La prevalencia del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en la Comunidad Valenciana se estima entre el 5 y el 6% del total de niños en edad escolar, es decir, unos 60.000 niños padecen TDAH, de los cuales, un insuficiente 50% están tratados de alguna manera (sobre todo farmacológicamente).
Según datos de la Sociedad Valenciana de Neuropediatría, aún quedan otros tantos niños por diagnosticar. No hay criterios unificados de diagnóstico y, además, hay mucho sobre diagnóstico al no existir unas pautas comunes a todos los profesionales. Por otra parte, se le sigue dando mucha importancia a los cuestionarios de los padres para llegar a un diagnóstico, (error fundamental).
El TDAH es una disfunción ejecutiva global, (un fallo de las funciones cerebrales que ayudan a desarrollar las habilidades para aprender), donde no solo están implicadas la atención y la impulsividad-hiperactividad.
El TDAH, puede ser de distinta severidad dependiendo de las funciones alteradas, (sistemas atencionales, mecanismos de memoria, procesos de control, flexibilidad cognitiva, planificación, etc.,…) y de la lentitud y eficacia de cada cerebro, por lo tanto se presupone fundamental un estudio neuropsicológico que determine el alcance en cada caso para proponer alternativas terapéuticas eficaces a todos los niveles: médico, (por el fármaco); neuropsicológico, (por la rehabilitación funcional de cada caso); psicológico, (por los problemas de conducta y alteraciones del estado de ánimo); y psicopedagógico, (por el rendimiento académico)
Estos son los tres problemas asociados o comórbidos más frecuentes en el TDAH. Un niño con TDAH no descubierto a tiempo desarrolla dificultades de aprendizaje, (que en muchos casos llega hasta el fracaso escolar), trastornos de conducta y trastornos de ansiedad.
Cuando los padres van a la consulta del psiquiatra, pediatra o neuropediatra, (dependiendo de a quien consulten porque no todos están igualmente preparados), para saber qué le ocurre a sus hijos, normalmente salen con un diagnóstico en 10-15 minutos y con una recomendación de un fármaco y se les dice, además, que ES PARA TODA LA VIDA.
Esta “barbaridad” desencadena unos sentimientos en los padres de confusión, porque nadie les explica qué es el TDAH; de miedo, porque nadie les dice qué pueden hacer además de darles el fármaco. Suelen decirles también que no se cura; les generan impotencia, porque tampoco informan de quién puede ayudarles. La presencia de ira o rabia es frecuente por la gran desconfianza que origina en los padres un diagnóstico así de rápido y falto de información, provocando en muchos padres pérdida de control con los facultativos, docentes o servicios psicopedagógicos, y es ahí donde empieza su peregrinaje buscando soluciones. Normalmente las encuentran en los servicios privados, donde también encontramos distintos niveles formativos y de actuación, (aunque sin criterios comunes), y donde finalmente se les ofrece toda la información, formación específica y tiempo para ir encontrando soluciones eficaces.
En mi opinión, existe una gran falta de concienciación en nuestra sociedad, principalmente en el profesorado, acompañado de una carencia generalizada de formación específica en desarrollo cognitivo y funcional del cerebro, que haga que puedan observar a su debido tiempo los signos de alarma para poder realizar tratamientos preventivos y adaptaciones eficaces en cada caso.
Es fundamental hacer un diagnóstico precoz. En Educación Primaria se suelen observar los primeros síntomas, por ello, se debe crear un PROTOCOLO CONSENSUADO, donde se proponga un abanico de pruebas neuropsicológicas y psicopedagógicas que sean sensibles a las disfunciones del Sistema Nervioso Central y nos ayuden a tener diagnósticos y líneas de trabajo eficaces y que den seguridad a las familias.
Por ello, necesitamos SPE´s, (Servicios Psicopedagógicos Escolares), públicos y privados ESPECIALIZADOS en orientación, atención a la diversidad y diagnóstico.
Necesitamos personal sanitario especializado, actualmente muy escaso en la sanidad pública y, sobre todo, en los hospitales de referencia.
Sería necesario crear unidades especializadas, crear servicios neuropsicológicos-psicopedagógicos en los propios hospitales que se encarguen del diagnóstico y aporten información adecuada a los médicos para que acierten con la medicación, (el medicar a ojo es una práctica muy común), y que se pueda controlar esa medicación cada 2-3 meses y no al año como suele ser habitual (por ello también falta personal sanitario entre los que se debería incluir a los psicopedagogos que acrediten formación y experiencia específica en trastornos del neurodesarrollo).
Hasta llegar a ese momento, la Consellería debería desarrollar conciertos con los centros sanitarios ya existentes que están especializados en TDAH, proponer sistemas de calidad para controlar las buenas prácticas tanto en lo público como en lo privado, y crear una unidad de inspectores eficaz que controle estas buenas prácticas realizando auditorias para que se cumplan debidamente los protocolos, tanto en sanidad como en educación.
¿Qué tratamiento se espera?
- INTERVENCIÓN EN EL COLEGIO
- Sobre las dificultades de aprendizaje. Atender al rendimiento académico.
- Sobre los problemas de conducta con los equipos docentes y con los compañeros.
- Sobre los estados emocionales: autoestima, ansiedad, retraimiento…
- Atención individualizada.
- INTERVENCIÓN CON LA FAMILIA
- Programas de orientación, pautas específicas para actividades adaptativas, (autonomía y responsabilidad personal, actitud frente a los deberes y el estudio).
- Programas de modificación de conducta y formación específica en distintas técnicas conductuales.
- Fomentar la motivación en los hijos, cuidar la autoestima y el desarrollo emocional.
- INTERVENCIÓN CLÍNICA SOBRE EL NIÑO
- Tratamiento cognitivo y conductual.
- Entrenamiento de sus funciones ejecutivas: atención, planificación, procesos de control inhibitorio, flexibilidad cognitiva, memoria de trabajo…
- Técnicas de auto instrucción.
- Habilidades sociales e inteligencia emocional.
- Coordinación de todas las actuaciones.
- Atención individualizada.
NO EXISTE LA FIGURA DE UN COORDINADOR DE TODAS LAS INTERVENCIONES. ESTO NO LO PUEDEN HACER LOS COLEGIOS SOLAMENTE, NI LOS HOSPITALES TAL Y COMO ESTÁN CONCEBIDOS ACTUALMENTE
CONCLUSIONES
- Falta de un protocolo de diagnóstico e intervención consensuado.
- Existencia de muchísimos niños diagnosticados sin criterios unificados.
- Principales vías de diagnóstico e intervención especializadas en el ámbito privado. Falta de recursos en los sistemas públicos.
- Falta de concienciación y formación del profesorado.
- La detección temprana y la atención anticipada mejora el pronóstico.
- Atención individualizada y personalizada de cada caso.
Luis Abad Mas. Psicopedagogo, Maestro y neuropsicólogo infantil. Director de los Centros de Desarrollo Cognitivo RED CENIT. Docente de Máster universitario especializado en Trastornos del Neurodesarrollo. Especialista en diagnóstico y tratamiento del TDAH. Miembro de la Junta Directiva del Colegio Oficial de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunidad Valenciana. Miembro de la Junta Directiva de la Asociación TDAH + 16.
Hay un comentario
Mi pregunta es clara frente a los doctores que sólo recetan medicación como única solución y para toda la vida (aumentando la dosis progresivamente en el tiempo en cuanto el organismo se va habituando) después de tener una breve conversación con los padres. Si mi hijo tiene 8 años (por ejemplo) y me dicen ahora que tiene TDA-H y que eso le ha estado impidiendo aprender y generar hábitos y rutinas propias de su edad, limitando su desempeño, con los problemas de conducta que eso supone…..la medicación le ayudará a partir de ahora a tener mejor atención y mayor capacidad para aprender, pero….¿Quién y cómo le enseña y le inculca todos los aprendizajes y habilidades que no ha adquirido todos estos años debido a su trastorno? ¿Quién le ayuda a des-aprender todas esas malas conductas y hábitos que derivan del TDA-H? Muchos niños necesitan entrenar de forma específica habilidades que a otros les resultan de lo más natural porque son cosas que aprendieron de pequeños. Desde las cosas más simples, como los hábitos de higiene y orden, como el manejo del tiempo o funciones superiores como memoria, cálculo y aprendizajes académicos…. Siempre digo que dar medicación cuando se necesita es como poner aceite en las bisagras una puerta muy oxidada que apenas puede abrirse y cerrarse, El aceite ayuda mucho, pero en la mayoría de casos hay que enseñar a utilizar correctamente la puerta, porque tras tantos años de utilizarla mal, o no utilizarla muchos no saben cómo hacerlo. Es por eso que un entrenamiento de las funciones afectadas (para lo cual es indispensable una valoración específica) es indispensable haya medicación o no en la mayoría de casos.