Las autolesiones en los adolescentes se han incrementando en los últimos años y esto está generando una gran preocupación social por las consecuencias negativas que tienen en los chicos y chicas y en sus familias. Actualmente los estudios que tenemos en población europea joven indican que casi un 30% de los adolescentes habrían, en algún momento de su vida generado, una conducta autolesiva.
La propagación y el contagio de las autolesiones es muy común entre el grupo de pares en la adolescencia actualmente, y las redes sociales, como nuevo medio de comunicación e interacción social, han contribuido en gran medida a ello.
Las autolesiones son daños que la persona se provoca voluntariamente en su cuerpo sin intención de suicidarse. Suele ser un acto compulsivo del que no se tiene el control y que cuesta parar.
Si bien las lesiones pueden ser menores, en ocasiones pueden ser graves. Pueden dejar cicatrices permanentes o causar serios problemas de salud. Las autolesiones en los adolescentes que son más frecuentes son: cortarse la piel, quemarse, golpearse, morderse los labios o los dedos o pellizcarse.
No existe una única causa que justifique o explique que una persona se autolesione. Normalmente es el resultado de múltiples factores que se relacionan con una baja autoestima, altos niveles de impulsividad, ansiedad y una falta de recursos para regular las emociones de una manera funcional y sana.
Las principales causas para llevar a cado este tipo de conductas son:
- Generar una sensación de bienestar emocional: Cuando se siente dolor físico, se desprenden endorfinas (opiáceo endógeno que genera un efecto central analgésico, que a su vez se relaciona con un efecto relajante y ansiolítico), y por tanto, después de hacerse daño físico la persona siente un cierto placer o bienestar temporal, se bloquean los pensamientos y las preocupaciones y dejamos de sentir emociones que nos desbordan como tristeza, rabia, aburrimiento. Esto hace que se tienda a repetir el acto cada vez que se encuentre en una situación similar de malestar psicológico.
- Dificultades para hablar sobre qué les está pasando a nivel emocional que les hace sufrir como, por ejemplo: sus amigos, sus padres, la presión que sienten ante la vida, su cuerpo, la baja autoestima, las relaciones sentimentales, la sexualidad….. Los adolescentes que no tienen la capacidad de expresar abiertamente por lo que están pasando pueden utilizar las autolesiones como una forma de comunicar un malestar.
- Baja capacidad en la resolución de conflictos o tener conflictos difíciles de resolver y no tener al apoyo de un adulto que le guíe.
Estas son algunas recomendaciones de actuación ante las autolesiones en los adolescentes:
- No actuar con mucha alarma ni con mucha desesperación, ya que la excesiva protección o alarma va a generar en los adolescentes un malestar mayor, van a sentir culpabilidad y vergüenza y esto va a generar emociones negativas perpetuando la conducta de utilizar las autolesiones como vía de escape.
- Enseñar que en la vida los problemas ocurren.
- Trabajar la tolerancia al malestar. En la vida tenemos que aceptar que no siempre vamos a sentir alegría, que a veces sentiremos tristeza, rabia, miedo, y no pasa nada. Vivimos en una cultura de excesivo hedonismo, en la que buscamos el bienestar constante y eso es un utopía, no se puede ser feliz constantemente.
- Enseñar estrategias alternativas para liberar el malestar. No pasa nada por llorar no pasa nada. Hay que hacerlo, pero no debemos dejarnos llevar por la emoción todo el día.
- Generar formas de comunicación efectivas. Ser capaz de comunicar cuando algo me molesta o detectar cuando algo me está molestando.
Las personas que se autolesionan no suelen buscar ayuda porque se avergüenzan de lo que hacen y lo esconden. Quien lo hace es porque esa autolesión se hace frecuentemente o interfiere en su vida de forma significativa.
La detección precoz de las autolesiones en los adolescentes es muy importante para la posterior intervención y la aplicación de herramientas y medidas preventivas tanto en el sistema familiar, en el social y en el académico.
Reyes Martínez Borondo, Psicóloga Clínica, en Red Cenit Valencia