Aprender a leer es el primer reto al que se enfrentan los niños. El grado de éxito que obtengan condicionará en gran medida su futuro escolar. Este proceso es complejo y a algunos niños les lleva más tiempo, esto no significa que sean menos inteligentes, simplemente necesitan más práctica, tiempo y apoyo adicional para conseguirlo. Cuando comienza el aprendizaje de la lectura es habitual que cometan errores, pero si estos persisten a medida que se va avanzando escolarmente (se estima que al finalizar 3º de Primaria debe estar consolidada), se debe intervenir sobre las posibles causas del problema.
Existen algunas señales que nos pueden alertar de la presencia de dificultades en el desarrollo de las habilidades lectoras. Hay que estar atentos a ellas.
- Lectura bradiléxica o muy lenta, sucede fundamentalmente en la lectura de forma oral. Esto hace que el niño pierda la comprensión de lo que está leyendo, en estos casos se recomienda lectura silenciosa e ir realizando entrenamientos con la oral para ir mejorando la velocidad.
- Lectura taquiléxica o demasiado rápida, lo que lleva a que el niño invente palabras o frases a partir de la información que va captando. Cuando esto suceda, a la hora de leer delimitaremos las oraciones e insistiremos en prestar especial atención a los signos de puntuación.
- Lectura silábica, sucede cuando el niño dirige todo su esfuerzo y atención a la decodificación de las sílabas pasando por alto el significado de lo que está leyendo.
- Lectura disrítmica, efectúa cambios bruscos en la velocidad lectora (bradiléxica y taquiléxica)
- Lectura mnésica, en este caso el niño realiza una pseudo lectura, es decir cuando le pedimos que lea un texto de nuevo lo hace de memoria.
- Lectura imaginativa, el niño inventa la lectura tomando como referencia la primera palabra o las ilustraciones que acompañan al texto.
Se debe observar si realiza adiciones de letras a las palabras, sustitución de unos sonidos por otros , si sigue la lectura con el dedo para no perderse o si se cambia de fila al hacerlo, debe realizar las pausas en las comas y puntos y hacer correctamente las exclamaciones e interrogaciones para dotar de sentido lo que se está leyendo.
Pero además de estas dificultades en el aprendizaje de la lectura a nivel de ejecución, también existirán otras dificultades que afecten significativamente a la comprensión de lo leído a nivel de:
- Comprensión de palabras y frases.
- Dificultades para concretar la idea principal o para recordar detalles relevantes.
- Falta de conciencia de la estructura del texto.
- Dificultad para realizar un resumen con las ideas principales.
- Dificultad para distinguir entre lo real y lo ficticio
- Escasa capacidad a la hora de realizar inferencias.
- Problemas para interpretar las relaciones establecidas entre los diferentes elementos del texto.
Una vez realizada la evaluación acorde con la edad del niño y establecido un diagnóstico psicopedagógico procedemos a la intervención. La intervención de las dificultades en el aprendizaje de la lectura debe ser individualizada y diseñada a partir del diagnóstico realizado previamente. Recordemos que los trastornos de la lectura no tienen su base en un déficit intelectual o falta de voluntad por aprender, por eso debemos utilizar estrategias motivadoras que favorezcan el gusto por la lectura.
Algunas recomendaciones para los padres son: leer cuentos en voz alta a los niños o leer alternando el turno por palabras o frases e incluso leer los dos juntos en voz alta; visitar la biblioteca y que sea el niño quién escoja el libro suele resultar muy gratificante , comentar las ilustraciones…
Con el apoyo necesario y fomentando una actitud positiva, poco a poco irán afianzando la lectura y será entonces cuando el niño experimente el verdadero placer de leer .
Amparo Ibáñez Orrico, es pedagoga en Red Cenit