Desde RED CENIT, nos parece oportuno hacer un recordatorio sobre los conceptos básicos que constituyen el TDAH. Siguiendo con los elementos diagnósticos en el TDAH,  será fundamental valorar a través de pruebas neuropsicológicas psicométricas y neurofisiológicas tanto los mecanismos atencionales como los tres procesos de control (espera, impulsividad e interferencia) como mínimo, si bien, un estudio completo y mas adecuado, atendería a la medición del rendimiento de otras funciones ejecutivas (FE) como la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo y la planificación entre otras.

 

A continuación, os dejo un resumen de un artículo que publicó RED CENIT en 2013 en la revista de neurología. Espero que le sirva a los que comienzan ahora su andadura diagnóstica.

Las perspectivas actuales del TDAH contempladas en el DSM-V desarrollado y elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2014) y en la Clasificación Internacional de Trastornos Mentales de la Organización Mundial de la Salud (CIE-10), aunque no muestran un consenso total, coinciden en los tres síntomas nucleares del trastorno (inatención, hiperactividad e impulsividad) y en la persistencia de los mismos a través del tiempo y en diferentes contextos.

En ambas clasificaciones, la sintomatología básica engloba problemas atencionales, de hiperactividad y de impulsividad, distinguiéndose tres subtipos de TDAH.

          Predominio Inatento (TDAH-I) donde la inatención es considerada una manifestación esencial del trastorno. Estos niños tienen dificultades en todos los tipos de atención (sistema pre atencional, atención sostenida, atención selectiva, atención dividida, atención conjunta, etc…) destacando los problemas en mantener la atención (sostenida). Los niños con deficiencias atencionales no las presentan en tareas que suscitan su interés como ver la televisión, jugar o ante tareas nuevas o de poco estrés por lo que no se consideran absolutas (Miranda, A.). Sin embargo, tanto los profesores como los padres hablan de serias dificultades cuando, los niños con deficiencias atencionales, tienen que hacer una tarea doméstica o escolar que requiera un esfuerzo mantenido. Las manifestaciones de problemas de atención suelen darse en situaciones académicas, laborales o sociales, ya que, pueden no prestar atención suficiente a los detalles o cometer errores por descuido. Las tareas suelen estar descuidadas, sin reflexión y mal presentadas, por las dificultades que presentan para terminar una tarea y persistir en ella hasta la conclusión de la misma. También suelen estar en su mundo, tener la mente en otro sitio o como si no nos escucharan lo que se les está diciendo. En muchas ocasiones no siguen instrucciones u órdenes, desarrollando problemas de planificación u organización siendo incapaces de terminar una tarea antes de comenzar otra nueva. Es muy frecuente que los niños con TDAH presenten altos niveles de interferencia, a menudo se fijan mas en estímulos irrelevantes como ruidos o movimientos de los compañeros que en la tarea propuesta, suelen ser tremendamente olvidadizos tanto en sus actividades cotidianas como sociales no escuchando a los demás, cambiando de tema frecuentemente y en el juego no seguir las normas o detalles propios del juego. Todo esto, es interpretado tanto por los padres como por los profesores como un mal comportamiento consciente en controversia a su dificultad para autorregularse o motivarse, lo cual, deteriora la relación vincular con los niños.

          La hiperactividad está presente en niños que muestran inquietud, niños que corren demasiado, saltan en situaciones inadecuadas, no están tranquilos en actividades de ocio, en definitiva, tienen “el motoret” encendido permanentemente. La hiperactividad, de hecho, varía en función de la edad y del nivel madurativo del niño compensándose a partir de los 12 años. Los preescolares tienen conductas mas constantes, no paran de moverse y de tocarlo todo, trepan por donde pueden, se cuelgan de armarios, ramas de los árboles, saltan sobre los muebles, en el colegio, se levantan mas de la cuenta, ya que tienen dificultades para mantenerse en su asiento y se retuercen en él, incluso presentan niveles de movimiento mas altos durante el sueño.

          La impulsividad delata a los niños con TDAH en forma de precipitación, no son capaces de reunir toda la información que necesitan para dar una respuesta y la dan antes de tiempo haciendo un procesamiento de la información demasiado rápido e ineficaz, o sea, mantienen una dificultad en los mecanismos de control inhibitorio en los procesos ejecutivos. Los niños con impulsividad pueden mostrarse impacientes, con dificultad para esperar su turno, interrumpir, molestar, no atienden a normas, interrumpen conversaciones y las inician en momentos que no toca, se meten en situaciones de los demás, pueden apropiarse de objetos de otros, son los “graciosillos o payasetes” a quien todos les ríen las gracias hasta que dejan de reírselas por ser demasiado pesados, en general son niños que no tienen sensación de peligro, suben por sitios sin ver el riesgo y actúan sin pensar en las consecuencias de sus actos.

Luis Abad, director de RED CENIT