miedos, sus pánicos, sus temores o sus preocupaciones.
Tanto el miedo como la ansiedad forman parte de nuestra vida y, en su justa medida son útiles y necesarios, eliminarlos por completo sería peligroso. El miedo nos avisa de posibles peligros inminentes, él nos hace que no crucemos una carretera cargada de tráfico por miedo a ser atropellados. La ansiedad, por su parte, nos puede ayudar a que ante ciertos acontecimientos estemos mejor preparados o a que tomemos ciertas precauciones.
Pero entonces, si estas emociones son tan necesarias para nuestra supervivencia como lo pueden ser el dormir o el respirar, ¿por qué llegan a convertirse en un problema? La respuesta ya está dada en el párrafo anterior, la clave está “en su justa medida”. Cuando esta medida se supera, cuando es irreal, intensa, persistente, generalizada e interfiere en el desarrollo de la vida cotidiana llegando a ser discapacitante, entonces hablamos de problemas de ansiedad.
El miedo es un estado de alarma básico, automático que nos alerta de una amenaza o peligro inminente para nuestra seguridad. La ansiedad es un estado emocional prolongado que se da cuando la persona anticipa situaciones adversas que no puede predecir o controlar, y que son percibidas como amenazas. La ansiedad está orientada al futuro, la mueve el pensamiento de ¿y si…?. La diferencia entre ambos está en que podríamos sentir miedo, por ejemplo en un momento dado, ante una araña, y sentiríamos ansiedad ante el simple pensamiento de la posibilidad de encontrarnos con una.
El problema con los trastornos de ansiedad es que se tiende a sobrevalorar tanto la probabilidad de que algo ocurra, como la intensidad o gravedad de la amenaza o el peligro.
¿Se pueden superar los problemas de ansiedad? ¡Por supuesto! Las estrategias de la terapia cognitivo conductual nos ayudan a atrapar y corregir esos pensamientos catastróficos, a desactivarlos.
Sabemos que un pensamiento ansioso se produce de forma casi automática, ¡en menos de medio segundo!
Las personas ansiosas tienden a considerarse débiles, impotentes. Infravaloran su capacidad para hacerle frente a sus preocupaciones. Cometen una serie de errores que les hace permanecer en esa espiral de angustia y a menudo utilizan estrategias de huida y evitación, que son del todo inútiles ya que, si bien provocan un alivio inmediato a la ansiedad, a la larga no hacen más que reforzarla e incrementarla.
La terapia cognitivo conductual actúa en nuestra mente como un programa antivirus en nuestro ordenador. Con ella se aprenden estrategias para detectar y desactivar o anular ese virus, ese pensamiento ansioso que controla nuestra forma de pensar y, como consecuencia de ello controla nuestra vida.
Los problemas de ansiedad hacen que nos sintamos vulnerables, impotentes, que distorsionemos la realidad y nos creamos débiles e incapaces de hacerle frente. Con el adecuado tratamiento, además de corregir esa forma de pensar de la mente ansiosa, se consigue erradicar la falsa creencia de vulnerabilidad, ganando en autoconfianza y en la capacidad de hacerle frente de forma efectiva a las preocupaciones ansiosas.
Así pues, ¡manos a la obra! ¡Se puede!
Paqui Moreno, psicóloga y terapeuta en Red Cenit Valencia